Subí a las gradas con la poca dignidad que me quedaba para despertar a la única persona con la que podía llorar sin vergüenza alguna. Shei se molestó un poco cuando la desperté pero cuando vio mis ojos llorosos y se incorporó, supuso que había pasado algo.
—¿Qué ha pasado, Ana?— Me preguntó
Yo tenía la cabeza gacha y unas increíbles ganas de llorar. Mi labio inferior tembló mucho en cuanto empecé a contarle la historia, y las lágrimas salían con furia de mis ojos. Ambas sabíamos que estábamos llegando tarde a clases pero no nos importaba mucho. Además, yo me renegaba a llegar tarde y exponerme a que la gente me viera con cara llorosa.
—Es un desgraciado— sentenció furiosa Shei formando unos apretados puños.— Encima, sigue teniendo los pantalones de pasar de ti después del tremendo favor que le estás haciendo.
No pillaba lo que quería decir.
—Tú podrías estar saliendo con todos los chicos que quisieras. Eres guapa, inteligente, buena, honrada, y un sin fin más de adjetivos positivos. Pero no te fijas en nadie más porque te enamoraste de él. Él que no es tan del otro mundo. Y viene y te lo paga con la indiferencia.
Sheila estaba realmente canteada. Nunca la había visto así. No sabía si estaba así porque le había fastidiado sus sueños y la situación era su blanco perfecto para desahogarse o por otra cosa.
Nos quedamos unos minutos en silencio, los cuales aproveché para serenarme y acomodarme mejor en las gradas con Shei. Ella, aunque estaba enfadada, estaba apoyada al respaldo de la silla en posición como de alguien a quien todo le diera igual.
Cuando me recompuse, bajamos y nos metimos al edificio. Acababa de sonar la sirena y antes de que me metiera en mi siguiente clase Sheila detuvo en seco.
—Por ahora te llevaré yo a casa. Esto solo cambiará si el idiota ese te pide unas disculpas delante de mí.
Realmente Sheila se emocionaba mucho con las cosas y se la tomaba muy en serio, tanto que lo llevaba a los extremos. Ella y yo éramos consiente de que en la vida Owen haría algo así. ¡Vamos! No estando enamoradísimo de mí.
—Shei, tampoco te pases.— dije tratando de hacerle entrar en razón.— Recuerda que le necesito para lo de Mike.
—¡Tonterías! Ya solucionaremos esto. A ti lo que menos te faltan son candidatos para cubrir este puesto.
—Ya, pero ya sabemos que eso se verá muy falso. Además, tú fuiste quien me le recomendó.
—Sí, pero eso era porque nunca le creí capaz de tratarte como una mierda.
La miré con una ceja enarcada. Ambas sabíamos cómo era Owen con todo el mundo, no sé qué nos picó para pensar que sería diferente conmigo.
Entramos en el aula. Owen estaba como siempre en el fondo, a la derecha. Roger estaba a su lado en la fila del medio. Mi mirada se cruzó por un segundo con la de Owen, pero la aparté rápidamente. Seguía muy molesta con él. Me senté en la segunda hilera de la fila central. Sheila se sentó a mi derecha. Saqué mi bloc de notas y procedí a esperar al profesor para comenzar a anotar cosas de clases.
La clase se me hizo muy difícil. Me costaba mucho prestar atención. Mi lado más enamoradizo me pedía a gritos que cada cierto tiempo mirase por encima del hombro a Owen. Me era inevitable. Él por el contrario, parecía muy atento a las clases y en ningún momento dirigió su mirada hacia mí.
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Rubia, pero no tonta
RomanceAna Suárez es la chica que cualquiera calificaría como "la chica perfecta". Era rubia, de ojos azules, alta. Pero más allá de su aspecto físico, Anna era una chica reservada, tímida, bastante introvertida y, muy meticulosa y celosa con todo lo que e...