Capitulo 3

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Jimin

Mi visión nocturna penetró fácilmente la oscuridad del elevador. Pude verle el pálido cuerpo claramente mientras se sacaba cada prenda de ropa y la dejaba caer al piso. Con cada prenda que se quitaba, el lado animal dentro de mí se agitaba. Su cuerpo desnudo y totalmente perfecto se encontraba a pulgadas de mí, y mis manos ansiaban tocarlo. El aroma de su excitación inundó mi mente y agitó la lujuria en mi interior. Mi esencia se combinó con la suya de vainilla; se mezclaron y formaron un nuevo aroma que estimulaba mis sentidos. Jungkook no tenía ni una remota idea de que al ofrecerle protección y marcarlo con mi esencia, lo había reclamado como propio. Cualquier otro hombre felino de la ciudad reconocería esa marca. Los hombres felinos quizás no formaban pareja para toda la vida como los hombres lobo, pero ningún gato se atrevería a meterse con mi pareja mientras yo la reclamara. Y él ni siquiera se había dado cuenta.

Pero mi cuerpo sí. La influencia de la luna, la esencia de tenerlo cerca y desnudo; un cuerpo excitado tan cerca al mío me rasgaba el autocontrol como si fuera de papel.

-¿Tienes frío? Podría compartir la chaqueta contigo.

Yo no tenía frío, ni siquiera en los días más fríos del invierno. Mi sangre de hombre felino me mantenía caliente todo el año. Pero, antes de que pudiera protestar, Jungkook abrió la chaqueta y me acurrucó dentro de ella. Sentir su polla presionada contra la mía fue demasiado como para poder ignorarlo. La necesidad me llevó al límite de la razón, y salté sin siquiera mirar. Se me escapó un gemido cuando elevé su rostro para besarlo. Los labios de jungkook eran tan ricos y seductores como había pensado. Incluso más. Sabían a menta y calor. Deslicé mi lengua dentro de su boca para explorarla aun más.

Jungkook me recorrió el pecho a través de la camisa con las manos, y me estremecí de placer. La camisa era un obstáculo. No quería que nada se interpusiera entre mi piel y la suya. Con un gemido, me abrí bruscamente la costosa camisa de seda hasta que las manos de Jungkook pudieron tocarme la piel.

-Oh... Jimin... -jadeó Jungkook contra mis labios. Me clavó las uñas en los pectorales y luego las rozó sobre mis pezones-. Tienes un excelente cuerpo -murmuró antes de lamerme el pecho de arriba hacia abajo.

-No es nada en comparación con el tuyo -comencé a tocarlo también. Su piel era suave como la seda. Quería explorar cada pulgada.


Jungkook

Sentir las manos calientes de Jimin en mi piel envió un nuevo ataque de necesidad a través de mi cuerpo. El líquido preseminal empezó a humedecer mi piel bajo los bóxers. Me froté contra la erección dura como el acero que ostentaba Jimin. ¡Dios! ¡Nunca había estado tan excitado en la vida! Los labios de Jimin eran como una droga y arrasaban toda voluntad de resistencia; ah, y sus manos eran mágicas. Jimin pellizcó y estimuló mis pezones con las ásperas yemas de sus dedos. Sentí el salvaje ímpetu de empujarlo contra la pared y treparme sobre él hasta cogerle y hacerle explotar la cabeza. Me corría fuego por las venas y estaba más que contento de sentir el ardor. Jimin llevó la mano más hacia abajo para provocarme a través de la ropa interior y quise gritar de frustración. No quería que nada se interpusiera entre nuestras pieles.

Con dedos temblorosos, le desabroché la hebilla del cinturón y le abrí la bragueta. El áspero ruido del cierre resonó exageradamente alto en la quietud del elevador. Su pene sobresalió: grande e imponente. Deseé poder verlo, pero la total oscuridad del elevador era implacable. En cambio, le toqué la polla con los dedos y me maravillé ante la longitud y el espesor. Un escalofrío de temor y excitación me recorrió velozmente la columna de arriba hacia abajo. Incliné las rodillas para bajar ante él y comenzar a chupársela, pero Jimin me jaló hacia arriba.

-Permíteme -Jimin rozó mi estómago y muslos con su pecho antes de que sintiera su ardiente respiración sobre la empapada punta de mi pene. El aire quedó atrapado en mi garganta cuando los dedos de Jimin recorrieron lentamente mi erección a través de la ropa interior-. ¿Puedo...? -la profunda voz de Jimin resonó pesadamente en todo mi cuerpo, acentuando así el dolor que me crecía entre las piernas.

-¡Quítalo! -quería que me tocara, ¡maldición!

-Bien -sentí un ligero tirón y, luego, el ruido de los bóxers que casi se rompían. La lujuria, ardiente y húmeda, me recorrió el cuerpo con una gigantesca oleada. Se me endureció tanto el pene, que cada movimiento de mis piernas disparaba flechas de calor directamente a mi pecho. Jimin tocó alrededor lentamente con sus dedos y recorrió mi miembro.

-Tan ardiente, tan duro -murmuró Jimin antes de mover su otra mano hacia atrás y deslizar uno de sus dedos dentro de mi ansiada entrada. El roce de ahora un segundo dedo a lo largo de mi recto sacudió mis rodillas. Jimin simplemente conocía el ritmo correcto para llevarme al límite, pero no más allá.

-¡Apresúrate! -susurré mientras mi temperatura interna subía.

-Apenas he comenzado -susurró Jimin contra mi pene antes de comenzar a introducírselo a la boca.

Un gritillo brotó de mi garganta y no pude contenerlo. Mis caderas se sacudieron contra él mientras mi cuerpo explotaba como una supernova. Destellos de luz danzaron detrás de mis párpados mientras oleadas de placer me arrasaban una y otra vez. Aun así, Jimin no se detuvo. Me la lamió como si fuera un gato lamiendo un bol de crema.


Jimin

Su sabor era tan... delicioso como me había imaginado. Me llenaba la boca y se deslizaba por ella como si estuviera hecha para ello. Los gemidos de placer de Jungkook eran como música para mis oídos y un incentivo a mis ya cargados deseos. Deseaba generarle el máximo placer una y otra vez, pero iba perdiendo el control segundo a segundo. Si pudiera embestirle el ardiente culo y encontrar mi liberación rápidamente, tal vez simplemente podría sobrevivir sin transformarme. Tal vez. No importaba. Tenía que tenerlo. Después de sacar su pene de mi boca y sacar mis dedos de su culo, le mordisqueé y lamí el abdomen de abajo hacia arriba, y seguí por el pecho hasta que pude ponerme de pie frente a él.

-¿No creo que necesitemos... un preservativo, cierto? -le pregunté. Como era un hombre felino, no le contagiaría ninguna enfermedad, pero Jungkook no lo sabía. Esperé a que respondiera, por si las dudas. Tuve que apretar los dientes para reprimir gruñirle para que se apresurara, mientras veía como Jungkook recuperaba poco a poco el aliento. Jungkook me dedicó una mirada y entre abrió los labios, acercándose de nuevo a mí.

-No... -susurró. Recorrió toda mi longitud implacablemente con sus manos.

Esta vez, nada pudo reprimir el gruñido. Resonó hacia arriba desde mi pecho mientras lo jalaba contra mi cuerpo. Me apoyé contra la pared y deslicé mis manos hacia abajo hasta llegar a su dulce culo. Le di la vuelta de un tirón e investigué la entrada con mi pene.

Con un gemido, metí mi polla profundamente en su culo y me hundí completamente en su estrechez.

-¡A la mierda! -gritó Jungkook. Pude sentir que sus paredes internas se contraían alrededor de mi pene. Escuché un lloriqueo de placer mientras sentía como sus músculos se tensaban y se mecía contra mi cuerpo. Mi visión nocturna distinguió a la perfección la curvatura de su cuerpo. Podía imaginar la expresión de éxtasis en el rostro de Jungkook. Recién estaba empezando.

Le agarré el culo con ambas manos y lo hice descender por mi pene. Le apreté las nalgas con los dedos lo suficientemente fuerte como para dejarle moretones, pero no pude detenerme. Era lo único que podía hacer para evitar que mis garras se clavaran en la carne de Jungkook y lo reclamaran a mi modo. Otra pantera lo habría comprendido. Pero Jungkook no lo era. Pensar en eso me trajo ligeramente a la realidad y reprimí la aparición de la bestia.

-¡Ay, Dios! ¡Me voy a correr!

Eso no iba a ayudarme a mantener el control. Desesperado, atrapé firmemente su cuello con mi boca en un beso salvaje y le embestí las caderas con más fuerza. Los músculos de Jungkook me apretaron y ordeñaron el orgasmo que nacía en mis profundidades. La energía me quitó la respiración. Reprimí un casi grito mientras mi semen salía con la fuerza. La bestia en mí se rindió, aplacada por el momento. 

Lugares Estrechos [Jikook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora