Capítulo 3

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Al llegar a la escuela, Noah estaba más que emocionado.

— ¿Viste cómo lo dejaste, La? Eres una genia, nadie te gana. — dijo orgulloso.

Lali estacionó la moto soltando una carcajada. Noah habló todo el camino de como ella le ganó al "lunares".

— Bueno bueno, ¿te parece si entras s clase? — Noah asintió. — Yo estoy un poco temprano así que esperaré. A ver, ¿me das un abrazo fuerte? ¿O ya eres muy grande?

Noah le dio un gran abrazo y fue corriendo a la entrada. — te quiero. — gritó antes de que entrara.

Lali esperó hasta la hora de su entrevista, se peinó por enésima vez, volvió a comer y por fin estaba en la puerta de la directora esperando a que llegara.

— Hola. — saludó una rubia fuera de aliento. — Perdón por la tardanza, surgió un inconveniente.

— Buenos días. — saludó Lali. — No se preocupe, si quiere lo dejamos para otro día.

— No no, sigamos hoy. Ya te dejé esperando mucho tiempo. —abrió la puerta de su oficina. — Pasa, siéntate.

Lali se sentó frente a ella.

— Perdón, no me presenté, Cielo Lanzani, directora del colegio Esperanza.

— Mariana Espósito, mucho gusto.

Se dieron la mano.

— Bueno, yo busco una asistenta que me ayude con el manejo de esta escuela. Háblame un poco de ti.

— Bueno recién vuelvo a Madrid después de una ausencia bastante larga, estuve en varios países, pero el último fue Argentina donde me dediqué a un par de cosas como organizar eventos, ayudar con un par de proyectos y tomar un par de cursos.

Cielo asintió, sacó unos papeles de una carpeta.

— Estuve revisando tu curriculum, un poco extenso por cierto... has tenido muchos trabajos en los últimos años entre ellos secretaria, maestra de teatro, organizadora de eventos... azafata, pilota?

Lali sonrió.

— Ah sí, es que me encantan los aviones y como siempre viajaba, me vino de maravilla ese trabajo.

— ¿Por qué has vuelto a Madrid?

— Por cosas de familia.

— Necesito a alguien estable, ¿cómo puedo estar segura de que no te irás en un tiempo como lo has hecho en estos trabajos?

— Si se fija, mucho de esos trabajos eran temporales, otros fueron pasantías, y me parece que muy a mi pesar he vuelto a España para quedarme.

— ¿Por qué a tu pesar?

— Tengo años que no vivo en España, me fui cuando era niña... ¿En qué consiste el trabajo?

Cielo no le respondió, se quedó en silencio mientras miraba un par de papeles. Lali odiaba el silencio, iba a decir algo hasta que Cielo por fin habló.

— Mariana o ... Lali? Prefieres Lali, no?

Lali estaba un poco sorprendida.

— Yo no...

— Lali Esposito — continuó Cielo — Hija de Nicolas Esposito. Trabajaste con él en su constructora. No... deja el curriculum ahí, no estás loca, no lo incluiste. Mi pregunta es por qué.

Lali la miró fijo, dejó su curriculum en el escritorio. 

— Me parece que no viene al caso ponerlo.

— Bueno, si vamos al "caso" tampoco tiene lógica que pusieras los otros trabajos.

— No fue algo importante — insistió Lali.

— Cinco años de proyectos en varios países... ¿te parece que no fue importante? ... a ver, torres, un par de casas, dos escuelas, varios edificios... sigo?

Lali no pudo evitar reírse un poco.

— ¿Me mandó a investigar? Bien.

— Mataron a dos de mis maestros y a mi asistenta. Después pongo una solicitud para una asistenta... ¿te parece que no voy a investigar?  Después tú apareces sin importarte todo este lío que seguro te enteraste y omites cosas de tu curriculum que parecen normales y piensas que no me voy a preocupar.

— Muy bien, doctora. — la interrumpió— Sí doctora, no me mire así que yo también investigo... se graduó bastante joven pero con los años, por alguna razón decidió hacer un cambio radical y dedicarse a formar una escuela.

— No entiendo que tiene que

— Son pocas las personas que saben que usted es doctora y pocas las que saben que soy arquitecta. Ahora le digo, sigo buscando algo que me apasione... yo no sé usted, pero la construcción no es mi pasión y no suelo crear fama a base del éxito de mi padre. — se paró, necesitaba una buena excusa para salir de ahí y la había conseguido. — ¿Ve lo que le digo? Gracias ...

— Espera.  — dijo Cielo. Necesitaba una asistenta, la idea de otra entrevista la ponía mal y a pesar de todo, la muchacha le caía bien. —  Siéntate por favor... mira ehh

— Mariana, no le mentí sobre mi nombre, me llamo Mariana, Lali es un simple apodo.

Cielo asintió.

— Siéntate por favor. Esto no tiene porque terminar así. Veamos — Lali se sentó y Cielo hojeó su curriculum — Organizadora de campamento, secretaria por seis meses. ¿Cómo te llevas con los niños?

— Bien.

— Supongo que has hecho cosas simples como sacar copias, organizar reuniones. — Lali asintió — ¿Y algo de manejar cuentas sabes?

— Lo suficiente.

Le hizo un par de preguntas más hasta que llegaron a un silencio largo e incómodo. Cielo miraba unos papeles y Lali se removía en su asiento impaciente. Sólo necesitaba que le dijera que no era lo que buscaba para terminar con ese trago amargo y cuando por fin escuchó lo que quería se paró de golpe.

— Entiendo, de todos modos muchas gracias por su, ¿QUÉ?— su cuerpo se tensó al escuchar esas palabras, no podía ser posible. — Perdón... ¿qué dijo?

— Estás contratada. — dijo Cielo con una sonrisa. — Bienvenida al Colegio Esperanza.

Se dieron la mano, Lali sacudió la cabeza.

— No entiendo. — dijo honesta. — ¿Por qué me contratas?

— Bueno viniste buscando un trabajo, cumples con los requisitos, me caes bien y te contraté. ¿Así o más simple?

— No, emm, gracias... nos vemos el

— Miércoles.

— Sí, eso, que tenga un buen día.

Que día más horrible, todo le estaba saliendo mal. Más tarde, tendría que preguntarle a Rochi cuántos años le darían por eliminar a su jefe. Se rió pensando en su respuesta y salió.

Caída Libre - Buscando Esperanza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora