Porque Kageyama era un principiante en el amor, no sabía como besar o si quiera dar un cumplido a la persona que le gusta y ahora que estaba enamorado de su senpai intentaría dar de todo de si para que ella dejara de decirle "virgen" y le correspond...
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Un rincón del gimnasio estaba rodeado de un aura oscura y deprimente, un aura que llamaba la atención de todos los que estaban en aquel lugar.
Algunos lo miraban con lástima, otros con burla y uno que otro con preocupación.
— ¿Qué le pasa?
El entrenador decidió preguntar al notar que seguramente Kageyama no funcionaría bien en el entrenamiento con esa actitud que un poco más y parecía que se tiraría de la azotea.
— Ayer le rompió la nariz a T/n-chan. — Respondió Suga con una sonrisa algo incómoda al notar como Hinata, Tanaka y Nishinoya se aguantaban la risa con malos resultados.
Aunque Tsukishima se burlaba abiertamente en el rostro de Kageyama que solo miraba sus zapatos con un rostro serio preguntándose por qué le rompió la nariz a su senpai.
— ¿Le rompió la nariz...? ¡Que dije sobre los balones fuera del gimnasio! — Miró con enfado a Kageyama y a Hinata haciendo que él último se tensara.
— ¡No fue un balón! — Se defendió rápidamente el pelinaranja. — ¡Bakayama le rompió la nariz al intentar besar a senpai! — Gritó haciendo que el más alto lo mirara de forma mortífera.
— ¡C-Cierra la boca, boke! — Gritó Kageyama con furia antes de hundirse aún más en si mismo. — T/a-senpai me debe odiar...
— ¿Cómo no hacerlo? Le rompiste la nariz. — Tsukishima soltó una risa.
— ¿Es en serio? — Ukai le miró incrédulo y el menor asintió. — En verdad... Ella tenía razón, eres un virgen.
— ¡Entrenador! — Suga lo miró de forma regañante y el contrario suspiró.
— ¡Encuentren una forma de arreglarlo! ¡Quiero un armador no un mendigo! — Apuntó a Tobio el cual parecía que en cualquier momento se ahorcaría con su chaqueta. — ¿Por qué son tan problemáticos...?
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Sugawara llevaba quince minutos exigiéndole al capitán del equipo que aconsejara a uno de sus cuervitos sin éxito alguno, pero algo debía hacer.
¡Su mejor amiga estaba entrando en una crisis amorosa y su cuervito en un cuadro depresivo!
— ¡Daichi! — Suga insistió y el contrario suspiró agotado hasta que se decidió a ir donde Kageyama. — Mis plegarias a Asahi funcionaron, gracias Asahi. — Agradeció al contrario que lo miró confundido.
— ¿De nada...?
— Kageyama.
— ¿ ... ? — El de cabellera oscura elevó la mirada y Daichi le sonrió mientras miraba al horizonte... Bueno a la pared del gimnasio.
— Romperle la nariz a una chica en tu primer beso es normal, no te preocupes.
— ¿Lo es?
— No, nunca había oído algo tan ridículo. — Admitió recibiendo un suspiro de decepción. — Pero lo que si sé es que hay sólo una forma en la que siempre lograrás que T/a T/n te perdone. — Al decir eso el menor lo miró con cierto interés.
— ¿La hay...?
— Dos palabras; Manga nuevo.
Al oír eso Kageyama se levantó de golpe dispuesto a salir a comprar, pero entonces se detuvo antes de siquiera dar un paso y miró a Sawamura en silencio.
— ¿Es enserio? Te acabo de dar un buen consejo ¿Sabes? — Kageyama siguió manteniendo silencio. — Más te vale dar todo de ti en el entrenamiento. — Se acercó a su bolso y le tendió unos billetes. — No pidas más.
— ¡Sí, capitán! — Kageyama asintió y estaba por salir corriendo, pero Daichi lo agarró del cuello de su ropa con una sonrisa tenebrosa.
— ¿Acaso no piensas entrenar, Kageyama?
— ¿E-El manga?
— ¡Kageyama, a entrenar!
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