Una noche de sorpresas y promesas

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Fuera de Fuyuki – 4:30 am

Por las oscuras montañas de Fuyuki, en una carretera llena de curvas, era posible verse un Mercedes Benz 300 SL Gullwing de pintura plateada, ser conducido a una gran velocidad. Tomando las curvas de forma muy inverosímil a la vez de arriesgadas. En su interior, Irisviel iba detrás del volante con una enorme sonrisa con una mezcla de emociones, entre las cuales eran claras la emoción, diversión, felicidad y confianza.

A su lado, como copiloto, se encontraba Saber quién había regresado a su traje negro, tenía una mirada temerosa y una sonrisa nerviosa a la vez que estaba sujetando firmemente a la manija de la puerta. Y por último, estaba el pelinegro en el asiento trasero quien tenía una mirada aterrada y se estaba sujetando con todas sus fuerzas al asiento.

Los tres habían quedado de acuerdo en retirarse al castillo de la familia de la peliblanca. El cual había sido construido algunos kilómetros fuera de la ciudad de Fuyuki con el único propósito de ser una fortaleza para la Guerra por el Santo Grial. Ambas mujeres querían llegar rápido al castillo para poder descubrir más sobre el pelinegro sin ser escuchas por el enemigo. Pero Saber jamás se imaginó que la peliblanca quisiera conducir personalmente.

No era que le disgustara la idea, solo que se sentía temerosa de la forma en que lo hacía. Iba demasiado rápido, ocupaba ambos carriles para tomar una curva y el hecho de que el pelinegro no dejara de estar rechinando los dientes y gritando cada vez que su amiga aceleraba o tomaba una curva no la estaba ayudando a calmarse.

- ¿Lo ves, Saber, Goku? ¡Esto va muy rápido! – exclamo una Irisviel fascinada con su regalo.

- No sabía que fueras tan buena conduciendo... - Arturia no termino de hablar gracias a que el auto salto al pasar por un tope.

- ¡Si! – grito Irisviel divertida.

- ¡AHHHA!

Goku se aferró con mucha más fuerza a los asientos traseros después de ese grito. No era que no le gustara subirse a un auto. Pero le era completamente extraño un auto que se desplazara con ruedas y no por aire como los de su mundo. Estos eran muy diferentes a los que conocía y definitivamente le transmitían una sensación de inquietud y desconfianza. Y que su amiga estuviera conduciendo tan rápido solo lo asustaba aún más.

- ¡No tienes por qué preocuparte Goku! ¡Puede que no lo parezca, pero he practicado mucho! – aseguro Irisviel a la vez que movía la palanca de cambios para acelerar como toda una profesional.

- ¿Eres inmortal y te asusta subirte a un auto? – cuestiono Arturia nerviosismo viendo por el retrovisor al temeroso pelinegro.

- Creo que voy a vomitar – murmuro Goku al sentir como el auto comenzaba a ir más rápido y no escuchando a la rubia.

- ¡De todos los juguetes que Kiritsugu me dio! ¡Este es mi favorito! – declaro Irisviel comenzando a pisar a fondo el acelerador.

- ¿Juguete? – repitió Arturia con incredulidad y sintiendo como su cuerpo se pegaba al asiento por la velocidad.

- ¿Quién es Kiritsugu? – pregunto Goku aun con miedo – "Ella maneja incluso más rápido que Bulma".

- Es mi Maestro – respondió Arturia con la vista al frente – también se encontraba en el muelle, pero estaba escondido, buscando una oportunidad para actuar cuando fuera necesario. No lo viste, pero el seguramente se fue primero que nosotros, supongo que también fue al castillo.

- Ya veo. Entonces ya se quién es, sentí su presencia en el muelle – murmuro Goku recordando a un hombre con una energía bastante peculiar.

- ¿A qué te refieres con que sentiste su presencia? – cuestiono Arturia con seriedad mirando al pelinegro fijamente por el retrovisor.

Fate Z La Leyenda Jamás ContadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora