1-Tu eres quien sueña, Bacalao

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Uma, Mal y Ben se encontraban en la sala real hablando sobre el magnífico progreso que había hasta el momento luego de derribar la barrera. Los villanos se habían ido y sus hijos iban y venían de la isla, algunos se quedaron a vivir en Auradon mientras que otros lo hacían por partes para pasar mejor aquella transición.

— La seguridad aumentó. En caso de que algún padre quiera regresar. — terminó Uma, hija de Ursula la bruja Del Mar.

— ¿Que tal los chicos de la isla? — cuestionó el Rey viendo aquellos papeles en sus manos.

— Una parte va y viene y la otra se quedo aquí. Pero hay alguien que no ha salido de su castillo desde que la barrera de rompió.

Ante aquello Mal frunció el ceño.

— ¿Quien?

—Mi Hermana. — respondió Mal dejando atónito al Rey. La confusión se apoderó completamente de él y Uma no pudo contener una risilla.

—¿Qué? Hay que traerla.

— No. — respondieron con simpleza ambas chicas.

— ¿Por qué no?

— Heartlyn, Diosa de corazones. Hija de Hades y la reina de corazones. ¡Está loca! Más que su madre. Te conviene dejarla en paz y lejos.

— Concuerdo con Uma. — Mal se mordió el labio. — amo a mi hermana menor... pero ella es... Es el diablo aunque sea una diosa.

— ¿Diosa? ¿Con la inmortalidad incluida y todo?. — Su novia asintió y el tomó asiento procesando todo aquello. Primero conocía a su suegro y ahora resultaba que tenía una cuñada que "era el diablo" aunque debía admitir que una combinación entre Hades y La reina de corazones no era algo muy agradable de imaginar.

— Déjala lejos, Te conviene Rey.

— No. cada chico de la isla debe venir a Auradon, ese es el punto de la segunda oportunidad.

Horas debatiendo en si traer a la Diosa a Auradon o no, sin importar todos los argumentos que daban Uma y Mal, el Rey Ben estaba completamente convencido de que la chica merecía estar en el reino tanto como los demás.

— Voy a disfrutar mucho decir "te lo dije"

— Solo debe tener una escolta, alguien a su altura. — concluyó el rubio.

—Nadie está a su altura.

Ben Miró atónito a la de hebras moradas, era imposible que esas palabras salieran de la boca de su novia, hija de Maléfica y Hades.

-.-.-.-.-.-

Uma, Harry y Mal estaban en la limosna de camino a la isla. Ellos tres eran los encargados de traer a la diosa de corazones.

— Sería mejor dejarla ahí. ¡Tengo una idea! Condenemos las puertas. — gritó Harry clavando su garfio en un dulce y llevándoselo a la boca.

— ¿No superas que te ganara jugando a las espadas?

— ¡No ganó! Simplemente me dejé ganar, ni quería que llorara. — agregó otra vez. Ya había perdido la cuenta de cuántas veces había dicho eso en su vida.

— Heartlyn te hace llorar a ti. — murmuró Mal y Uma soltó una carcajada.

El resto del viaje fue en silencio, Harry seguía comiendo dulces que clavaba en su garfio mientras que maldecía el hecho de tener que ver a Heartlyn otra vez. Ellos no se llevaban bien y desde el principio había sido así.

Más de una vez el había intentado atravesarla con su espada, pero se salvaba ya que ella era buena defendiéndose.

Llegaron a la isla y se detuvieron frente a la inmensa torre de color rojo.

— ¿Como entramos? — Cuestionó la hija de Ursula. Ella encima de que nunca había visto a la Diosa de corazones estaba dudosa de esto, si la chica tenía tanto poder como había escuchado antes no sabía cómo la llevarían a Auradon a la fuerza.

— Por la puerta. — respondió el hijo de Garfio. A pesar de que la puerta tenía dos guardias baraja, uno a cada lado con una lanza.

— ¿Quienes se atreven a tocar la puerta?

— Queremos ver a Heartlyn. — contestó el pirata. Mal suspiró ante aquella tontería.

— Retírense o no tendremos piedad. — comentó el guardia en forma de baraja que había del lado derecho.

— Seguro si le informa a su gran alteza quienes están aquí, ella guste en recibirnos. — dijo Mal. El guardia baraja acercó si rostro a mal quién reventó su burbuja de chicle y sonrió.

— ¡L-lady Mal! — exclamó el guardia y ambos empezaron a correr de un lado a otro hasta chocar de frente. Volvieron a ponerse rectos y uno de ellas entró a al Castillo.

No terminaron dos minutos cuando volvió a salir y este les permitió introducirse en el castillo.

Entonces la vieron, Heartlyn, la Diosa de corazones sentada en su enorme trono color rojo.

— Mi hermana y dos extras. — habló la diosa, con una gigante sonrisa enmarcada por sus carnosos labios rojos.

— Hola hermanita.

— ¿A que vienen?

— Soy Uma. — dijo la morena

— Heredera de la bruja Del Mar, lo se. — dijo colocándose de pie y bajando la escalera, dejando ver su largo vestido rojo caer, su cabello hasta su cintura del mismo color.

— Te llevaremos a Auradon. — continuó hablando Uma.

— ¿con que ejército? - Mal sonrió y Uma palideció ante aquella amenaza hecha con voz de niña. La chica se acercó a Harry.

El pirata veía a la chica muy cerca de su rostro. No la veía desde que el tenía once años, estaba de su estatura gracias a su tacones.

Sus labios lucían jugosos Gracias al color rojo que los pintaba, la piel extremadamente blanca por la poca exposición al sol y sus ojos violeta claro, como se imaginaba las lagunas de nunca jamás.

— Tus ojos... recuerdo esos ojos llenos de dolor. Un mar de emociones ¡Harry Hook! — ella giró al aplaudir.

— Hola Corazón.

Heartlyn sonrió ampliamente.

— ¿Sigues enamorado de mi?

— Sigue soñando. - respondió el pirata.

— Tu eres quien sueña, bacalao.

Harry gruñó. Esa Diosa lo sacaba de quicio a horrores.

—¿Quieres llevarme a Auradon?

— Si por mi fuera te encerraría bajo tierra, para no verte más.

— Voy con ustedes— sonrió.— con dos condiciones.

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Diosa de corazones - Harry HookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora