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Taehyung reprimió con todas sus fuerzas las terribles náuseas que estaba experimentando después de comer. Decidió entonces, sentarse frente al brillante balcón iluminado por el sol y mirar por horas el anillo de plata ennegrecido y oxidado que se mantenía todavía en su dedo.

Comenzó a lagrimear un poco. La esquina de sus ojos ardía.

¿Todos los sentimientos en estos catorce años realmente fueron rebajados a esto? ¿O es que es más fácil hacerse rico que lograr que una relación permanezca unida?

Taehyung nunca ha sido tan consciente de que se está autocompadeciendo. No se puede decir que lamente las décadas de amor ni que se arrepienta de sus sentimientos... Pero se siente tonto por abandonarse a un amor sin retorno como ese. Sabe que no tendría que bajar la guardia, no debería de rendirse solo por el huracán en su vida ocasionado por un hombre.

Pero lo hace.

Jeongguk se despertó un día, salió de la habitación y se fue de la casa. Dijo que su supervisor lo llamó para decirle que tenía problemas con una lista de ventas.

—En cuanto lo resuelva, volveré.

Taehyung le envolvió en el cuello una delgada bufanda de cachemir de seda azul, y luego se despidió de él agitando la mano con una sonrisa:

—Sé que no tienes miedo del frío, pero tú cuerpo no puede soportarlo.

Jeongguk sonrió también, le besó en la frente y le ayudó a las manos de Taehyung, terminando de hacer un nudo con la bufanda.

—Mi amorosa esposa.

En cuanto Jeongguk se perdió de vista, suspiró un poco y llamó a Namjoon. Él, al contrario de Jeongguk, respondió de inmediato:

—¿Hola?

—Doctor Kim. ¿Está bien si lo veo ahora?

—Ven, hoy estoy de guardia. Hay una cirugía programada para la tarde así que sería bueno que llegaras temprano.

—Bueno, puedo intentarlo.

Taehyung deslizó unos largos y aplastados pelillos por su frente. Pensó entonces, que cuando regresara podía ir y cortar su cabello hasta dejarlo casi pegado a su cabeza.

Namjoon hizo una pausa. No encontraba más que decirle, pero no quería romper la conexión:

—Trata de venir fresco hoy. Abrígate, pero ponte ropa cómoda abajo.

Taehyung reaccionó con una sonrisa y dijo gracias. Namjoon estaba decidido a impactar en su vida de alguna manera.

✤✤✤✤✤✤

Hacía mucho viento afuera, y el aire frío le entró de golpe por la nariz y viajó hacía el interior de su tracto respiratorio. Sabe que es un mal hábito, el no gustar de usar cubrebocas.

Pero cuando algo no le gusta, no le gusta y se acabó.
Namjoon todavía tiene varios pacientes esperando, por lo tanto, se sienta en una esquina y espera tranquilamente también. De manera inconsciente, observó esta vez el dolor desesperado de una pareja de casados sosteniendo a un niño a quién se le diagnosticó un cuadro de leucemia. Taehyung no quería, pero estaba algo angustiado también.

Si sus padres estuvieran allí, seguramente se sentirían mal. Sabe que ellos no pensarían que es un problema y lo apoyarían con todo lo que tienen.
Pero...

—¿No vas a entrar?

Taehyung no sabe en qué momento comenzó a llamarle. En cuanto lo miró, el rastro de una sonrisa comenzó a dibujarse en la línea de sus labios.

Los 10 años en que más te amé Donde viven las historias. Descúbrelo ahora