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Me sentía inseguro para comenzar de nuevo, todo este tiempo me había hecho a la idea de que era imposible para mí tener otro amigo. Mi mente me hizo repudiar a cualquier grupo de niños al que quizás me pude haber integrado, que en realidad, no eran muchos.

Antes de Kai no tenía amigos verdaderos y solo me aferraba a mi hermana mayor. En mi salón de clases existían tres niños con los que congeneaba un poco, pero realmente no existía una amistad de por medio. Yo era algo así como el relleno, el invisible, puesto qué, con o sin mi, esos tres se divertían de igual manera.
Solía preguntarme ¿Otras personas se sienten igual que yo? Innecesarios en su grupo de "amigos" notando que esas personas pueden avanzar bastante bien sin tí en tu ausencia porque eres alguien fácilmente reemplazable, un simple extra al que quizás invitaron a jugar y salir por lastima, porque faltaba un miembro para el juego o porque sus padres les pidieron ser amables.

Pues así me sentía yo.

Con Chisaki Kai era diferente porque él solo me tenía a mi, me lo dijo, yo era su único amigo. Me gané el derecho de estar con él y sabía que jamás habría ningún otro niño merodeando, tratando de robar su atención de mi.
Yo era su número 1 y eso me hacía sentir realmente especial, relajado y feliz.

Éramos vecinos, eso de alguna manera facilitaba las cosas, podía salir a jugar con él y regresar a tiempo para que papá no se percatara. En aquellos días no paraba de reír, sobre todo cuando Kai se asustaba fácilmente por las pelusas y me pedía a gritos que las alejara de él, que les rociara algo para que desaparecieran de su vista. Me sentía como un pequeño héroe, armado con guantes y cloro para protegerlo de cada molécula de polvo que pudiese existir a su vista. Por exagerado que parezca, él me hizo sentir necesario, que yo valía algo.

Antes de Kai, mi existencia era sumamente monótona, vivía solo porque así se me había impuesto. ¿No suena eso algo exagerado y cruel para la edad que tenía? Sé que normalmente los niños pequeños no piensan en cuál es su motivación para vivir, ellos solo viven; juegan, se ríen, hacen amigos, aprenden de sus acciones y de lo que sus padres les enseñan.... en cambio yo ¡uh! Me preguntaba porque razón había venido al mundo sí fallaba en todo lo que me proponía.

Mi padre me había dado un destino, una razón de existir, pero yo era un desastre y no daba el ancho del hijo perfecto que él tanto deseaba. Era muy débil, ingenuo, un cobarde que lloraba aferrado a su madre. Me sentía tan desgraciado, tan poca cosa. Estaba hundiéndome en un abismo de oscuridad y silencio, donde los golpes y los regalos absorbían mi poca felicidad, convirtiéndome en un ser sin alma ni deseos por la vida.
Y entre todo ese negro absoluto pude ver un brillo en un niño con fobia a los gérmenes.

Quizás también no nací para ser un heredero, tal vez mi destino era solo ser amigo de Kai, algo tan simple me hacía feliz. Ser un amigo que no podía ser reemplazado. Incluso cuando se fue, él me seguía haciendo sentir importante con todas sus cartas, pero ya no era lo mismo, lo extrañaba demasiado, necesitaba verlo, aspirar el olor a menta y cloro que siempre tenía.

— ¿Normalmente eres así de callado? —el niño delante de mí era totalmente distinto a Kai, no tenía ni idea de cómo tratar con él ¿Que tal sí decía algo que lo ofendiera? Peor aún ¿Que tal sí era uno de esos abusivos que solo buscaba satisfacer sus deseos a costa de mi sufrimiento? —. O quizás solo estás asustado por desobedecer a tu padre

Me palmeó el hombro y me invitó a sentarme debajo de un gran árbol de manzanas.

—No te preocupes, no es la gran cosa. La primera vez siempre te sientes asustado y preocupado por ser descubierto, pero creeme, eso rara vez pasa. Los adultos siempre están ocupados, y sí tu padre es como el mío, seguramente lleva una dura agenda que sigue al pie de la letra, no se acercara hasta que la hora del castigo termine

ASFIXIAR [BNH]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora