Red Swan || Eremin

06:00《

Era una agradable fría mañana. "Era" porque de seguirlo siendo, podría haber continuado con su lindo sueño, acurrucado en su tibia cama.

—Vamos, Eren, prometiste acompañarnos a la apertura del gimnasio de mi hermano —habló Mikasa, sacudiendo al joven bajo las cobijas.

—Nunca mencionaste que Levi haría la apertura tan temprano —murmuró con su ronca voz de recién despertado, haciendo que la chica frunciera su ceño—. Aparte, hace demasiado frío, te aseguro que Armin ni siquiera se aparecerá.

La puerta sonó, seguido de un ruido de llaves agitándose, algo usual del muchacho que acababa de mencionar. Mikasa y Armin contaban con un juego de llaves de la casa de Eren. En caso de emergencia solamente.

—¿Por qué tenía que ser tan temprano? Hace un frío horrendo, Mikasa —habló un rubio adormilado, entrando en la habitación. Sus ojos a medio cerrar se abrieron en totalidad al ver en pijama a su amiga—. Diablos, te vas a congelar, ¿qué es lo que te sucede? —comentó, al ver que ella usaba una sudadera pero llevaba unos pantalones cortos, mostrando sus piernas.

—Iré a cambiarme y más te vale estar listo cuando regrese, Eren —amenazó, saliendo de la habitación, rumbo a su hogar.

El recién llegado se abrazó a sí mismo al verla caminando, dando un estornudo al pensar en el frío que tendría si él estuviera así.

—Ugh, virus aquí no, hombre —se quejó el dueño de la casa, tapando su cabeza por completo, con sus suaves cobijas.

Armin rió al escuchar la ronca voz, haciéndole saber que apenas despertaba. Tomó una sudadera de Eren que estaba en el respaldo de la silla del escritorio y se la puso, abrazándose al terminar.

Le daba gracia la gruesa voz que Jaeger llegaba a tener al despertar. A veces más ronca que otras. Ese día había superado cualquiera.

—Wow, has roto tu récord en voz —habló, haciendo que Eren asomara sus ojos.

—¿Tú crees?

—Sep. Suenas como un viejo —contestó.

El castaño lanzó su almohada, golpeando al invitado, el cual reía. Tomó el cojín y se acercó al chico acostado.

Subió las mantas de la cama, quitando sus zapatos. Eren se recorrió hacia la pared, buscando su móvil en el borde de la ventana que se mantenía cerrada, logrando tantearlo y acercarlo a su vista.

—No juegues, Mikasa —se quejó en un murmuro, después de ver "06:37 am" en la pantalla, tallando sus ojos.

Armin se acercó, ya dentro de las cobijas, apoyándose en el hombro de su amigo, mirando el móvil.

—Hey, cambiaste la foto —reclamó, con su ceño arrugado, al ver que Eren había cambiado la foto de los tres por una de un árbol del parque cercano.

—Es un árbol bonito. Mira, tiene un pajarito... —acercó la pantalla a los ojos del rubio y apuntó con su dedo—...ahí —concluyó, tocando una mancha borrosa en la fotografía de su fondo de pantalla.

—Eres terrible, dame eso —exigió, recibiendo el aparato, el cual desbloqueó rápidamente, yendo a galería, encontrándose con unas siete fotos, de las cuales, ninguna era de los tres—. ¿Qué hiciste, Eren?

—Sin memoria. Lo siento —se excusó, desviando su mirada a la ventana, evitando los ojos ajenos sobre él. Sí, había borrado casi todo del aparato.

El chico jaló los mechones castaños del otro, causando una queja en él. Abrió la cámara, estirando el celular y tomando varias fotos de ambos.

En las primeras, el dueño del celular miraba a otra parte. A mitad de la secuencia, empieza a mirar a la cámara, dándose cuenta de las fotos, terminando por reír, al ver lo terco que era su amigo.

—Listo. —Bloqueó el celular, después de unos segundos tecleando y dejó caer el aparato en el pecho de Eren—. Si la quitas, te golpearé —aclaró, dándole la espalda al castaño, haciéndose bolita con las cobijas, cerrando sus ojos.

El de ojos verdes tomó el móvil, sonriendo al ver en el fondo de su pantalla, una de las recientes fotos, donde ambos sonreían divertidos. Apagó el celular, dejándolo en la ventana de nuevo, cerrando sus ojos.

Minutos después, ambos fueron sacados de la cama, con un tirón de orejas. Mikasa los había encontrado durmiendo.