Capitulo 17.

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- dulce hogar. - Dije mientras suspiraba.
- Está cool. - dijo mientras exploraba el living con su mirada.

Todo estaba organizado, bien acomodado y con buen olor.

Mi hermano había dejado todo limpio, me senté mientras Cole iba a atender una llamada, y yo me quedaba mirando un punto fijo.

No sabía si hablar con él, o que, pero me estaba dando temor que otra vez alguien me hiciera llorar por el tal hecho de que solo haya querido estar conmigo solo porque sí.

Estaba más pendiente de su celular, "trabajo", que conmigo, sabiendo que él tenía que estar conmigo cuando yo me iba a quedar acá, intentando no matarme por las ganas de verle.

- Ya, listo. - Se sentó a mi lado mientras sonreía.

Yo pose mi mano en su mejilla para hacerle mimos con mis uñas y él cerraba sus ojos disfrutando de los mimos.

Momentos así me generaban paz.

- ¿Salimos a comer?, ¿O que dices? - Yo negué, estaba cansada y con demasiadas ganas de dormir.

Me senté en su regazo y con mis manos empecé a jugar con su cabello que ya estaba bastante largo.

- Tengo sueño amor, más tarde.

Él sé quedó en silencio mientras sus manos en mi cadera estaban inquietas, pero sin embargo estaba tan cansada que no podría moverme del lugar dónde estoy.

Sentí como él amagó para levantarse aún cargandome, fué a la primera habitación que encontró, que claramente era la mía, la que tenía una puerta rosita.

Todo era de colores pastel y estaba ordenado como de costumbre.

Me acostó y él se acostó a mi lado, como siempre brindándome su compañía con un silencio placentero.

Todo se sentía bien con él, me tenía completamente entregada a él, y haría lo que sea por él, lo cual es un hecho.

- Te amo, te amo. - Susurró.

Estaba muriendome por dentro, era demasiado tierno.

[...]

- Entonces vamos, comemos, volvemos y dormimos. - Afirmó.

Yo asentí y agarré su mano y salimos de mi casa hacia la dirección del restaurante dónde comúnmente íbamos mi hermano y yo, era de comida rápida.

Entramos al restaurante y estaba leve, había un poquito de gente, la cuál al mirarnos se quedó helada y Cole y yo nos miramos.

Supongo que esto no era común.

Nos sentamos y él no paraba de mirarme, estaba poniéndome más nerviosa de lo que podría ponerme comúnmente al estar al lado de él.

- ¿Qué pasa?, ¿Porqué me miras tanto? - Reí.
- Porqué sos hermosa. - Besó mi mejilla y yo cerré mis ojos.

Llegó nuestra orden y empezamos a comer, siempre con diversos temas de conversación súper raros.

Pagamos y salimos nuevamente.

Fuimos al parque dónde yo siempre iba, me sentaba y veía como los niños se caían de su bicicleta o sus patines, ver el dolor de los niños era placentero.

Suspiré como al mismo tiempo me senté.

Sintiendo como la nostalgia regresaba a mí, todo estaba volviendo a la normalidad y de cierta manera era cómodo pero a la vez no.

- Me encanta tu país, la estoy pasando re bien. - Sonrió.

Yo solté una pequeña risa gracias a la ternura que me causaba sus palabras, parecía un niño.

- Estás rara, ¿Pasa algo? - Él me miraba atento.
- No sé, supongo que me preocupa lo nuestro, no quiero terminar por la distancia. - Confesé.

Su cara cambió, ahora estaba serio.

- Sabes que no pasará nada. - Con su dedo índice tocó mi barbilla e hizo que le mirara mejor. - Prométeme algo.

Yo me acomodé mejor y asentí.

- Pase, lo que pase, no me dejaras. - Ahora él tomó mi mano y beso el torzo de esta.
- Sabes que siempre será así. - Sonreí.

¿Edad? • 𝗖𝗼𝗹𝗲 𝗦𝗽𝗿𝗼𝘂𝘀𝗲 • TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora