El escape

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=Presente=

Luego de muchas horas de trabajo llegó el turno de dormir, iban a tener que descansar bien para lo que se avecinaba. Fueron a acostarse y se derrumbaron sobre los sacos del sueño que tenían. Bueno, Lisboa se derrumbó, París no podía dormir, no podía moverse del cansancio por lo tanto no podía seguir trabajando como ella quería, pero tampoco podía dormirse. Se volteó y se quedó viendo a la morena durmiendo, se veía tan perfecta, pero estaba traspirando demasiado. Para que no se enfermara o ensuciara mucho su camiseta, le quitó la ropa, pero cuando le estaba quitando la pieza de arriba se dio cuenta de que no tenía sostén. Ella simplemente se volteó y miró para el otro lado, cerró sus ojos tratando de conciliar el sueño cuando sintió que su compañera semidesnuda la abrazaba por detrás. No quiso hacer nada para no aprovecharse de que estaba durmiendo así que sólo se dejó abrazar y finalmente pudo dormir. París siempre había sido así, no le gustaba aprovecharse de la situación de nadie, mucho menos de alguien que quería. Bueno, tal vez alguna vez, en un pasado, sí se había aprovechado un poco, pero no sabía que Lisboa estaba tan ebria.

=28 años atrás=

Alguien tocó a la puerta de la pelirroja, ella abrió y los brazos de su chica se enredaron en su cuello para acercarla a sus labios.

A: -Eh, hola

R: -Hola- Raquel estaba agitada mientras se sacaba el abrigo rápidamente para luego volver a atrapar sus dulces labios en un beso apasionado 

A: -Bueno, pero ¿Acaso viniste corriendo?- Le preguntó buscando una explicación de todo 

R: -Cállate- Le dijo mientras se desabotonaba la camisa 

A: -Raquel, aquí no, mis padres están en la sala- Le dijo tratando de abotonarle la camisa otra vez 

R: -Entonces llévame arriba- La morena saltó sobre su pelirroja para enredar sus piernas en su cintura y continuar con ese beso. Ambas se esforzaron por no gemir con lo que sentían cuando sus labios hacían contacto, ya que los padres de Alicia estaban en casa y podrían oírlas. 

La pelirroja subió por las escaleras mientras cogía en brazos a Raquel besándola, cuando llegaron a la habitación, la morena abrió la puerta sin dejar de besar a su chica. ¿Beso? Otra vez con lo mismo, no era un beso, era una danza entre sus lenguas, una danza perfecta. Cuando entraron en la habitación, Alicia dejó caer sobre el colchón a Raquel, para empezar a quitarse la camiseta; la morena continuó quitándose la camisa. Una vez que ambas quedaron sólo con el sostén puesto, la pelirroja atacó los labios de su chica de nuevo en un beso apasionado, acto que provocó que Raquel enredara sus piernas en su cintura como si fuera un reflejo. Alicia empezó a masajear los pechos de la morena por debajo del sostén, separándose de sus labios.

R: -Ah...

A: -Shh- Para callarla, la pelirroja coló sus dedos en la boca de su novia y luego la empezó a besar. Raquel empezó a ingresar su lengua dentro de la boca de Alicia, otra vez. Lentamente la pelirroja bajó sus dedos con la saliva de su chica acariciando su cuello, las curvas de sus pechos y su abdomen hasta llegar a sus pantalones para desabrocharlos y empezar a acariciar sus pliegues.

R: -Hmm...- No sabía cómo, ni porqué, pero cada vez que Alicia la tocaba, Raquel la sentía como la primera vez, como si volvieran a estar en aquel sofá, con la casa sola y la TV prendida. Se sentía como el primer contacto, a pesar de que no lo era, estaba lejos de serlo, pero jamás se acostumbraría a sentir a la pelirroja de aquella manera, y jamás nadie la podría hacer sentir como ella. Alicia continuó acariciando sus pliegues, para luego introducir suavemente dos dedos dentro de ella

Ralicia: Te necesito conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora