Tirada en la cama, seguí mirando los sucesivos post de Instagram. Era algo aburrido. Lo normal de una tarde de domingo. Apenas tenía ganas de moverme y la idea de estar mirando un feed tras otro no era tan mala.
Aquella monotonía me comenzó a cansar al cabo de unos diez minutos.
Justo entonces escuché la puerta del baño chirriar y, al poco tiempo, llegaron a mis oídos los pasos de San.
Suspiré, aburrida.
—¿Cariño?
Volví la cabeza tras escucharle hablar y sé que él vio la desgana en mi rostro. Se relamió los labios, impaciente, y se acercó a la cama lentamente.
El pelo le chorreaba. Ni siquiera se lo había secado.
Después de pestañear un par de veces, me percaté de que todo su torso estaba empapado. Las pequeñas gotas de agua lo bañaban por completo y algunas de ellas caían irremediablemente en el parqué de nuestra habitación.
Solo traía consigo una toalla que permanecía atada a su cintura, pero la prenda no me impedía ver el prominente bulto que apenas estaba creciendo bajo ella.
Mis orbes regresaron, contemplando su gesto. San parecía algo agobiado, incluso nervioso. Su agitación era bastante notoria para cuando se plantó a mi derecha, aún de pie.
Yo me senté de rodillas sobre el colchón, olvidando la última foto que había encontrado en una cuenta cualquiera. Dejé el móvil sobre las sábanas y centré toda mi atención en él.
Hizo una mueca, controlándose como mejor sabía.
—¿Qué ...? —me propuse preguntar, pero ni siquiera fui capaz de terminar.
San se retiró la toalla y mis ojos cayeron en su erección. Con un repentino pálpito bombeando más y más sangre por todo mi cuerpo, apoyé las manos en mis muslos desnudos.
—Quería darme una ducha para relajarme —me explicó— y solo conseguí lo contrario.
Entreabrí los labios, a punto de decir algo, sin embargo, sus dedos en mi barbilla me obligaron a frenar y alzar la cara. Sus pupilas estaban dilatadas y la forma en la que su pecho se movía era suficiente para dejarme claro que estaba excitado. Muy excitado.
Su dedo índice me hacía cosquillas en la piel y San sintió el escalofrío que me sacudió.
Esbozó una diminuta sonrisa cargada de perversión.
—Vas a tener que ayudarme.
Oh, claro que sí.
Tragué saliva.
Mis brazos se movieron por sí solos, cayendo hacia delante y dejando mis manos abiertas, apoyadas en las sábanas. A cuatro patas, observé de cerca su miembro y, desesperada por probarlo, rocé la punta con mis labios.
San tembló tras notar aquel frío contacto, pero me dio vía libre y yo empecé a chuparlo con toda la paciencia del mundo.
Ni siquiera hacía falta que él me indicara lo que hacer porque le conocía demasiado bien y sabía cómo lograr que sus defensas cayeran.
En el momento en que mi lengua acarició su piel, gimió. Un instante después, sus dedos estaban enterrados en mi cabello suelto, indicándome que podía seguir. No había restricciones y los dos queríamos llevar aquello al extremo.
Me acerqué más, a lo que su agarre se tornó más vigoroso y necesitado.
Lo escuché reír y abrí los ojos. Apreté las piernas debido a las repentinas ganas que mi novio había creado de la nada.
Su boca estaba medio abierta y sus párpados ligeramente entornados.
—Vamos, cariño —murmuró, perdido en la calidez de mis actos—. No quiero que pares.
Avancé, tomando más de él y obligándole a gruñir por el placer que le provocaban mis caricias.
Tomé en mis puños las mantas.
La tarde había dejado de ser mucho menos aburrida de repente.
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Fiksi PenggemarEscenas y reacciones protagonizadas por el único e inigualable Choi San 👁👄👁 Puede que acepte algún pedido o sugerencia, así que espero vuestras ideas en comentarios 7u7 »choi san, that's it »escenas de todo tipo aunque gana lo hot 👁👄👁 »heteros...