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Pasaron 15 días de la muerte de mi abuela para que yo me reencontrara con Touya en la escuela. Él entró por la puerta, callado y serio, caminó hasta su asiento y se sentó en él sin decir una sola palabra. En seguida me acerqué a él.

—Touya, me da mucho gusto verte—él se veía realmente mal, no contestó mi saludo ni siquiera, solo observó por la ventana y después la puerta para finalmente mirarme a mi

—Creo que deberías alejarte de mi


Sus palabras me desconsertaron ¿Alejarme? ¿Por qué me pediría algo así sí somos amigos? Esto no podía ser verdad, yo sé que Touya me quería tanto como yo lo quería a él, ese repentino rechazo tiene que ser porque lo están obligando.

—No me voy a alejar de ti, soy tu mejor amigo—le respondí y entonces busqué en mi lonchera algo que cargué todos los días—Te traje esto

Era Soba Frío, sabía que a Touya le encantaba y por eso pedía que siempre me pusieran uno para poder dárselo y de alguna forma subirle el animo, pero durante los 45 días que no asistió, yo tuve que comer ese soba para que no se echara a perder.

—No quiero comerlo

—Pero es tu favorito

—Tenko, sí vuelves a hablarme te golpearé


Me dejó callado, herido y triste. Yo lo había estado esperando tanto, y ahora que lo tenía frente a frente, se veía tan lejano, no podía acercarme.
¿Será acaso que él descubrió que fue mi abuelo quién nos delató y por eso está enojado conmigo? No tiene porqué, yo ya me hice cargo de ese problema, ahora podía venir a mi casa tanto como quisiera porque nadie nos delataría, y sí lo hacían, entonces yo me encargaría de castigarlos.
Mis días grises se oscurecían aún más, tener que presentarme a clases y no poder acercarme a mi único amigo era horrible, sin Touya no tenía a nadie, y al parecer el tampoco. Lo observaba pasar solo todos los recesos, cuando lo invitaban a jugar él se negaba, estaba seguro de que él también me extrañaba.

Traté de acercarme a él nuevamente, pero siempre me rechazaba, me gritaba que no me quería cerca y que sí volvía a molestarlo iba a molerme a golpes. Cada vez que me decía esas palabras yo notaba el miedo en sus ojos, sé lo que sentía, como tener un candado en el pecho y cadenas en el cuello, las manos y piernas, y por mucho que me doliera, yo no tenía las llaves para liberarlo.

Volví a mi vida monótona, incluso tomé tiempo para abrir las nuevas cartas de Kai, se habían acumulado porque me olvidé de abrirlas, o mejor dicho, estaba tan enfocado en Touya que simplemente dejé de lado a mi viejo amigo.
¿Que puedo decir desde ahí?

Ah, sería tan largo describir todo lo que pasó, así que lo resumiré en que viví en la mierda. Ya no tenía amigos, mis calificaciones eran inaceptables para mi padre, los demás me molestaban y se burlaban, mi padre me golpeaba constantemente, pero ya todo eso se volvió una costumbre.
¿Saben cuál es el problema con la tortura constante? Que llega un punto en el que ya nada te duele, ni física ni emocionalmente. Aquellas palabras que antes me cortaban como navajas y esos golpes que me dejaban adolorido por días perdieron todo efecto.
Ahora, cada vez que oía el decepcionante fracaso que era no tenía ganas de llorar, solo lo aceptaba. Y cuando los puños de mi padre se estrellaban en mi cara y la sangre cedía, simplemente esperaba para buscar un pañuelo y limpiarme.

Fueron años en los que normalice la violencia, los gritos y las malas palabras. Crecí en eso, colocando mi cuerpo desnudo en el fuego ardiente para que devoraran todo mi ser hasta que mis huesos se calcinaran al lado de mi mente y sueños.
Lo único que me hacía un poco feliz era leer las cartas que no dejaba de recibir desde Estados Unidos. De Touya me alejé por completo, sobre todo porque en esos años el encontró nuevos amigos, su vida era más que perfecta, no me necesitaba, me cambió por un montón de idiotas.

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⏰ Última actualización: Oct 10, 2023 ⏰

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