Nowhere Beast | BEASTARS

¿Quién eres ahora?

Clínica de Gouhin

-  ¡LEGOSHI! ¿QUÉ CARAJOS LE PASÓ A TUS DIENTES?

- Duele…

Había tenido que huir del Edificio Central del Departamento de Policía. El encuentro con Yafya terminó en un peligroso enfrentamiento.

Sus piernas lo llevaron instintivamente a la clínica del panda. Sabia que encontraría ayuda.

- Pog favog… detén el sangado, Gou…hin.

Legoshi cayó inconsciente al suelo.

¿En qué estás metido ahora, mocoso?

Gouhin asumió que Mika no sabía nada de esto, tampoco pensó en decírselo.

Lo levantó sin esfuerzo y lo llevó a la sala de operaciones.

Se había arrancado todos los colmillos.

- Nunca dejas de sorprenderme… y perturbarme.

Detuvo el sangrado, pero sus encías tardarían algunos días en desinflamarse.

- Supongo que tengo que llamar a tu trabajo y decirles que no irás a trabajar mañana. ¿Qué soy? ¿tu madre?

No admitiría en voz alta que extrañaba su compañía y la de Mika. Le costó un poco retomar la rutina de trabajar solo nuevamente, pero lo más difícil, definitivamente, fue aceptar que no volverían esas noches de risas y peleas. Al menos no por el momento.

- Haré un molde de tu boca para hacerte una dentadura postiza – siguió limpiando las heridas – pero como sé que eres un mocoso jodidamente orgulloso, tal vez la rechaces. En fin…

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- Creí que nos habíamos librado de ellos la semana pasada.

- Al parecer, el jefe de los traficantes decidió ocuparse del trabajo de hoy.

- Genial. Entonces cortaremos el problema de raíz. ¿Cierto? – preguntó animada.

Me tomó años entender que eso es imposible.

- Con suerte, sí. – mintió el caballo.

Mika había despertado de buen humor ese día. Se sentía expectante, tenía el presentimiento que algo pasaría. Sin embargo, dentro de ese sentimiento se escondía algo más.

¿Temor?

Es solo un caso más. No hay nada raro en eso.

De pronto se dio cuenta que no serían los únicos involucrados en la misión. Un grupo de agentes especiales acababa de llegar en una camioneta.

- Son como diez refuerzos… ¿Es tan peligroso este tipo?

- Ellos insistieron. Les dije que teníamos todo bajo control. – Yafya alistaba un rifle con dardos tranquilizantes. – El lugar está ubicado a cuatro cuadras de aquí.

Sí, todo está bajo control.

¿Verdad, Mika?

- Estarás en uno de los tejados. Si logra escapar, lo cual no creo que ocurra, dispara.

- Bien.

El manejo de armas era una de sus mejores habilidades. No podía negar que le gustaba, y por eso mismo trataba de evitarlo.

Más te vale atraparlo, Yafya.

- Suerte.

Se separaron. Hoy no sería un día cualquiera.