4. ¿Qué es esto que siento?

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Me concentré en la mirada esquiva del Doctor. No entendía porqué estaba así... Tan extraño, tan esquivo conmigo.

Ni siquiera saludó a Franco, el amigo del Doctor Mendoza. Él trató de detenerlo, pero él no quiso obedecerle y se fue.

Me sentí muy angustiada por él, por cómo estaba... No lo negaré, tengo muchas ganas de ayudarlo y estar para él.

Pero no se puede.

- Sandra, ¿Vamos? - Franco me pregunta.

- Si, vamos. ¡Adiós muchachas!

- ¡Adiós Sandra! ¡Que le vaya muy bien! - Dicen todas al unísono.

Logré escuchar al Doctor Mendoza. "Sí sí, que le vaya muy bien."

Lo dijo en un tono extraño y sin pensarlo lo miré y estaba fastidiado, mirando al suelo, tratando de contactarse con Don Mario.

- Bueno Sandra, la quisiera invitar a uno de mis restaurantes favoritos. Yo presiento que también le gusta, se llama el "Le Noir" ¿Lo conoce? - Replicó mientras abría la puerta del copiloto.

- ¡Sí! Me encanta ese restaurante. - Continúo. - Lo he recurrido pocas veces, pero es exquisito.

- Evidentemente, es muy bueno. - Sonríe. - Vamos. - Encendió el carro y arrancó.

Miré por todos lados, y no se encontraba el Doctor Calderón.

Lo más probable es que ya se haya ido a su apartamento a descansar y hablar con Don Armando.

- Sandra ¿Le pasa algo?

- No, Franco, estoy muy bien. Gracias. - ¿Supongo que sonreí? No sé que fue eso, fue sólo una mueca.

- Bueno, eso espero. Ya vamos a llegar.

- Si, eso veo. - A fuerzas sonreí, para que, no se diera cuenta de mi preocupación.

- ¿Y cuánto tiempo tiene en Ecomoda? - El contrario me pregunta.

- Ya tengo 5 años trabajando aquí como Secretaria de Vicepresidencia.

- Genial. Está muy bien, una mujer trabajadora. ¿Tiene hijos? - Más y más preguntas.

- No, no tengo hijos. Aún sigo esperando el amor de mi vida. - Reímos.

- De seguro lo encuentra muy pronto. Usted es una mujer muy linda, y no sólo por fuera, también por dentro. - Toca una de mis manos.

- Muchas gracias, Franco. - Lo abracé.

No sé porque hice eso, no me pregunten. Gracias por sus servicios.

Nos desprendemos del abrazo y soltamos una risa.

- Ya llegamos. - Bajó del carro y me abrió la puerta.

- Gracias.

Entramos al restaurante "Le Noir".

- Que tal, hice una reservación a nombre de Franco Mikeri. - Le dice al mesero.

Sé que fue un error • MandraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora