Capítulo 4

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Al fin es viernes, espere con ansias que llegara él fin de semana. Con él cúmulo de tareas que los profesores dejan sin piedad, de mis prácticas de atletismo no me quejo pues he adquirido resistencia nuevamente y no tengo ni idea de lo que Tomas le habrá dicho a papá el lunes que fui a terapia pero decidí no preguntarle ya que sigue consternado con lo que paso él sábado, al principio no lo entendía porque, es decir, no fue mi culpa pasar por ahí pero después me dijo que había un cuerpo reciente y que si ubiera entrado 20 minutos en esa cabaña, probablemente yo estaria ocupando su lugar; cosa que no es para nada agradable de saber.

Las cosas con Leo se ponen cada vez más raras al igual que en la provincia. Leo llega con marcas extrañas en su cuerpo que intenta cubrir a toda costa. Claro que solo yo me doy cuenta porque lo he estado observando con detenimiento y sigo con la teoría de que aquella mancha en su camisa no era más que aquel tan conocido líquido carmesí que circula por nuestras venas y arterias. En cuanto a Downton, mujeres, hombres y niños comienzan a temer por su vida. Papá se mantiene menos en casa y claro como no hacerlo si es él sheriff, lo bueno es que Rex me acompaña en cualquier momento.

-¿Mal? ¡Malory¡-pegue un brinquito. Estaba tan absorta en mis pensamientos que ni cuenta me di de que me hablaba.

-¿Qué decías?-dije notablemente apenada por no haberle puesto atención, ella todo los ojos y golpeo su frente.

-No se que es lo que te pasa, estos días has estado muy rara. Bueno MÁS de lo que eres-eso último lo dijo riendo y yo la mire con cara de "¿es enserio?"

-No es nada no te preocupes -sonrei y ella asintió no muy convencida.

-¿Qué haras hoy en la noche?-preguntó mientras caminabamos hacia la salida después de haber esperado a que salieran los alocados estudiantes en busca de libertad.

-Hacer tarea, comer pizza y no sé-me encogí de hombros -lo que sea que se me venga a la mente. ¿Quieres hacer una pijamada?

-Mmm-hizo el amago de pensarlo-¿Así nada más me lo pides?-se hizo la ofendida.

Yo puse los ojos en blanco y suspire resignada. Me puse de rodillas, tome sus manos y aclare mi garganta.

-Karol Isabel Allende, amor mío ¿Aceptas venir conmigo a mi humilde morada?-dije imitando una voz masculina, ella se hizo la pensativa haciendo que mi impaciencia saliera a flote.

-Si, si! Acepto-se llevo una mano a la frente dramáticamente. Ella me ayudo a ponerme de pie y la abrace por la cintura provocando que hechara su cabeza hacia atras, algo muy natural en nosotras y reímos hasta que alguien carraspeo llamando la atención.

Por accidente deje caer a Karol y ella se quejo del dolor. Entonces sentí como la sangre se acumulaba en mis mejillas. Leopold se encontraba mirándonos con el entrecejo levemente fruncido y de brazos cruzados. A su lado se encontraba Gabriel quien nos miraba divertido. ¡Dios! Que vergüenza.

Leo dio media vuelta y se marcho sin siquiera despedirse. Yo seguia atónita sin saber que hacer. Karol se incorporó lo mas rápido que pudo.

-Nos vemos chicas-Gabriel agitó su mano aún conteniendo la risa.

-Adiós Gabriel-respondimos al unísono.

Gabriel se fue casi trotando para alcanzar a su amargado amigo. Vi a mi amiga quien se partía de la risa mientras yo sufría un ataque de nervios.

Ni siquiera se como es que son amigos, es decir, son completamente diferentes en todo sentido.

Leopold Poniatowska es castaño, alto de rasgos suaves, unos ojos pardos penetrantes pero se muestran ausentes y sin brillo alguno y ni hablar de su cuerpo, digamos que esta consirablemente atractivo. Pero su personalidad hostil lo hace lucir muy misterioso.

Gabriel Marquez es castaño claro con reflejos dorados, ojos verdes muy expresivos, sus facciones son como las de un duende condenadamente sexy acompañada siempre de una hermosa sonrisa, alto y con una silueta fornida al igual que su amigo lo cual me parece extraño considerando que el si práctica deporte y Leo no.

***

-Bueno al fin terminamos la tarea- Karol lanzándose a mi cama.

-Y eso que te obligue-dije riendo.

-Ña como sea-se apoyo sobre sus codos-¿Pedimos la pizza?-yo asentí frenéticamente pues me moría de hambre.

Fuimos a la sala y mientras Karol pedía la pizza yo miraba la oscuridad y la luz de la luna que se filtraba por la ventana de la sala.

-Coloca la película. Que sea de terror, muajaja-imito voz de bruja y yo reí. La pizza llego y nosotras comíamos y gritábamos de vez en cuando al ver la película.

Nosotras gritamos al sentir unas manos en nuestro hombro.

-¡Ay que susto! No vuelvas a hacer eso papá-dije intentando calmar mi respiración y note que Karol estaba igual o peor que yo.

-Lo siento cariño. Solo quería decir que ya me ire a dormir, estoy exhausto -me dio un beso en la frente y revolvió el cabello de Karol.

-¡Buenas noches!-dijimos al unísono.

La película acabo y Karol me pidio ver otra. La película estaba en su auge cuando tres golpes en la puerta nos hicieron despegar los ojos de la pantalla.

-Ve tu-dije tomando una posición fetal pero Karol me miro como diciendo "es tu casa" .

Me levante de mala gana pero sonreí intentando adivinar de quien se trataba. Al abrir la puerta mi sonrisa se borró.

No había nadie.

Mire hacia ambos lados pero no había rastro de nadie. Así que cerré la puerta y cuando dí cinco pasos dos golpes más fuertes e insistentes resonaron en esta.

Corrí y la abri de golpe pero no había nadie. Negué y baje mi vista encontrandome con un cofre pequeño café con flores talladas y detalles dorados. Lo tome en mis manos y antes de cerrar la puerta me asegure de que no anduviera nadie por ahí.

💋💙
🇰🇱

Darkness ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora