~~~~JEONGIN Y SEUNGMIN~~~~

2 Kim Seungmin

Kim Seungmin se llamaba el amigo de Jeongin: hacía cuatro años que vivía con el en la quinta de Se-Jong.

La infancia y parte de la juventud del joven Kim, está resumida en pocas palabras.

cuando Jeongin entró al colegio, notó que había un niño de la misma edad de el, a quien la directora quería mucho, y el cual casi siempre estaba triste, y raras veces se reunía con los compañeros. Así pasó el tiempo, y un día, cuando ya el niño contaban catorce año, Jeongin, atraído por la por la profunda simpatía que le inspiraba aquel joven, se le acercó y le preguntó con voz cariñosa:

-¿Por qué vives tan triste, Seungmin?

Seungmin levantó la cabeza, y dirigiendo al joven Yang sus hermosos ojos negros, contestó con dulzura:

-Vivo triste porque vivo solo.

-¿No tienes amigos?

-No.

Jeongin, cogiéndole una mano con sumo cariño, le dijo:

-¿Quieres que sea tu amigo?

-¿Tu? - preguntó Seungmin vivamente.

-Si, yo.

-¿Lo deseas?

-Lo deseo, mi querido Seungmin.

-Pero yo soy pobre, Jeongin.

-¿Y qué importa eso, si yo te quiero? - dijo el joven Yang con viveza.- ¿Crees que voy a fijarme en que eres pobre? Yo te amo y deseo que tú seas mi amigo; ¿aceptas?

-¡Oh, si! de todo corazón- contestó Seungmin levantándose y abrazando al bondadoso joven.

-Ven, Seungmin, -dijo Jeongin- vamos al otro lado del jardín, mientras dura el recreo; allí hablaremos sin que nos escuchen los niños, que empiezan a llegar.

-Vamos, pues -dijo el joven, asiéndose del brazo de su amigo.

cuando se hallaron lejos de los demás niños, Jeongin rompió el silencio, diciendo:

-Hace mucho tiempo que te quiero, Seungmin; pero tu modo de ser me ha impedido acercarme a ti.

-Yo también, Jeongin, simpatizaba contigo, pero....

-¿Pero qué?

-Tu lo has dicho, mi amigo, mi carácter retraído...

-¿Y por qué has sido así, Seungmin?

-¿Y por qué? --dijo el joven Kim pensativo.

-Si; ¿por qué?

-Yo tengo mis razones para ello.

-¿Quieres saberlas?

-De seguro: todo lo que se relaciona contigo me interesa.

-Pues escucha: yo soy huérfano; cuando entré al colegio, algunos meses antes que tú, noté, algún tiempo después, que mis condiscípulos no me querían, a causa, seguramente, del afecto que me profesaba la directora. Yo no hacía mucho caso a ésto y procuraba juntarme con ellos, a pesar del marcado disgusto que mi presencia les ocasionaba. Pero como yo vivía solo, tenia sed de cariño y no retrocedía, por más que comprendía que aquello me humillaba. Una vez me quedé solo en el jardín con uno de los niños, y le dije con timidez:

-Minho, ¿quieres ser mi amigo? Mira; yo seré bueno contigo y te querré mucho.

-"¡Bah! -me respondió con acento despreciativo.- Tú eres, según los profesores, el niño más adelantado del colegio, y al decir de la directora, el más inteligente; ella te adora, y creo que te basta y sobra con el aprecio de los unos y el cariño de la otra, para que vengas a implorar una amistad que te rebajará, y que, aunque no valga nada, no estoy dispuesto a concederte.