°•○●Valerie, la chica con cabellos de fuego esta dispuesta a todo por vengar a su sangre, lista para infiltrarse junto a la mujer que la refugio, en la hermandad de los paladines rojos. Aunque todo se saldrá de control al tener sentimientos por el m...
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Los días se habían vuelto semanas, las semanas en meses, los meses en años. Y al igual que una oruga que se encierra en su crisálida para convertirse en mariposa, Valerie creció, fuerte e indomable,como si de una fiera se tratase. Su temperamento y determinación florecieron junto a ella, al igual que el enojo por aquellos que le arrebataron todo. "El tiempo lo cura todo" dicen, pues, el tiempo solo logró que sus heridas se rasgaran mas de lo que ya estaban.
En estos largos diez años entrenó para volverse una experta en la lucha con espada y el tiro con arco, cabe destacar que este ultimo era su mayor fuerte, posee una gran puntería digna de los dioses. Ventajas de Fénix claro.
No solo su maestría en la lucha se volvió una de las mejores, además, adquirió diversos conocimientos del mundo que la rodea. Esto fue gracias a Eleanor, que le otorgo muchísima dedicación a su crianza. Aunque a la mujer le cueste aceptarlo, le tomo afecto a aquella joven con runas esparcidas en su cuerpo, pero no solía demostrarlo.
Con el pasar del tiempo, ambas se habían vuelto unidas. Solían tener momentos amenos al igual que peleas, vaya que a esas dos si que les gusta el conflicto, solían comportarse como perro y gato. Aunque todo se solucionaba con una buena taza de té.
Valerie encontró lo que jamas creía que volvería a tener. Una familia, en esa castaña gruñona, en los siervos, cocineros, jardineros y hasta los mismos animales. Se volvieron su mas preciado tesoro, y amaba mas que nada, el hecho de tener un hogar, un lugar a donde pertenecer.
La mañana se encontraba soleada e iluminaba cada rincón de las mesetas verdes, el aire frío acariciaba sus rosadas mejillas, su ondulado cabello rojizo se dejaba llevar por el viento y sentía su cuerpo agitarse por el rápido galopar de su caballo.
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Este, definitivamente, era uno de los mas grandes placeres de la vida, el hecho de simplemente estar acompañada con el suave susurro del viento y el gran estruendo de las olas contra el gran risco, era como estar en el mismo paraíso. Se detuvo en el borde a admirar la belleza del imponente mar azulado, era impresionante como algo tan bello y pacifico podía volverse letal y violento en cuestión de segundos, bueno, la vida suele sorprendernos con cada uno de sus misterios que parecen no poseer explicación alguna.
