Capítulo 1

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Mariana vivía siempre en caída libre, saltando de un avión u otro, siempre cayendo. Llevaba años practicando el paracaidismo, tantos que ya no sabía si lo hacía más por diversión o por la costumbre. Su padre la observaba mientras se preparaba para saltar
— A ver Lali, ¿por qué saltas hoy?

— Tengo un posible nuevo trabajo, en una escuela, seré algo así como una secretaria— dijo asqueada. Nico la miró confundido, ya ella tenía un trabajo fijo. —Es parte del trabajp.. Algo temporal.
Respiró hondo y abrió la puerta del avión.

— Entonces saltemos.— replicó
Lali solía ser la primera en saltar, pero aveces le daba por saltar de último.

— Salta tú primero— Nicolas dio dos pasos para atrás y negó con la cabeza.

— Salta tú— insistió.
Pero Lali le dio un pequeño empujón que lo obligó a saltar. Sus gritos se escuchaban cada vez más lejos. Lali saltó unos segundos después sin pensarlo dos veces.

La sensación de la caída libre era única, sentía que volaba.

Cada vez que algo nuevo pasaba o algo cambiaba, Lali saltaba, y es que su vida era tan cambiante, tan volátil que parecía que siempre estuviera en caída ñibre.

Cuando se acercaron a la tierra, Nicolas dobló las rodillas y aterrizó. Lali en cambió perdió un poco el equilibrio y se dejó caer.
— Años saltando y nunca logras aterrizar bien, Lali

— Años saltando y no se te quita lo cobarde, Nico — replicó
La expresión de Nicolas reflejaba algo de molestia, ella lo miraba irritada. El silencio los invadió, y el ambiente se volvió algo hostil hasta que los dos soltaron unas carcajadas.

Nunca sería algo serio, ni siquiera saltar, todo era siempre tan liberal entre ellos. Cogieron sus cosas y se fueron.

Llegaron a la casa en 10 minutos, en la puerta los esperaba Rocío.
— Uff, Nico, tienes cara de haber visto un muerto— rió
Nicolas esbozó una sonrisa torcida.

— Es que vi uno.
La expresión de Rocío se tornó preocupada.

— ¿Quién?

— Que muerto ni muerto, el supuesto muerto vendría siendo él— contestó Lali
Todos rieron

— Es que casi me matas — se justificó Nicolas — ay Rochi, la verdad es que no sé cómo te subes a un carro con tu amiga, es un peligro

— Es tu hija, Nico, algo de ti tiene que tener. — rió.

— Nada que ver, míranos — dijo Lali.

— Bueno ahora que lo dices tú tan chiquita con el pelo castaño— puso una cara tan pensativa — ay por Dios La, que dices si son igualitos, tienes todo de él.

— Sí sí, Ro, todo menos lo pendejo
Todos reían menos Nico.

— ¿Todo bien? — preguntó Lali — ¿Sabes que es puro relajo, no?
Nicolas sacudió la cabeza para volver a esa conversación, se había distraído un rato.
— Sí — sonrió — Perdón. Me había quedado pensando, a todo esto, ¿dónde está Noah? ¿Por qué no ha salido?
Rocío abrió la puerta y todos caminaron hacia la sala.

— Ah está en su cuarto. — dijo Rochi — Eso si, les aviso que no piensa bajar.

— ¿Por qué? — preguntó Lali.

— Está enojado contigo, Lali. Y más contigo, Nico... — replicó Rochi.
Nicolas se dirigió a las escaleras, lo llamó pero el niño no respondió.
— Ahora me va a oír — advirtió pero Lali lo frenó.

— Deja, yo me encargo.

Nicolas dudó, pero dejó que ella subiera, sabía que era mejor.

Noah se encontraba tirado en la cama jugando con una bola de tenis. Llevaba un rato escuchando a su hermana tocando la puerta pero no quería abrir y le dijo que se fuera. Al rato escuchó un ruido, miró hacia la ventana y vio como Lali la abría.
— Me dejaste fuera. Ya te dije que no quiero hablar. — dijo Noah levantándose de la cama.
Lali entró por la ventana.

Caída Libre - Buscando Esperanza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora