Capítulo 11

2 0 0
                                    


"Un siervo no muy servicial"

Mire los últimos rayos del sol por mi ventana antes de que esos reflejos dorados desaparecieran por la mas tranquila oscuridad. Amaba ver los atardeceres, me traía una paz que rara vez lograba experimentar por mi misma. Toque el cristal y viéndome en el reflejo me di cuenta de algo que no había tocado mi mente hasta el momento. Ya habían sido dos días sin ver a Areu, era extraño ya que el siempre se contactaba conmigo para mis lecciones. Nunca pasaban mas de 15 horas sin que él me llevará. Pero recordando eso ya no era un problema, ahora podía ir por mis propios medios sin necesidad de que él lo hiciera.

Hice todo como la última vez, me relaje sin pensar en nada, tome impulso y salte. Debí haber fallado en algo porque caldo salte no cai sobre una alfombra aterciopelada sino que me golpe contra la madera del pisó de mi cuarto. Solté una burda maldición por el dolor para luego levantarme lentamente pensado en que había echo mal.

De repente en mi mente apareció aquella criatura horrorosa el lunes por la mañana. "¿sería a caso que no era capaz de cruzar o de tener noticias de Areu debido a esa criatura?", me pregunté internamente.

Tenia que averiguar porqué. Tal vez Areu estuviera en problemas, tal vez no seria capaz de volver a su mundo. "No, eso no puede ser posible", me negaba a creer que existía la posibilidad de no volverlo a ver.

Si había algo que me negaba viajar de mi mundo al otro eso explicaría porque Areu no se había contactado conmigo, me sentía tan tonta por nisiquiera pensar en él por mis tontos problemas mundanos. No podía vivir un minuto mas sin saber que era lo que me estaba pasando. Me acerque hasta mi cama y levantando las sabanas y la oscuridad debajo de ellas, al visualizar un libro envuelto en una tela vieja lo tome sin dudarlo.

El libro que le había robado a Areu de su biblioteca, el cual había tomado para tratar de descubrir un poco mas acerca de la criatura que habia tratado de llevarme en el vórtice.

Aquella criatura sin rostro estuvo merodeando mi mente la última semana, en especial por un simple echo, el cual no me habia dado cuenta hasta ahora. Ese monstruo no poseía un fiadhaich y ninguna criatura era capaz de pasar por el vórtice como yo lo ayudará. Eso solo dejaba una sola opción. Alguien lo había mandado a buscarme, no sabía porque, pero iba a averiguarlo. Tal vez si descubría quien lo había mandado también lograría saber porque no podía comunicarme con Areu.

Eche una mirada a mi al rededor antes de tocar el libro, sin temor tome sus paginas y lo abri. Los sentimientos que me inundaron en un simple segundo no eran capaces de describirse en simples palabras, lo único a lo que se asemejaba era a la adrenalina pura mezclado con la mayor felicidad posible. Sentí como una ola de extasis me atravesó, llenándome y dejándome con la respiración entrecortada. Mi cabeza se lleno de una simple idea, una idea que era impensada antes pero ahora parecía tan posible que era mágico. "Soy capaz de hacer cualquier cosa", me dije a mi misma en un susurro casi inteligible.

Las páginas del libro eran completamente doradas y brillaban como si se tratara de una luz mágica. Se notaba como la caligrafía había sido echa a mano, con pluma y tinta, pero al igual que las paginas, las letras tampoco eran comunes. Cuando posaba la vista en ellas, aunque sólo fuera un instante, estas brillaban aunque no tanto como la hacían las páginas. La primera página estaba vacía, casi por completo, solo había un nombre que se encontraba justo a la mitad de ella.

Jax Kallum Delzurack

Más que extasiada busque la segunda página, encontrándome con un índice bastante extenso. Con la vista busque que algo me llamara la atención hasta que un nombre lo hizo. Sonreí y con una maliciosa risa me guié hasta esa página, la 358. Al ver el título apenas pude contenerme y tuve que leerlo, "Siervos de la verdad, como convocarlos y sus poderes".

Selene: el mundo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora