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Omnisciente.

La mesa charlaba animadamente mientras la camarera servía la comida. Pero Gon se había retirado antes de lo previsto.

"Debo regresar con mi padre, muchas gracias por los regalos chicos. Espero verlos de nuevo pronto mientras estemos en Yorkshin. Sino, ¡yo les aviso!"

Killua se sentía solo y decepcionado.

En su silla, solo su cuerpo estaba presente. Porque su mente viajaba entre pensamiento y pensamiento, nubes acolchonaban al pequeño asesino en ese asiento; deprimiéndose lentamente.

Porque sentía que había perdido la oportunidad de que aunque Gon no se sintiera igual, él podría decirle lo que sentía.

Internamente estaba muy feliz de verlo de nuevo, después de tantos años. Pero si bien lo había vuelto a ver, ni siquiera habían charlado mucho, máximo por cuarenta minutos. Y eso, lastimaba el pobre corazón indeciso del albino.

Pensaba que Gon ya no quería su amistad como antes. Ni siquiera había tocado su brazo o tomado sus hombros como usualmente hacía antes.

Sabía que era tonto pensar así. Pero vamos, Killua no sabía qué era el amor, apenas reconocía sus amistades verdaderas, ¡las contaba con los dedos! Confesarse al instante no era su primera opción, definitivamente su cuerpo no lo haría y..

— Rayito, no te preocupes, podrás hacerlo otro día —lo llamó el Kurta, quien con un suave roce en su cabello, logró hacer que sus hombros se soltaran y que su mirada se aguara — Ay mi pequeño..

Era duro.

Sabía que Gon no lo amaba y lo entendía. 

Es decir, Killua no era nadie interesante. Killua solo era un asesino, un cazador fuerte pero más allá de su increíble astucia y sus habilidades de pelea, no había nada. No existía una personalidad buena, era una personalidad rota.

Killua estaba roto.

Y aunque estuviera reparándose poco a poco, alejándose de sus pesadillas, otras aparecían. Y lastimosamente, no solo la amistad cumplía el deber de "rehabilitar" al Zoldyck, sino y aunque sonara cliché, el amor era importante.

Empezando porque ni siquiera se amaba a sí mismo.

[...]

Después de unas horas decidió regresar al hotel. Llevaba la cena en su mano, invitación de Leorio y Kurapika para que comiera algo diferente a la comida del hotel por su primera noche al menos. 

Caminaba por los techos en silencio, su mirada algo oscura, sus labios apretados mientras pequeñas lágrimas caían en cada pisada que daba.

"Soy patético". 

Se recordaba, haciendo que su mano apretara la bolsa, enterrando sus garras en su piel, notando como su propia sangre comenzaba a caer en pequeñas gotas espesas en sus pisadas. Sangre y lágrimas, sollozos silenciosos, un corazón roto.

— Debí decirle, ¿no es verdad? —murmuraba entre sollozos, tomando con su mano libre el collar, irónicamente y ajeno a su otra mano, frotándolo con la delicadeza más grande que sus manos de cazador podrían crear— Soy un idiota enamorado que ni siquiera puede decir lo que siente. 

Apenas había terminado de hablar cuando un estruendo muy duro se escuchó detrás de él y alzo la cabeza cual gato asustado, comenzando a correr de techo en techo mientras apretaba los dientes.  

— ¡No! ¡Espera!

¿Un cazador? ¿Un asesino? ¿Quizás un zodiaco? ¡Mierda no voté en la selección de este año!

Wonderwall |GonKillu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora