Sexo Secreto - Juliantina G!p (Terminada)

Capitulo 16

POV Valentina.

Mis ojos se abrieron a tope al sentir sus cálidos labios junto a los míos. Sentí una inmensa felicidad al ver que me había besado. ¡Ella me había besado! "Y claro, Valentina de tonta que se deja". Comencé a moverme desesperada por que me soltara. Pero sus brazos me tenían atrapada. El beso fue brusco, pero a la vez sentía que al igual que yo también estaba desesperada por besarme.

-No sabes cuánto te he extrañado. -Murmuró en mis labios y volvió a besarme. Esta vez no hice nada, me dejé llevar por aquel beso que poco a poco se volvía a tornar tierno y dulce. Me separe de ella para tomar oxígeno y aproveche para mirarla. Dios, como amaba esos ojos marrones. -Valentina, necesitamos hablar. -Dijo y eso me sorprendió más que nada. ¿Quería hablar?

-¿De qué? ¿De cómo me trataste el lunes pasado? -Recordé con cinismo.

-Valentina, yo... -Llevo sus manos a su sedoso cabello y lo estrujo. -Vámonos.

-¿Qué? ¡No!

-¡Vamos, Valentina! -Su mano izquierda tomó la mía y me percaté de que ya no tenía la venda en su mano derecha. La tome y la observe varios segundos.

-¿Ya no te duele? -Pregunte.

-No. -Medio sonreí y después regresé mi mirada a sus ojos cafeces que me miraban fijamente. - Valentina, vámonos. Tenemos mucho de qué hablar.

-Juliana, no puedo...

-¿Por qué? ¿Tienes miedo?

Aquella mirada llena de odio y rencor regresó a mi cabeza y quise gritarle que sí. Sinceramente, tenía miedo de lo que pudiera hacer.

-No, es solo que ya he faltado una semana, no quiero volver a hacerlo.

-Solo hoy, lo prometo. -La miré varios segundos y noté la calidez en su mirada. Había mucho miedo y arrepentimiento.

-Solo hoy. -Murmuré apartando la mirada de sus ojos.

Me llevó hasta el copiloto de su auto, donde me abrió la puerta y espero a que yo subiera para que la cerrara después. Ella rodeo el auto para subirse al piloto y comenzar a conducir.

En el camino, Juliana volteaba a verme en cada oportunidad que se le presentaba. Podía sentir su mirada en mí, más, sin embargo, no me atreví a verla a los ojos. Solo miraba por la ventanilla. En realidad, estaba dolida por todo lo que había pasado, pero aún tenía la pequeña esperanza de que todo podía arreglarse.

Después de un largo y silencioso camino, Juliana se estacionó en una playa al parecer privada, ya que había un gran portón con candado. Bajó del auto y rodeó para abrirme. Me ofreció su mano, pero me negué a tomarla. Vi a Juliana dar unos pasos atrás y respirar bruscamente.

Mi corazón se detuvo unos segundos. Juliana se alejó y me bajé del auto. -¿Qué es esto? ¿Qué hacemos aquí? -Pregunte tratando de bajar la tensión entre nosotras.

Juliana no respondió. Espero a que cerrara la puerta del auto para que pudiera activar la alarma y caminó al gran portón.

Saco unas llaves de sus Jeans y abrió el candado. Deslizó el portón por uno de los costados y me hizo el ademán de entras, dudosa, entré a la propiedad. Juliana entró detrás de mí y volvió a poner el candado cerrándolo. Se colocó detrás de mí y respiró el aroma de mi cabello. Me tensé al sentir su cercanía.

Sus dedos fueron acariciando mi cabello. -Te he extrañado tanto estos días. -Murmuró en mi cuello mientras me daba un leve beso.

Apreté los labios. -¿En serio?

-Sí. -Se alejó y comenzó a caminar dejándome desconcertada ante su actitud. La seguí hasta llegar a una cabaña algo grande, luego miré un poco más lejos y me di cuenta de que ahí estaba la playa. Miré mis pies y me encontré con la arena. -¿Te gusta? -Preguntó.

-Sí, me encanta. -Dije sincera. Me quité mis tacones y los tiré cerca de la cabaña. Comencé a jugar con la arena dejando que esta tocara mis pies desnudos. -Mi pedicura se arruinará, pero no importa. -Comenté. Ella rió y mi estómago sintió un cosquilleo. Era la mejor risa que alguien pueda poseer.

-Ven, vamos a hablar. -Dijo extendiendo su mano y la tomé. Y caminamos hasta llegar justamente enfrente del mar. Nos sentamos en la arena y Juliana se quitó sus zapatos y suspiró.

Me miró unos segundos y quitó uno de mis mechones que el aire había puesto en mi cara. Lo llevo atrás de mi oído y una pequeña sonrisa salió de sus labios. -Eres tan hermosa, Valentina. -Sonreí. -No tengo un discurso o algo así, pero quiero decirte que estoy arrepentida por lo que hice el lunes, no merecías que te tratara así. Perdóname, yo no quería hacerlo, pero me sentía tan dolida que no pensé en las cosas que dije.

-¿Dolida?

-Sí, Valentina. Heriste mi orgullo. No, heriste mi corazón. Yo nunca he amado a alguien y te dije mis sentimientos hacía ti y tú lo que hiciste fue huir.

-Lo lamento. -Miré la arena que había entre mis dedos. -Yo no sabía lo que sentía por ti en esos momentos.

-¿Ahora lo sabes?

-Sí. -Volví a mirarla a los ojos. -Ahora lo sé.

-¿Me lo dirás? -Asentí sin dejar de mirarla. -Te escucho.

"¿Le dirás, Valentina? ¿Le dirás? ¡No puedes hacerlo!" Pero esta vez, no escuche a la culpable y orgullosa vocecita de mi cabeza. La miré sonriendo.

-Siento que... -Miré sus ojos. -Que cada vez que veo esos ojos marrones y penetrantes siento que estoy perdida, que cada vez que esos labios hacen contacto con cualquier parte de mi piel muero en vida, que cada que vez que tocó ese cuerpo, Dios, creo que me vuelvo loca. En realidad, que cada que vez te veo mi corazón da brinquitos y mi estómago se siente un cosquilleo. Siento que yo, -Suspiré. -Estoy enamorada de ti.

Juliana sonrió. -No sabes cuánto deseé escuchar eso. -Dicho esto, se acercó a mí y me besó.

-Te amo, Juliana. -Dije separándome de ella.

La felicidad invadió cada parte de mi ser y una gran sonrisa apareció en mi rostro y mi corazón estaba acelerado por la adrenalina. -Tenemos que celebrar esto. -Dije animada. Ella ladeó su cabeza confundida.

Me puse de pie y comencé a quitarme la ropa.

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