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Brianna bufó molesta, apartando a base de patadas aquellas mantas en las que se envolvía cada noche y que sin saberlo apartaba entre sueños, totalmente ajena al motivo por el que siempre despertaba tapada hasta la nariz, protegida del frío.
Se sentó en la cama, llevaba despierta desde hacía un rato y aburrida, esperaba a que él se dignase a entrar por la puñetera puerta mientras escuchaba como su estómago se rebelaba contra ella y esa espiral de autodestrucción en la que se encontraba inmersa.
Hizo una mueca al pensar en el Soldado, en ese idiota que había ignorado cada una de sus provocaciones.
Nada de lo que ella hacía parecía molestarle en lo más mínimo, e incluso, no volvió a insistir en que comiese. Entraba, dejaba un plato y un vaso y se iba con prisa, luego regresaba, callado y sin apenas mirarla, sumido en algo que solo él sabía y que provocaba aún más la rabia de Brianna.
Porque mientras ella merodeaba dentro de esa habitación apagada y helada, caminando de una pared a otra como un animal enjaulado, él parecía estar bien con su existencia.
Callado y tranquilo, obviando por completo a Brianna y su actitud.
― Oye mercenario ― abrió la puerta molesta, dispuesta a reclamar su ya no tan odiada avena ― ¿mercenario? ― calmó el tono de su voz. No había ni rastro de él. Estaba sola y sin entender porqué.
Salió fuera sin miedo, definitivamente ya no quedaba prácticamente nada de esa muchacha que hace dos meses luchaba con todas sus fuerzas por ocultar el miedo desbordante que sentía.
Llegó hasta la cocina, nunca había estado en esa parte del búnker. Entró y empezó a revolver por los armarios, buscando algo con el que matar el hambre que tenía, pero después de abrir todos los cajones y de inspeccionar en cada armario, no encontró nada.
Gruñó molesta, colocando una mano sobre su cadera, pensado en lo irónica que era esa escena. Justo cuando ella quería comer, no había comida.
Escuchó un ruido detrás de su espalda, giró y ahí estaba el Soldado, parado bajo el marco de la puerta, sujetando entre sus brazos un par de bolsas de papel que a simple vista se veían pesadas.
Ninguno habló, el Soldado suspiró, apartó la mirada y con el ceño fruncido empezó a colocar las provisiones que había comprado. Brianna lo observó curiosa, moviéndose sigilosamente hasta la entrada de la cocina. Estudió su expresión encontrándola preocupada y nerviosa, puede que estresada también y negó con la cabeza, recordándose a sí misma que nada de lo pudiese pasar con él era de su incumbencia, ni mucho menos debía de preocuparle.
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𝘼𝘽𝘿𝙐𝘾𝙏𝙄𝙊𝙉 ━ 𝘾𝙝𝙖𝙨𝙞𝙣𝙜 𝙁𝙧𝙚𝙚𝙙𝙤𝙢 ≡ 𝘉𝘶𝘤𝘬𝘺 𝘉𝘢𝘳𝘯𝘦𝘴
FanfictionEl Soldado ha escapado. Es libre, pero el mundo no lo dejará respirar tranquilo. Lo buscan, por todas partes, vivo o muerto. El mundo lo busca. Su cabeza lo controla. Camina por las calles, pero sigue siendo el mismo prisionero. Sus demonios inter...