El Juego.

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***


Querido diario:

Yeni ha estado muy esquiva últimamente. Me siento fatal porque es mi única amiga y creo que notó que también tengo sentimientos por Leandro. Pero ya lo decidí, no le diré nada con respecto a eso, es más si me pregunta lo negaré. No quiero que se enfade conmigo por un chico. No lo toleraría. Tampoco es como si con Leandro tuviéramos química o algo. No, nada que ver. Él ahora me ve, si. Pero pasé de ser la invisible Ale a la "miedosa Lambert" y eso no es un gran cambio que digamos.

Lo mejor será fijarme en alguien más, ya sabes, un clavo saca otro clavo. Es así ¿No? Bueno, como sea, si me fijo en otro chico y se lo confieso a Yeni, quizás ella cambie esa actitud distante que ha estado teniendo conmigo y volveremos a ser esas amigas inseparables que hasta hace poco tiempo éramos... Eso espero.

***

—Vamos Yeni... ¿Hasta cuándo vas a ignorarme? —Le digo a mi mejor amiga con un puchero mientras la agarro del chaleco y sacudo su brazo de manera infantil.

—No te estoy ignorando. ¿Ves? Estoy hablando contigo justo ahora. —Dice con un tono frío.

—Bueno, no ignorando, pero si estás molesta conmigo. ¿No?

—¿Te gusta Leandro? —Su pregunta me toma por sorpresa y me incomoda al instante. —Claro que te gusta. Te sonrojaste de solo nombrarlo.

—¿Qué? No. Nada que ver. —Chillo asustada.

—Claro que si, sino por qué otra razón no me dirías quien te gusta. Es obvio, solo fui ciega al no notarlo antes.

—No Yeni, cometes un error al pensar eso.

—Entonces dímelo ahora. ¿Quién te gusta Ale? —Levanta una ceja y yo le esquivo la mirada.

—Yo... Yo no... —Tartamudeo sin saber qué decir. No me esperaba esta pregunta tan directa.

—Si Ale, cuéntanos... ¿Quién te gusta? —La voz de Christopher me hace brincar, me volteo y está parado a mi lado junto a Leandro. Ambos tienen una sonrisa traviesa en su rostro y me miran expectantes. —Vamos Ale, no nos dejes con las dudas. También queremos saberlo. —Me abraza de lado y me sacude el flequillo como si ya fuera costumbre. —¿Siquiera alguna vez te han besado?

Mis manos sudadas y temblorosas lo apartan de un empujón y salgo corriendo de allí. Sin saber cómo, llego al baño y me encierro en uno de los cubículos. Rompo en lágrimas sin saber bien el por qué. Me sentí invadida y humillada ¿Todos se burlan de mi ahora? ¿Incluso Yeni? ¿Ella sabía que los chicos oían todo?

Siento que abren la puerta del baño y hago lo que puedo para evitar sollozar.

—¿Ale? Ale sé que estás aquí, te vi entrar. Vamos, sal de donde estás. Los chicos no oyeron nada más, estaban tomándote el pelo. —Oigo como Yeni suspira y su voz se vuelve dulce. —Vamos a hablar ¿Si? Ya te dije por qué estaba molesta, ahora me debes una confesión.

—No te debo nada. —Digo a través de la puerta que nos separa con una voz tan dolida que ella puede palparla.

—Ale te juro que yo no sabía que ellos oirían eso. Pero te aseguro que no oyeron nada más, si eso fuese así yo misma estaría tan encerrada ahí como tú. Después de todo a mi se me veía toda celosa preguntándote eso... Perdón ¿Si? A veces se me olvida cuánto te afectan estas cosas.

Conozco a Yeni hace tanto que sé cuando está siendo sincera y con solo oírla sé que lo está siendo ahora. Me limpio la cara y salgo del baño.

Ale! No eres invisible. ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora