Amigos

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CAPÍTULO ANTERIOR:

Observe la mirada de mis amigos y entonces lo entendí, los Donceles nunca seremos iguales a ellos, todos desviaron la mirada como si nada pasara, esa era la misma mirada que en sus años de infancia, sus amigos le había dedicado, una mirada de rareza como si fuera una especie de alíen o alguna exhibición.

Me mordí el labio, me dirigí a los vestidores, me cambié lo más rápido que pude y salí como alma que persigue el diablo.

Lo último que pudo escuchar salir de las personas a quien él consideraba sus amigos fue - Empiecen a trabajar, la próxima entrega es para un varón llamado Sasuke Uchiha...

CAPITULO DE HOY:

- ¡Sí! ¡Por supuesto! Eh... claro... entiendo... no, gracias a ustedes, adiós - suspire, este ya era la tercera propuesta de trabajo que me rechazan, dejo el teléfono en el piso y me recuesto en el mueble, apoyó la cabeza entre los cojines y observo el techo, ya había pasado varios días, necesitaba un trabajo urgente, no podía seguir así...

No te rinda Naru, sé que puedo encontrar algo, me animo y tomó el periódico, sigo buscando alguna oferta de trabajo, remarcó dos nuevas y tomó un sorbo de té verde antes de seguir.

Mi teléfono suena y lo veo con esperanza de que sea Ino, pero al ver en la pantalla el nombre de Shikamaru no lo pienso dos veces antes de colgar, suspiro y sigo con lo mío, recibo un mensaje del otra vez, quieren verme, dudo unos segundo pero nunca he sido un cobarde y no empezaré hoy, tomo el teléfono y le devuelvo la llamada, finiquitamos el lugar y salgo para encontrarme con ellos.

Nunca he tenido muchos amigos, y menos después de lo que pasó anteriormente, pero cuando los conocí hace años nunca pensé que evitarían mirarme como lo hicieron.

Shikamaru

Toda la vida siempre me ha parecido tedioso, aburrido, sin significado la verdad, me gusta la tranquilidad, el silencio y los juegos de estrategia, sé que a simple vista me veo muy perezoso, puedo presumir de ser el más inteligente del grupo.

En mi niñez fui campeón de shogi, aunque eso para mí solo era una pasatiempo para jugarlo con mi viejo, y aunque mi madre soñaba con verme como un jugador profesional ere son era mi más grande anhelo, lo único que yo quería es una casa en el campo, lejos de las multitudes, pero para cumplir ese objetivo primero tendría que ganar dinero y frente a mi casa hay una compañía de mudanzas, así empecé a trabajar allí.

El otro día, saliendo de ver una película con Temari, ella fue al baño y justo un problema se paró frente a mí, con sus manos juntas, mirando al suelo sin poder reunir el valor de mirarme a la cara, suspiré y espere a que terminara, en verdad que esto es una total pérdida de tiempo.

El doncel se armó de valor y se me confesó, sin ganas de dejarle alguna pequeña pizca de esperanza lo rechace, por ser así, es que odio a los donceles, les falta carácter, determinación, confianza... como Naruto, si como el... espera, ¿Por qué pienso en ese idiota? Suspire llevándome la mano al cabello, todo esto es demasiado problemático.

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Entonces lo vi, con el ceño fruncido, la cara roja y uno que otro hematoma regado por su rostro, tenía la camisa rasgada, sin botones, estaba agitado viéndonos.

- Por esa razón no me gusta contratar a Donceles, les haces un favor y ya creen que son especiales, y como te rechacen ahora te haces la víctima, todos los Donceles no son más que unas putas... - fue lo último que dijo, pues se terminó de desmayar cuando Naruto le dio un golpe.

NO soy un doncel afeminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora