Cuando llegué a casa en la tarde, estaba tan emocionada que subí los escalones de dos en dos. Me encerré en mi cuarto y ahogué un grito de alegría con la almohada. Estaba realmente feliz.
Con sumo cuidado, guardé el contrato en un lugar seguro. Después, me descalcé y me puse a dar saltos de alegría sobre la cama, pensando en lo afortunada que era. En un momento dado, me di contra la lámpara que estaba en el techo.
—¡Auch!— me retorcí tapándome el lugar del golpe con las manos.
—¡Ana!— oí la voz de mi madre.— ¿Qué ha sido eso?
—Nada— mentí.— Ha sido un libro del estante que se ha caído.
—Pues ten más cuidado hija.
—Vale.
Me seguía doliendo la zona golpeada, pero eso no impidió que la alegría siguiera circulando por mi cuerpo. Me bajé de la cama y me desabotoné la camiseta que llevaba. Acto seguido, me saqué los vaqueros que tenía puestos, y me metí al cuarto de baño para darme una ducha.
Cuando salí me puse algo más cómodo y bajé a comer.
No comenté nada acerca de mi contrato con Owen, aunque mi familia notó mi repentino efusiva alegría.
El día siguiente amanecí impaciente. Apenas dormí la noche anterior pensando en que Owen me vendría a recoger y me llevaría al insti, y que todos nos verían llegar juntos.
Me levanté diez minutos antes de que sonara la alarma y me fui al baño para mear y ducharme de paso. En quince minutos, ya estaba lista. Me puse camisa blanca de botones, una falda corta de cuadrados amarillos y negros. Me puse la camisa dentro de la falda para parecer más chick. Me puse unos calcetines blancos largos y mis botas de Timberland negras.
Me planché un poco el pelo y me puse una cinta del mismo color que mi camisa.
Aunque no me había maquillado, mi aspecto era radiante. Brillaba sin ningún cosmético en la cara, incluso mis mejillas estaban ruborizadas. ¡Ay que ver lo que hacen la alegría, la emoción y el amor juntos en una sola persona!
Cogí mi mochila y me miré en mi espejo entero, antes de darme a mí misma mi aprobación y salir de mi habitación.
Cuando llegué a la cocina todos se quedaron boquiabiertos mirándome.
—¡Hala! ¡Madre mía Ana, estás preciosa!— Chloe fue la primera que habló.— Me fascina tu lazo.
—¿A que es mono?— le dije moviendo las cejas juguetona.
—¿Bromeas? Es trending topic actual. Ven, vamos a hacernos una foto para que mis amigas flipen— dijo sacando su teléfono y poniendo la cámara frontal.
Chloe era una afinacionada a la moda. Su sueño era llegar a ser una famosísima top model internacional. Quería seguir y superar los pasos de mamá que yo me negué a seguir.
—Chloe te tengo dicho mil veces que en la mesa no se usa el móvil— dijo mi madre molesta.
—Venga mamá, solo será un momento.
Me incliné más hacia ella sonriendo, pegando mi moflete con el suyo. Ella hizo moritos, y el flash de la cámara anunció que la foto ya estaba tomada.
—Listo— dijo examinado la foto antes de colgarla a su mural de face.
—Bien— dije cogiendo una manzana del bol.
—¿No vas a desayunar con nosotros?— preguntó mi madre.
Negué con la cabeza.
—No puedo. Vienen a recogerme en breve.
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Rubia, pero no tonta
RomanceAna Suárez es la chica que cualquiera calificaría como "la chica perfecta". Era rubia, de ojos azules, alta. Pero más allá de su aspecto físico, Anna era una chica reservada, tímida, bastante introvertida y, muy meticulosa y celosa con todo lo que e...