Jimin cada tarde toma su monederito de conejito, se pone gloss rosa y se dirige a la tienda de helados.
Yoongi entrega nervioso el helado al chico rubio mientras observa como su bonita boca se abre y saca su lengua para saborearlo.
Todo en la fría h...
Hoy era miércoles así que suponía que él estaba en la heladería.
Tomó su monederito de conejito metiendolo en una de las bolsas traseras de su short de mezclilla, terminó de ajustar su camisa del mismo material con un arcoiris en la bolsa, colocó un poco de gloss sabor cereza en sus ahora rojos labios y terminó por acomodar su rubio cabello.
“Mami voy a la heladería.”
Avisó a su madre a dónde se dirigía como cada vez que salía, se marchó a su tan anhelado destino.
El día era caluroso, perfecto para un helado.
La campana del lugar sonó cuando abrió la puerta anunciado su llegada. Un par de jóvenes de secundaria y unos niños con sus padres se encontraban disfrutando de sus helados en las mesas del lugar.
Sus ojitos miel se iluminaron al verlo tras la barra.
Min Yoongi estaba ahí y se veía tan guapo con ese suéter blanco con franjas verdes.
Sus pasos lo llevaron rápidamente a la barra.
-Hola, señor de los helados -el pelinegro sonrió tímido ante la sonrisa de paletita chuequita.
-Hola y soy Yoongi, Jimin -por supuesto que sabían sus nombres, el menor se había encargado de eso.
El rubio infló sus mejillas y sabía claramente el porqué.
-¿Qué helado quieres hoy, Diminie? -de nuevo esa adorable sonrisa se hacía presente, Diminie se había encargado también de dejarle en claro que lo llamará de esa manera y era lindo.
-Beso de ángel con cerezas y jarabe de chocolate.
Seguramente el beso de un ángel sería real si Jimin le diera uno, ese si que sería un beso de un ángel real que lo llevaría hasta el cielo.
-Trabajo en un barquillo de beso de ángel.
-Dejaré el dinero en el mostrador -le avisó.
Mientras preparaba el helado el pequeño rubio le preguntaba que hizo en el día, si habían llegado muchos clientes y que si realmente él ayudaba a hacer los helados a su abuelo.
Por supuesto que el pequeño chico sabía lo último, era un muy ferviente cliente conocido por toda la familia Min.
Cuando terminó entregó el helado al rubio.
-Beso de ángel para un ángel.
Dijo lo que había pensado, era tan tonto. Sus mejillas se calentaron al igual que las de Jimin.
-Gra… gracias Gigi -y el chico también había decidido ponerle un pequeño apodo.
Observó con detenimiento como el chico sacaba su pequeña y rosada lengua para saborear el helado, sus labios rojos se veían tan bien mientras eran lamidos para rescatar el resto de helado.
Jimin giró en su lugar para regresar a su casa, su mami lo regañaria si tardaba más tiempo de lo necesario.
A Yoongi casi se le va el aliento cuando ve esas caderas moverse de un lado a otro, ese bien formado trasero siendo envuelto por ese ajustado short de mezclilla adornado con bananas.
De pronto todo en el frío lugar se volvió caliente, tan caliente como el sol que quemaba en las calurosas calles de Seúl.
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