Epilogo

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Tres años habían pasado desde la historia que ha sido contada. Ahora Steven no estaba junto a ellas, y ninguna de las Gemas de Cristal sabía de su actual paradero después de marcharse de Beach City a sus 16 años de edad. Ahora Lapis y Peridot vivían juntas en una casa en Little Homeworld, intentando replicar su pasado en el granero. Una noche, Peridot estaba en la cima de la montaña de Beach City, observando solitariamente las estrellas con una pequeña guitarra acústica en sus manos, cuándo sorpresivamente, Lapis se asomó por su espalda y se sentó a su lado. Peridot parecía un poco incómoda por la aparición de Lapis.

- Hola, Peridot. – Le dijo con una voz risueña. - ¿Qué estás haciendo aquí?

- No lo sé, la verdad. – La voz de Peridot sonaba intranquila por alguna razón. - Supongo que el sonido del mar me ayuda a pensar.

- ¿Y en que estás pensando?

Peridot se sonrojó al escuchar la pregunta de Lapis, y intentó evadir la respuesta, algo de lo que Lapis se dio cuenta.

- En... nada, realmente.

- Hey, Peridot, ¿Te acuerdas hace tres años me dijiste que querías fusionarte conmigo? – Las palabras de Lapis hicieron que Peridot se sonrojase aún más. - ¿Es eso en lo que estabas pensando?

- ¡No! Claro que no. Ya ni me acordaba de eso, jeje...

- Entonces, ¿En que estabas pensando antes de que viniese?

- ¡En música!

Peridot dijo la primera palabra que se le vino a la cabeza y que podía tener el más mínimo sentido, aunque Lapis no lo vio de esa forma.

- ¿En música? – Le preguntó extrañada.

- ¡Si, en música! – Aunque Peridot estaba más ajetreada y sonrojada que antes, parecía que el repetir la palabra "música" la hacía estar más segura. – Mira, Steven me dio su vieja guitarra antes de irse. Me dijo que podría darle un buen uso y bueno, he estado practicando.

- Pero, si a ti nunca te ha interesado tocar un instrumento...

- Bueno, ¿Pues por algún lugar se tiene que empezar, no?

Viendo que Peridot estaba completamente segura de lo que decía, Lapis cambió su rostro de extrañeza a uno de ternura, pues veía a Peridot muy emocionada con respecto al tema de la guitarra.

- Entonces, ¿Has aprendido a tocar algo ya?

- Bueno, aún estoy empezando...

- ¿Puedo escucharlo?

La pregunta de Lapis tomó por sorpresa a Peridot, quién volvió a sonrojarse y a tener dudas del que hacer.

- ¡Por favor!

- Vale... - Es posible que la dulzura con la que Lapis le había pedido que la dejase escuchar tuviera algo que ver con que Peridot aceptase tan rápidamente.

Dicho y hecho, Peridot sacó la pua que tenía en su bolsillo, y se colocó la guitarra en posición de tocar. Afinó algunas de las cuerdas, probó a tocar algunas notas, e intentó dejar de lado sus crecientes inseguridades:

- Bueno, es una... vieja canción que Greg me enseñó... de un cantante que ya está muerto, se llamaba Johnny...

- ¡Tócala ya, venga!

Peridot vio que todo estaba en orden, y dejó de pensar en lo que podría salir mal, para pensar en como podría hacerlo bien, y en como hacer que Lapis quedase sorprendida. Empezó a tocar la canción lentamente, y conforme fue ganando confianza, las notas empezaron a sonar más fuertes, mejores y empezaron a captar la atención de Lapis. La canción parecía una balada de country, uno de esos temas que se escucharan en una hoguera de campamento, una tarde de amigo, o en este caso, en una noche bajo las estrellas. Y ahora que ya había dominado el instrumento, Peridot empezó a cantar, con una voz angelical, una de las pocas canciones que conocía:

- I keep a close watch on this heart of mine

I keep my eyes wide open all the time

I keep the ends out for the tie that binds

Because you're mine, I walk the line

 I find it very, very easy to be true

I find myself alone when each day is through

Yes, I'll admit that I'm a fool for you

Because you're mine, I walk the line

As sure as night is dark and day is light

I keep you on my mind both day and night

And happiness I've known proves that it's right

Because you're mine, I walk the line

You've got a way to keep me on your side

You give me cause for love that I can't hide

For you, I know I'd even try to turn the tide

Because you're mine, I walk the line

I keep a close watch on this heart of mine

I keep my eyes wide open all the time

I keep the ends out for the tie that binds

Because you're mine, I walk the line

Because you're mine, I walk the line

Al terminar esa canción que había tocado con tanta dedicación, cuándo la última nota dejó de sonar, cuándo las cuerdas de la guitarra dejaron de vibrar, Peridot estaba de pie, completamente emocionada y sin prestar atención a nada. Se sentía mejor, se sentía liberada. Abrió la cabeza, se giró para ver que tal estaba su querida Lapis, y vio una mirada de asombro con unos ojos humedecidos, maravillada por lo que acaba de escuchar.

- Peridot... - Ahora era a Lapis a quién le costaba que las palabras salieran de su boca. – eso ha sido... hermoso.

Las frases de Lapis volvieron a sonrojar a Peridot, pero esta vez, ella no evito el cumplido, si no que quiso sincerarse aprovechando esa perfecta oportunidad.

- Igual que tú, Lapis.

Por un breve instante, Lapis quedó extrañada con el comentario de Peridot, pero rápidamente se dio cuenta, con la mirada de deseo que sostenía esta y el como estaba dejando la guitarra en el suelo otra vez, de lo que estaba ocurriendo. Cada vez la cara de Peridot estaba más cerca de la suya, y para dar salida a lo que estaba por ocurrir, la mirada de Lapis pasó a la complacencia, y empezó a acercar su rostro al de Peridot.

- Ven aquí. – Concluyó, con las últimas y únicas palabras en las que podía pensar.

Los labios de ambas gemas se juntaron, mientras Lapis ponía su mano en la cintura de Peridot y Peridot ponía la suya en el cuello de Lapis. Besándose bajo la luz de la luna, no se dieron cuenta de que alguien, que Pearl, las espiaba desde el balcón de su casa, para escribirle un mensaje al antiguo dueño de su hogar, ahora recorriendo todos los Estados Unidos en el coche de su padre, de que aquello que había previsto hacía tiempo, finalmente, se había cumplido.

FIN

I Walk the LineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora