Persecución

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Mientras sus jefes peleaban sin parar ellos los miraban atentos, ya se sabían las rutinas, el pelo azabache iba a intentar capturar al rubio, pero simpre era la misma, el rubio se dejaba capturar un rato y depues huía del azabache haciendo que se enojara más. ¿Como era que un mocoso le ganaba?, siendo la mejor mafia de Japón deberían de haber podido capturarlo desde hace mucho, pero no, este siempre se las ingeniaba para poder huir de sus brazos.

Hasta un punto estaba harto de perseguir al menor y no tenerlo bajo suyo gimiendo pidiendo más y más, pero era divertido y exitante el perseguirlo, en algunos casos, ya que este solía salir lastimado (golpes de su querido rubio). De la nada Asami pudo acorralar contra la pared a Akihito, sus subordinados se quedaron asombrados, ¿por fin el rubio se había dejado atrapar o era otra de sus jugadas?

- Te haré estar debajo de mí gimiendo mi nombre una y otra vez - Roso sus labios que ya se encontraban un poco abiertos esperando al contrario

- Suena tentador... - Hizo una seña con los dedos haciendo que sus hombres se movieran - No corres con tanta suerte

Se deslizó entre los brazos del mayor y salió del agarre de este, dejándose libre nuevamente y así empezó a huir del lugar, donde se empezaba a escuchar las sirenas de las patrullas. Los dos jefes de las mafias dieron rápidas órdenes y salieron lo más de prisa del lugar.

- Señor Asami, ¿quiere que los sigamos? - Este río ligeramente, estaba tan cerca de probar nuevamente esos apetecibles labios color cereza

- Esta bien, lo dejaremos por hoy - Este asintió a lo dicho de su jefe, llevándolo a la empresa


- Señor, es todo por hoy, no queda nada más por hacer - Informo su mano derecha al a ver terminando todo los pendientes

- Esta bien, vayamos a descansar - Tomo sus cosas y salió del lugar

- Señor Asami, se acaba de confirmar que Tabaka-Sama salió en un vieja de negocios - Asintió a lo dicho, pero algo le decía que no confiara tanto en eso

Algo había extraño en eso, aunque Kirishima nunca le había fallado menos se había confundido con la información, así que no le tomó tanta importancia. Ahora que lo pensaba no podría jugar al gato y al ratón junto con su lindo niño mientras está afuera, sería aburrido esos días sin él.

- Llegamos señor - Bajo del auto para entrar a su departamento y saludar a uno que otro de sus hombres que se hallaban de guardia

Abrió la puerta de su departamento, dejó sus zapatos en la entrada cambiándolos por unas sencillas pantuflas, se adentro en la sala, donde estaban las luces prendidas, que él recordará no dejó las luces prendidas. Sacó su arma y empezó a caminar sigilosamente a la cocina, donde se podían escuchar unos pequeños ruidos. Abrio lentamente la puerta quedando sorprendido, la estufa estaba prendía con una cazuela en ella mientras algo de ramen se cocinaba. Y un rubio estaba sacando cosas del refrigerador mientras traía un delantal y tarareaba una canción; una melodia hermosa para los oídos del azabache, si así cantaba, ¿como se escucharian sus gemidos?

- Veo que ya llegaste - El rubio dijo con una sonrisa mientras empezaba a picaba vegetales - Hice udon y ramen no se si te guste

Asami estaban algo confundido, ¿como había entrado a su departamento?, ¿por qué estaba ahí?, ¿por qué le hacía de comer?, ¿qué era lo que quería?, ¿no estaba alucinando?, se acercó al rubio y con delicadeza tocó su mejilla, a lo que Akihito respondio con una sonrisa y apegando más su mejilla en la mano de Asami. Si alguien viera esa escena no podrían creer que fueran jefes de la mafia.

- ¿Por qué estas aquí? - Pregunto por fin Asami

- ¿Hay algun problema con eso?, quería verte, estoy cansado de que no puedas atraparme, así que decide venir a tus brazos - ¿Estaba seguro de que no era un sueño?

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