El reloj se detuvo a las dos de la mañana. La habitación se empezó a impregnar lentamente con el frío aire de la noche. Una brisa recorrió mi cuerpo en forma de escalofrío. Desperté en medio de la oscuridad absoluta. Confundido, miré por la ventana y observé una ciudad sin luz, bañada en una tranquilidad casi absoluta y espectral. Prendí la radio. Ahí fue cuando me enteré de que el sol simplemente no había vuelto a salir. Era mediodía y el cielo estaba tan oscuro como si fuera media noche. En las calles podía observar movimiento, pero no lograba distinguir nada.
En la radio decían que teníamos que tomar agua, pero nunca explicaron por qué. Yo obedecí ciegamente sin saber todo lo que en ese momento estaba pasando y todo lo que pasaría después.
Algo había caído del cielo. Unas criaturas amorfas y viscosas llegaron desde las estrellas, nos quitaron la luz solar y empezaron a matar a nuestro planeta. Pero no buscaban un lugar donde vivir, sino un lugar donde esconderse. Ellos, los suplantadores, eran seres que podían tomar la forma de nosotros los humanos. Empezaron a actuar como nosotros. Acabaron con millones de personas alrededor del mundo y tomaron la identidad de todos ellos.
Más tarde que nunca entendí que lo hacían para escapar de un horror cósmico que los perseguía, y que ahora estaba aquí. Se blandía imponente sobre nosotros, moviendo sus tentáculos de forma grotesca. No habitaba en esta realidad, pero si podía asumir una forma física. Aquella criatura me habló y me mostró como terminar con todo, pero mintió. Ahora, la humanidad estaría extinta de no ser por mí, el último ser humano sobre la tierra. Ahora, en un mundo como este, me pregunto si el monstruo soy yo, o ellos.
VI
Entonces la niña me miró y extendió su mano. En su palma había una especie de artefacto, que rápidamente reconocí como la nave en la que llegaron los suplantadores.
-Es momento de que elijas tu destino.
Pero dudé. Ya no podía seguir confiando. Esto fue lo que llevó a la humanidad a la extinción, y lo que me llevó a mi hasta este momento. Aparté la mano de la niña con un fuerte golpe, y la pequeña nave cayó de su mano. Ella solo bajó el brazo y me miró con unos ojos que penetraban más allá de mi mente. No dijo nada, y aquello me hizo pensar si ella entendía de emociones o sentimientos, o si para ella la vida no era más que un concepto insignificante.
La niña simplemente desapareció. Miré a mi alrededor, pero solo me encontré con los troncos de los árboles muertos en medio del sombrío bosque. En el suelo estaba la pequeña nave, que no era más que una esfera metálica con una enorme hendidura a la mitad de esta. La tomé y la observé. Era mi oportunidad de irme de este planeta. Pero ¿a dónde? ¿a dónde iría? En ese momento entendí que la idea de huir me aterraba más que quedarme.
Me hubiera quedado ahí, de pie, pensando durante horas la decisión que tomaría, pero una docena de gruñidos y gritos provenientes de todas partes llamaron mi atención. Entonces, la más pura sensación de horror absoluto invadió todo mi cuerpo. Fue cuestión de segundos para entender que, sin humanos, las criaturas buscarían nuevamente huir. Y entonces la historia se repetiría en otro lugar del universo, e incluso es hasta posible que todo esto ya haya ocurrido. Y aunque estuve tentado a huir, tomé la decisión de que, sin importar nada, no dejaría que me convirtiera en uno de ellos. Esto tenía que terminar en este momento.
Podía escuchar a muchas de esas criaturas acercándose de forma desesperada. Los sonidos provenían de todas partes, como si centenas de esas criaturas hubieran surgido de debajo de la tierra. Pero estaba solo, y ya no tenía nada que perder. Corrí en la dirección en la que había venido, de regreso a la ciudad. Cuando salí del bosque pude ver a tres de esas criaturas caminando de una forma grotesca en dirección hacia mí. Era claro que aún pretendían hacerse pasar por nosotros, en un intento desesperado por sobrevivir el mayor tiempo posible.
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Lo que cayó del cielo
Science Fiction"Y Dios dijo: hágase la oscuridad; y el sol desapareció. Y los otros cayeron del cielo para propagar caos y destrucción. Y ante mis ojos, la muerte". Un destello surcó el cielo. El sol ha desaparecido. Y, entre la oscuridad, aparecieron varias cria...