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Entra al juego.

Algo que mi padre se tomaba muy  en serio era la puntualidad, así que mi agenda era cumplida al pie de la letra sin un solo minuto de retraso.
Al estar de pie frente a la escuela, mi chófer solo esperaba que yo entrara en las instalaciones y después se iba, ese era su único trabajo.

Mientras ingresaba escuchaba lo que otros susurraban y también notaba el asco con el que me miraban, estaba muy acostumbrado, era por mi extraña apariencia, por las cicatrices que me provocaba al rascarme. Estaba tan acostumbrado y me importaban poco sus comentarios.
Los varones se metían conmigo y las niñas me miraban con asco... era solo otro nuevo día de mierda, pero entonces lo vi, reconocí aquella melena rojiza y esos ojos azules.

— ¿Touya? —murmuré para mí mismo, era mi vecino y supuesto amigo, bueno, en realidad era demasiado pronto para considerarlo mi amigo y con lo que veía era obvio que lo que compartimos ese día bajo un árbol de manzanas ya no significaba nada.

Tal y como lo pensaba, Touya era un tipo que fácilmente haría amigos, pero aquello no era por tener un aura de chico amable y super extrovertido, eso era porque él simplemente era cool. Lo veías y te daba la misma impresión que una estrella de rock.
Se presentó en la clase de manera genial y pronto las chicas de mi clase comenzaron a alardear de lo lindo que era el muchacho nuevo, y en la hora del almuerzo el resto de chicos lo invitaron a jugar fútbol con ellos.
Se volvió el centro de atención, le hacían cientos y cientos de preguntas, yo solo mire de lejos y los odie.

Los odie por quitarme la oportunidad de tener un amigo ¡¿Por qué mierda este chico no podía ser como Kai y estudiar en casa?! ¡¿Por qué demonios tenía que atraer tanto la atención?! Sí era así de popular jamás se fijaría en mi de nuevo, simplemente me olvidaría y se acoplaría al resto de la clase. Detestaba tanto a todos mis compañeros, me daban demasiado asco y solo quería verlos arder junto a Touya, quién repentinamente comenzó a asquearme de la misma manera que los otros.

¿Era esto una especie de síndrome por tanta convivencia por Kai? Tal vez sí, tal vez no, pero era evidente que él seguía siendo mi único amigo.

No me acerqué a ese a ese tumulto de gente, solo tomé mi almuerzo y me fui a comer lejos de todos, en el único lugar donde la gente no molestaba y los matones de grados mayores no me robaban el almuerzo; la bodega del conserje, ese viejo era una de las pocas personas amable que conocía, a veces me hablaba de su hijo Jin quién estudiaba en una escuela normal porque su familia era de bajos recursos y no podían pagar matrículas tan costosas. Yo nunca le conté sobre mis problemas, pero de él saqué muchos consejos de limpieza para impresionar a Kai... comienzo a sentirme tonto ahora que recordé esto, uno normalmente pediría consejos para impresionar a una chica, pero yo investigaba para dejar fascinado a un mocoso con fobia a los gérmenes.

Los días pasaban y yo continuaba con mi vida normal, la llegada de la familia Todoroki no había influenciado nada en mi vida. Y como me concentré un poco más en mis estudios con Hana, conseguí que por al menos una semana no me castigaran, quería evitar a toda costa encontrarme a ese niño pelirrojo, aunque bueno, siendo sincero, dudo mucho que él cumpliera su palabra de vernos en la hora y el lugar que habíamos acordado cuando nos conocimos, supuse que las cosas así eran más que correctas, mi felicidad era únicamente leer las cartas enviadas desde América, tenía la esperanza de que algún día iba a poder responder a estas.

La última carta de Kai me dejó una frase que me hizo saltar el corazón de felicidad y me dibujó una enorme sonrisa, yo sabía que él jamás iba a reemplazarme.

Este lugar es tan aburrido, quisiera regresar a mi casa para poder jugar contigo. Aquí no tengo ni un solo amigo

ASFIXIAR [BNH]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora