Mis Dos Soles

Capitulo 29: Hijo de Aū

Qué lo disfruten...

Wave había cambiado y casi no podía creer lo rápido que era. Hacía menos de dos semanas que Tsunami la había llevado como escolta por la plaza del mercado y estaba consternada por la forma en que vivía la gente del país. Ahora, pocos días después de que los Lobos se hubieran vuelto contra su empleador, todo parecía estar cambiando para los ciudadanos de Nami no Kuni.

La gente ya no se apiña en edificios destruidos, sino que utiliza los recursos dentro de los vastos almacenes de Gato para restaurarlos a lo que alguna vez fueron. Los muelles, que alguna vez estuvieron llenos de nada más que los murmullos silenciosos de los trabajadores y la ocasional risa borracha de las fuerzas de Gato, ahora se llenaron de energía mientras cargaban mercancías y las embarcaban. Los niños observaron con alegría a los nuevos marineros correr mientras esperaban que un pez mordiera su línea para poder llevar comida fresca a sus familias.

Había esperanza en el aire una vez más por primera vez en años y, sin embargo, no podía evitar pensar que había algo extraño en todo el asunto. Mirando desde posiciones agachadas en los mismos edificios que los trabajadores estaban restaurando, había máscaras gruñendo, su mirada capturando todo lo que sucedía dentro de su nuevo dominio.

Pequeñas patrullas se movían por las calles para asegurar aún más el orden dentro de la ajetreada ciudad y, sin embargo, se sentían aisladas del mundo en el que vivían estas personas. Había una distancia inconfundible entre la gente de Wave y sus salvadores.

La distancia entre el hombre y la bestia.

Naruko no sabía qué hacer con eso.

La gente estaba feliz, pero ¿por cuánto tiempo? ¿Dónde a los Lobos les gusta esto solo porque los extranjeros, su equipo, estaban presentes y deseaban evitar llamar más la atención de una de las cinco aldeas más grandes? ¿Cambiaría todo una vez más después de su partida o se quedaría como la nueva Ola, un lugar de esperanza y alegría?

Quizás eso era lo que la molestaba. Mientras la gente seguía celebrando mientras trabajaba, llenando el aire con sonidos de risa y vítores, fueron observados por el rostro frío de los lobos. Los Lobos no emitieron un sonido si podían evitarlo, y mantuvieron una vigilancia desalentadora sobre la aldea. Quizás fue este enfrentamiento lo que la incomodaba.

Sus ojos azules se movieron del pueblo y sus autoproclamados protectores y volvieron a las vendas que cubrían su cuerpo.

Sabía que era una idea horrible, pero ¿qué opción tenía realmente? Una vez hubo un momento en que no habría sentido nada más que un calor reconfortante al intentar eso, ahora no había nada para saludarla excepto el fuego despiadado que solo buscaba devorar su carne con su poder enloquecedor.

Pero el dolor que trajo, la agonía total que desgarró su cuerpo y quemó su mente, no contenía nada comparado con la última vez que había mirado a los ojos a su verdadera amante.

Esos ojos furiosos se habían quemado con un rojo profano, llenos de tal ira que apenas podía pensar con claridad mirándolos, y cada palabra que había pronunciado ese día era un siseo entre los labios pintados. El Kyuubi no Kitsune no estaba satisfecho.

Y ella sabía por qué.

Desde hacía mucho tiempo habían sido su simple acuerdo, un deseo por otro. Le había parecido tan fácil en ese entonces, proporcionarle al antiguo ser de chakra lo que ella quería. Después de todo, ella también estaba deseando volver a ver a su hermano.

Las cosas no habían sido tan sencillas.

Su hermano había cambiado mientras estaban fuera, moldeado por un mundo sin ellos, y su nuevo mundo no tenía lugar para ellos dentro de él. Ya no era el chico que haría todo lo posible para asegurarse de que ella estuviera feliz y cuidada, sino un joven frío que no movería ni un dedo para ayudarla. Ella era una extraña para él, una don nadie, y a pesar del dolor que sentía al pensar que solo podía imaginar el sufrimiento que él debió haber soportado para convertirse en eso.