Heartlyn peinaba su largo cabello rojo, esta vez intentando no incinerar el cepillo. Cada vez que pensaba en la falta de respeto tan grande que Harry había cometido, la había besado y eso era algo simplemente inaceptable.
Miró sus ojos violeta, enmarcados por sus pestañas de color rojo, frunció el ceño y no dejaba de pensar en aquel estupido beso, no le agradaba esa porquería. El toque en la puerta la sacó de sus pensamientos, abrió la puerta y se encontró con su hermana mayor y su prometido.
— ¿Que necesitan? — cuestionó la diosa viendo a los futuros reyes.
— Queríamos avisarte sobre la fiesta de nuestro compromiso. En un par de noches más y podrás llevar a quien quieras.
— Gracias.
— También... tus clases empiezan a las ocho. — habló esta vez el rey.
— Si... eso no, no voy a clases aún.
Entonces cerró la puerta. Miró el folleto y en verdad Auradon tenía muchos lugares hermosos, era casi como el inframundo o el Olimpo solo que menos oscuro en el primer caso y menos brillante en el segundo.
Sabía bien cómo iba a cobrarse aquel beso robado, haría que Harry la acompañara a cada uno de aquellos lugares y también a aquella fiesta, eso lo irritaría a él y a ella la llenaría de satisfacción.
Se colocó aquel labial rojo que tanto le gustaba y salió de su habitación, la Diosa camino por aquellos pasillos que todavía no memorizaba y mientras miraba los hermosos mosaicos del techo chocó con alguien.
— ¡Fíjate! — dijo esa irritante voz que Heartlyn reconoció al instante. Audrey estaba frente a ella con varios libros entre sus manos.
— Humana inservible con falso título de realeza. — comentó la de largo cabello rojo.
La hija de la bella durmiente se quedó paralizada ante aquello, esa chica más baja que ella y recién llegada la trataba no como una igual, sino como alguien insignificante frente a ella.
— Tu ego será tu perdición.
— No somos iguales, princesa desterrada.
La de cabello multicolor se mordió el labio. Estaba recibiendo varios golpes bajos y el peor fue cuando la vio retirarse. La diosa simplemente se fue dejándola ahí como si no era nada.
Porque para Heartlyn eso era, nada.
La chica siguió caminando hasta que por fin encontró al maldito pirata que odiaba desde que tenía memoria. Aquellos ojos turquesa del pirata solo al verla, hicieron que el se acercara.
— ¿Vienes por más?
—Que asco. Me pegarás una enfermedad venerea si te sigues acercando.
— Corazón, no ocultes tu amor.
— que asco.
Harry sonrio mientras que la diosa se quedó viéndolo a los ojos.
— Me acompañarás a cada lugar lindo de este reino patético.
— ¿Quien lo dice? — cuestionó el pirata acercándose a su rostro.
— primero, te sigues acercando y te voy a escupir. Segundo, el rey bestia te dio una clara orden.
— ¡Hola majestad! — dijo Gil haciendo una reverencia frente a ala chica.
— ¡Gil! — respondió ella también con una reverencia, Harry soltó un gruñido y la Diosa sonrió ante eso. El pirata odiaba la manera tan respetuosa y cordial que ella siempre trataba a su amigo.
— No tuve oportunidad de verte, Harry te acaparo este par de días.
— Ya sabes cómo es cuando estoy cerca, no puede controlar su obsesión secreta por mi. — murmuró alzado los hombros.
— ¿Disculpa? — se quejó Harry.
— ¿secreto? Disculpa que yo lo diga, pero eres muy lenta. — comentó el hijo de Gastón, Heartlyn dejó escapar una risilla.
— Lamento mi torpeza.
— Bien, nos vamos. — habló el pirata. La Diosa sonrió mostrando todos sus dientes. Camino detrás de el que daba largos pasos por su furia.
— ¿Celoso?
— Me das igual. ¿A donde quieres ir?
— A cualquier lugar bonito.
Y así fue. Harry la llevo al que hasta el momento era su lugar favorito. Ahí en Auradon había un árbol del polvillo como aquel que su padre le había contado que había en nunca jamás.
— Es un árbol...
— Es el árbol del polvillo qué hay aquí en auradon, es magnífico.
— Obviamente. — murmuró. — mi padre desayunaba hadas luego de quitarle sus esperanzas.
— Eres un demonio
— na.
La diosa se quedó viendo el árbol. Realmente era muy hermoso y las imágenes no le hacían nada de justicia, obvio no tenía hadas a su al rededor pero un poco de polvillo salía de él. Un impulso se apoderó de ella y sin pensarlo simplemente saltó el barandal para acercarse, pero justo cuando iba a poner su mano donde caía ese polvo dorado, Harry la detuvo.
— ¿Que crees qué haces? — gritó el.
— Tomando lo que quiero.
— Hay cosas que no se tocan, ¿entendiste, corazón?
Heartlyn dejo de forcejear y sonrió. Asintió mientras se mordía el labio y se acercó más al pirata.
— Hay cosas que no se tocan... — repitió la Diosa acercando al rostro de Harry quien sonreía tranquilo, esperando el mismo resultado que hacía un par de días.
— Exacto.
— Yo tocó lo que quiera. — dijo acariciando el bulto en su pantalón, mandando una corriente eléctrica por toda su espina dorsal.
Heartlyn sonrió al ver su rostro más rojo que su cabello.
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Diosa de corazones - Harry Hook
Fiksi Penggemar"Heartlyn solo quería controlar y manipular a cada hombre sobre la tierra... pero vino uno Del Mar y la controlo a ella"