Capitulo 7

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Jungkook

Me desperté con la brillante luz del sol resplandeciendo en mis ojos y un sabor amargo en la boca. No tendría que haberme tomado esa última copa de vino. La cabeza me latía y los músculos que habían estado dormidos durante más tiempo del que quería recordar se sentían doloridos y estirados. Por un adorable momento, no recordé nada de la procedencia de esos dolores. Luego, la realidad me arrasó. De alguna manera, sin darme cuenta, había agarrado la camisa de Jimin y la había llevado a la cama conmigo.

La esencia de Jimin persistía en la costosa tela y se mezclaba con la mía propia. La combinación de fragancias hizo saltar el corazón en mi pecho y un hormigueo se esparció hacia abajo, hasta mi polla. ¿Cómo podía estar tan enojado con él y, aun así, desearlo? Con un gemido y un insulto, salí de la cama y me tambaleé hasta la cocina para hacerme un café. De ninguna manera podía pensar tan filosóficamente sin cafeína en mi sistema. Mientras la embriagadora infusión goteaba y burbujeaba en la cafetera, tomé una ducha.

* * * * *

El área alrededor de la mordida en mi hombro era algo solamente sensible al tacto. El orgasmo que había logrado cuando él me mordió valía más que cualquier dolor menor que pudiera sentir. Mis rodillas se sacudieron cuando la lujuria arrasó mi cuerpo. Suficiente de mi enojo. Aunque, si Jimin ingresaba por la puerta principal del apartamento en ese preciso momento, eso sería lo único que evitaría que le saltara encima. Como si mis pensamientos lo hubieran llamado, sonó un suave golpe en la puerta. Crucé el vestíbulo lentamente e intenté recobrar la compostura antes de responder la puerta.

Sin siquiera ver por la mirilla, supe que tenía que ser Jimin. Después de todo, yo tenía las llaves de su casa y su billetera. Con las rodillas temblorosas y respirando aun más entrecortadamente, abrí la puerta. Jimin se encontraba apoyado informalmente contra el marco de la puerta y se veía tan condenadamente bien para haberse convertido en pantera la noche anterior. Estaba vestido con una camisa blanca ceñida y pantalones de jeans gastados. En los pies tenía unas zapatillas derruidas y no llevaba medias. Se veía lo suficientemente bien como para comérmelo.

-¿Sabes algo?, no es aconsejable abrir la puerta sin preguntar quién es -su profunda voz vibró a lo largo de todas las terminaciones nerviosas de mi cuerpo.

-Estamos dentro de un edificio sellado. Y además, sabía que eras tú -di un paso hacia atrás para que Jimin pudiera entrar.

-Entonces me sorprendo doblemente de que hayas abierto la puerta. Acerca de anoche...

-¿Quieres tomar un café? Acabo de preparar una jarra -un torrente de miedo me obligó a obstruirle el paso. Me apresuré hasta la cocina para agarrar un par de tazas. Si él iba a decirme que lo lamentaba, podría esperar hasta después de fortificarme con el café.

-Por supuesto. Eso sería genial.


Jimin

Vi a Jungkook moverse alrededor del pequeño apartamento como si fuera un ratón enfrentado a un gato. Jungkook sólo estaba parcialmente equivocado. ¿Acaso lo había asustado tanto? No parecía tan nervioso cuando abrió la puerta en primer lugar. Sólo salió disparado cuando comencé a hablar. Mis fosas nasales se ensancharon ante el aroma de Jungkook. Parte de mi esencia permanecía en él, incluso si se veía recién duchado. El carácter posesivo se volvió ardiente y pesado en mi pecho. Tenía que haber algún modo de rescatar esa situación. Algún modo que lo obligara a darme otra oportunidad.

Me esforcé por pensar en un modo de explicar todo, pero no había forma adecuada de hacerlo. "¿Qué tal la verdad?" instó una pequeña voz en lo profundo de mi mente. Demonios, Jungkook había sido testigo de la verdad en vivo y en directo la noche anterior, ¿qué tenía que perder ahora? Jungkook me entregó la humeante taza de café y nuestros dedos se rozaron. Sus ojos color marrón claro se cruzaron con los míos, y las pupilas de Jungkook se dilataron con un fugaz deseo. Tal vez no fueron sólo mis feromonas las que lo excitaron la noche anterior.

Lugares Estrechos [Jikook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora