Ojos marrones

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- Entonces, ¿cuánto es 8 x 2?

- 16… - respondió el ciervo aburrido.

- Exacto, Louis. – respondió la niña entusiasmada mientras apuntaba en el pizarrón – ¿y de 8 x 3?

- 24.

- Gracias, Louis… ¿alguien más sabía la respuesta?

Los cinco niños que se encontraban en el salón principal, hijos de los empresarios más acaudalados de la ciudad, permanecían callados y mirándola fijamente. Excepto Louis, que con sus siete años recién cumplidos ya había llevado esa lección con Mika, pero esta era la primera clase introductoria para los demás.

- ¿Podemos ir a jugar ya? – preguntó el pequeño ciervo impaciente.

- Sí, vamos a jugar

- Sí

- Tengo hambre…

Todos apoyaron la propuesta de Louis y Mika trataba de no perder el control.

- Iremos a jugar, pero en 10 minutos, antes tenemos que terminar esta lección, niños.

- Tú también eres una niña.

- Sí, somos del mismo tamaño.

- ¿Por qué usas disfraz?

- ¡Hay que quitárselo!

El grupo de demonios se levantó para quitarle el disfraz a Mika, pero Louis fue más rápido y se interpuso entre ella y las criaturas.

- Si alguien se atreve a hacerle algo… - comenzó el joven ciervo con mirada penetrante – les aseguro que no habrá lugar en la tierra donde se puedan esconder del… Wendigo.

- ¿El qué? – preguntaron todos confundidos, hasta Mika lo estaba, pero dejó que Louis continuara.

- El Wendigo es una criatura monstruosa que habita en el bosque, se dice que es la combinación de todas las criaturas prehistóricas…

Louis inició un relato fantástico. Mika no recordaba haberle contado ese cuento antes, y le sorprendía el desenvolvimiento que tenía al momento de narrarlo.

Eres increíble.

- … y por eso no pueden tocar a Mika, porque ella es una criatura celestial protegida por el Wendigo.

- L-lo sentimos, Mika.

- Sí, por favor, no llames al Wendigo…

Mika no dejaría pasar esta oportunidad.

- Soy un ser misericordioso y me agradan, así que no llamaré al Wendigo. – los niños se emocionaron y se abrazaron entre ellos – PERO… deben prometer que me harán caso en clases, porque los conocimientos que les doy impedirán que algún día se encuentren con el Wendigo…

- ¡Lo prometemos!

- Pueden salir a jugar.

- Gracias, Mika.

- Gracias, criatura celestial.

- Es un ángel, ¿verdad? ¿Eso quiso decir?

Mika y Louis fueron los únicos que quedaron en el salón. El niño cerraba su cuaderno y guardaba sus colores, no podía dejar nada fuera de su lugar.

- No puedo verte, pero sé que me estás mirando.

La niña rio.

- ¡Esa historia fue increíble, Louis!

Nowhere Beast | BEASTARS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora