09:00《

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Armin llevaba de la muñeca a un fastidiado Eren, jalándolo por el pasillo, hasta la biblioteca de la escuela.

—Armin, si nos saltamos las clases es para evitar los libros, ¿por qué venimos siempre a la biblioteca? —se quejó, suspirando, sin detener su paso.

El rubio miró a su amigo.

—Para evitar problemas. El último lugar donde a la gente se le ocurre buscar, en una escuela, es la biblioteca —habló, abriendo la puerta.

Soltó al castaño, cuando pausó su paso frente al escritorio, tomando la pluma y escribiendo sus nombres para adentrarse en el lugar.

Eren se asomó en el cuaderno, soltando una risa. Alcanzó al bajito, sin desaparecer la sonrisa de sus labios. 

—¿En verdad cambiaste nuestros apellidos? —susurró divertido, caminando junto al otro.

—¿Qué? —preguntó inocentemente—. ¿No te agrada como suena Eren Arlert? —rió.

Me gusta más como suena Armin Jaeger —caminó frente a su amigo, sacudiendo sus cabellos rubios y adelantándose, metiéndose en los pasillos llenos de libros.

El mencionado miró sus zapatos, tratando de calmar ese calor que de repente sintió. Exhaló con lentitud, retomando su camino entre los estantes, en busca del castaño.

Eren estuvo escapando del ojiazul por un rato. Ambos reían con tono tenue en su voz, disimulando su carrera con trotes y pasos rápidos.

Cuando al fin se cansaron y Arlert pudo alcanzar al de ojos verdes para despeinar su cabellera, se sentaron, en el último pasillo, recargando su espalda en la fría pared.

—¿Me dejarás leer ahora? —murmuró Armin, con una pequeña sonrisa en sus labios.

—¿En qué momento tomaste el libro? —se sorprendió Eren, tomando el objeto en sus manos, mirando la portada y la contraportada.

El rubio puso un dedo en sus propios labios cuando su amigo lo miró—: Es un secreto —susurró.

Eren admiró el brillo en los ojos celestes de su amigo, embelesado en ellos por un segundo. Despertó de su ensoñación cuando Armin tomó el libro de sus manos, regresando su espalda a la pared.

—Supongo que es un sí —comentó el de cabellos largos, abriendo el libro.

Eren sonrió, acostándose, colocando su cabeza en las piernas del chico. Cerró sus ojos y sujetó un extremo de la camisa del lector en su puño.

—Sólo si continúas desde donde te quedaste la última vez —murmuró el castaño.

Armin apartó un poco el libro, pudiendo ver a su amigo. Acercó su frente a la ajena y chocó ambas, con sus ojos cerrados.

Eren sonrió.

Armin lo hizo igual, alejándose a los segundos.

Abrió el libro azul, con la imagen de una persona sobre un pequeño bote en un gran lago azul, que reflejaba las nubes, y con una delicada voz, comenzó a leer, sintiendo como su amigo apretaba la esquina de su prenda.

Red Swan || EreminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora