4- Te escupire

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El sol era tan brillante en Auradon, a Heartlyn no le agradaba mucho el sol y por eso su castillo estaba lleno de cortinas en las habitaciones que ella más frecuentaba, no todas las personas que vivían en el odiaban el sol como ella y no era una dictadora.

La de cabello rojo se estiró en su cama, una semana en Auradon y todavía no iba a clases, no le interesaban las clases con personas idiotas y tampoco quería estar ahí en primer lugar.

Debía volver a su castillo, donde la comida siempre era deliciosa y las conversaciones amenas.

Definitivamente la isla era mejor.

Luego de bañarse y vestirse con un vestido color rojo de tela fina hasta los pies. Se miró en el espejo mientras se peinaba en un moño alto y ponía sus labios rojos, como a ella le gustaba.

Iría por desayuno y después cruzaría el puente tranquilamente, en la isla su magia solo era una pequeña chispa pero ahí en Auradon sus poderes habían madurado, sentía como toda su divinidad se hacía cada vez más fuerte y si seguía así quizás podría irse al inframundo y gobernar allá sin su molesto padre o su odiosa madre.

Ya en la pequeña cafetería donde todo era de color rosa nada le apetecía, quería algo con grasa y pesado. Algo que le ensuciara el rostro y las manos.

— Estas algo perdida, tesoro. — dijo esa molesta voz y Heartlyn le rogó a todos los dioses del Olimpo que no fuese Harry, pero olvidaba que al ser hija de Hades debía complacerse sin ayuda de esos inservibles.

—Tu deberías perderte. — contestó mientras entraba al mapa de su teléfono, necesitaba un lugar con buena comida antes de que muriera de inanición.

Harry sintió la frustración en la chica y no solo era porque las puntas de su cabello se estaban incendiando.

— ¿sucede algo?

— Bacalao, tengo hambre y aquí puedo reducirte a cenizas... Molesta a tu movie cita mejor.

El de ojos mar no dijo nada, y vaya que se le ocurrieron muchas cosas sobre celos, pero simplemente guardo silencio mientras la observaba frustrarse más y confundirse con el mapa.

— Conozco un lugar donde venden comida frita.

Heartlyn se quedó viéndolo de arriba para abajo, no era normal que el dijera algo que no terminara en algo para irritarlo y menos que se brindara a ayudarla sin que ella se lo ordenara.

Entonces su sonrisa arrogante apareció, a ese Pirata le tenía más confianza.

— Si es mala te voy a escupir.

Su cabello de fuego se había apagado y caminaba junto al pirata, llegaron a un restaurante de comida rápida perteneciente a la franquicia de la reina Tiana.

Se sentaron uno frente al otro, Heart miraba su teléfono y se daba cuenta de que las redes sociales eran una cosa genial que si extrañaría.

— ¿Que tanto máquina esa loca cabecita tuya? — cuestionó clavando su garfio en la mesa, la diosa notó que en esa mesa había más hoyos lo que indicaba que esa era su mesa predilecta.

— ¿Aquí traes a todas tus conquistas?

— ¿Eres una conquista?

— Ni aunque fueras el último hombre sobre la tierra o el mar.

El pirata sonrió y la diosa sintió como se estremecía, tenía que admitir que el hombre tenía una sonrisa casi perfecta.

Sus hamburguesas llegaron, viste esa comida y se veía justo como en la imagen, enorme y con mucho queso como te encantaba, probaste una papa, crujiente y perfecta.

— ¡mmm!

Mordiste esa hamburguesa doble, esa eran cosas que una diosa heredera de muchas cosas no debería comer, pero ahí estaba ella devorando todo como una inmunda plebeya.

Destapó la soda y bebió la mitad de un sorbo ante aquellos ojos azules como el mar.

— ¿Que? — preguntó con la boca llena y un poco de mayonesa en la comisura de sus labios.

— Admiro lo delicada que eres al comer.

La diosa abrió su boca mostrando la comida masticada a lo que el pirata soltó una carcajada y ella continuó comiendo. El hambre voraz por fin fue saciada y ya estaban comiendo el postre.

— Es claro que te encantó, ¿que me darás?

Su voz era profunda y Heartlyn no tenía ánimos de limpiar con Harry siendo Harry.

— Prometo no escupirte.

Un par de minutos después y la discusión era quien pagaría a lo que los dos solo lanzaron dinero a la mesa, ambos eran demasiado arrogantes para permitirle a alguien más pagar.

La diosa caminó sin saber que el pirata la seguía, llegó a la playa por un portal autorizado que había detrás de un callejón, ella lo sabía ya que Mal le había contado de él cuando estuvo en la isla la ocasión anterior.

— ¿Que haces aquí? — preguntó Harry.

— Deja tu obsesión conmigo. — susurro y desapareció en una flama verde.

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Diosa de corazones - Harry HookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora