Sueños

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CAPÍTULO ANTERIOR:

Me pare de la cama entrando al baño, mi cuerpo ya no era el de un niño, mi cabello ya no era algo, mi piel ya no era suave, e incluso en el brazo derecho tenía un tatuaje, hace más de tres años que me había ido de casa para vivir mi vida, por ahora me quedaba en el departamento de mi hermana mayor, pues con su trabajo y su novio se la pasaba muy poco en casa y siempre en el de él.

Me empecé a desvestir para prepararme para el trabajo, pues yo no era como los otros donceles afeminados, y definitivamente, iba a romper ese estereotipo en la sociedad.

CAPITULO DE HOY:

Salí de la ducha con solo una toalla en mis caderas, al abrir la puerta del baño el vapor de la ducha salió esparciéndose por toda la recamara, me vestí lo más sencillo que pude, pues al llegar me tocaba cambiarme y ponerme el uniforme, tome unos shorts negros, una franela naranja con el símbolo de una hoja y unos zapatos deportivos negros.

Recorrí la habitación con los ojos antes de irme asegurándose que todo estuviera en su sitio, el paño naranja guindado en la puerta para que se secara, la cama con los edredones beige bien tendida, la ropa sucia en una cesta blanca, y la limpia ordenada en el armario blanco, los colores en la habitación son neutros, todo lo contrario a los alocados colores de mi ropa.

El televisor en la pared bajo el aire acondicionado, y el pequeño escritorio junto a la ventana con la mejor vista de Tokio, podía pasar años frente a ella y nunca cansarme, pues al venir de un pequeño pueblo, tan pequeño que no sale en los mapas, tan pequeño que conoces a todos desde que naces, tan pequeño que no hay muchas cosas por ver, que al llegar a la ciudad, te das cuenta de lo vasto que puede llegar hacer el mundo exterior.

Salgo del apartamento y tomo el bus, el calor puede ser tan sofocante que sientes que te ahogas, a pesar de haberme echado una ducha antes, siento el cuerpo pegajoso, las gotas de sudor resbalan por mi cuello hasta llegar a mi franela haciendo que esta se pega a mi cuerpo, puedo notar como algunas chicas se me quedan viendo con las mejillas sonrojadas, sonrió con arrogancia, ¿Quién dice que los Donceles no podemos ser sexys?

Me bajo en mi parada, y camino al local, entró por la puerta de atrás y voy directo a los vestidores, empiezo a cambiar cuando la puerta se abrió y dejo ver a mis compañeros riendo y bromeando entre ellos.

– ¡Hey! Naruto, ¿Cómo te va el maravilloso día de hoy? – preguntó uno de los chicos Lee, él es el chico más enérgico que ha conocido, siempre trabaja doble turno, aunque al principio le pareció pesado, después descubrió que en su familia solo eran él y su padre, el cual estaba en silla de ruedas después de un accidente, definitivamente Lee es un gran chico – La flor de la juventud nos llama el día de hoy.

Aunque sus circunstancias no cambian el hecho de que si era un pesado.

– Lee, es muy temprano... que fastidio – Ese es Shikamaru, que a pesar de que ve a simple vista que es muy perezoso, es el más inteligente del grupo.

En su niñez fue campeón de shogi, pero él nunca quiso dedicarse a eso como profesional, para ser realistas, si yo tuviera su inteligencia no estaría en un trabajo como este, pero él siempre dice que esto es menos aburrido y tedioso, aunque no sé a qué se refiere sé que es un desperdicio de su inteligencia.

Entre todos nos pusimos hablar sobre todo un poco, estar con ellos era muy divertido, mientras Shikamaru nos cuenta como un doncel se le declaro, pero que lo rechazo por que le parecía muy aburrido tener pareja, aunque él dice eso siempre se la pasa con Temari, una de las chicas del trabajo, todo el mundo ha aceptado que son la pareja perfecta menos él.

Terminamos de hablar y salimos de los vestidores, muchas de las chicas que trabajan aquí ya ejercían su labor, cuando lo vi, a él, nuestro pervertido jefe, siempre con las chicas hacía comentarios indecentes, a los chicos los ignoraba, menos a mí.

NO soy un doncel afeminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora