5 El el jardín

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Al separarse Jeongin de Se-Jong, se fue a buscar a Seungmin y no la encontró.cen vez de averiguar dónde estaba, dispuso a irse a sus habitaciones a meditar sobre los sucesos que habían ocurrido durante el día, que ya tocaba a su fin. Embebida en sus meditaciones la sorprendió la noche y no volvió a ver a su amigo.

Jeongin no pensaba comunicarle a Seungmin sus proyectos, hasta que ya fuera del todo imposible ocultárselos.¿Por qué ese silencio con su mejor amigo? ¿sería obra de su genio? No; pero Jeongin comprendía que si confiaba a Seungmin su amor a Hyunjin, estaba expuesto a sufrir las bromas propias del carácter de su amigo y a ver la sonrisa picante el los labios del malicioso joven. Además, el no creía muy seguro si enlace con Hyunjin, puesto que no conocía, hasta entonces, la manera con la que se había proyectado, y su primo tampoco le había hablado nada acerca del particular.

Levantoce muy temprano, al día siguiente, y como no halló a su amigo en las piezas que este ocupaba, dirigiose al jardín, donde el joven iba todas las mañanas.

Allí recostado en un banco rústico, con el más negligente del mundo y la elegancia más refinada, estaba Seungmin, entretinido, al parecer, en deshojar una rosa y llevarse, con marcada distracción, las blancas hojas a sus sonrosados labios, los cuales instantáneamente caían en desorden sobre el regaso del joven, de donde las arrojaba al aire a los pies de la seductora beldad.

El ligero roce de una chaqueta le hizo volver la cabeza y descubrir a Jeongin a pocos pasos de el.

-¡Una corona y eres rey!- exclamó el joven Yang, extasiado, contemplando la belleza de su amigo.

-¡Rey!- contestó Seungmin, avanzando, con exquisito desdén, su labio inferior.

-No lo deseo.

-¿No lo deseas?- volvió a decir Seungmin.

-¿y por qué?

-¿Por qué?- exclamó el joven, jugando con las hebras de oro de Jeongin.- Porque, mi buen amigo, yo no consentiría nunca en que me mostrarán una humildad fingida y un respeto estudiado.

-En pocas palabras, quieres que te estimen por tu persona únicamente.

-Has acertado: quiero que me respeten por lo que valgo,y no por un puesto que el día menos pensado se puede perder.

-Pero los Reyes no pierden su puesto fácilmente.

-Es cierto; pero cuando lo pierden, les sucede como a los presidentes, que perdido el puesto ¡adiós consideraciónes!

-Sin embargo....

-Sin embargo- me dirás - hay personas que siempre tienen su reputación buena; eso es cierto, pero es rato; pues, regularmente, al abandonar su empleo, han puesto en duda, por lo menos, la dignidad con que subieron a el. ¿Lo dudas?

-De ninguna manera. Me has convencido.

-Es cuanto deseaba.

-Mas, habla do de otra cosa, me he olvidado preguntarte cómo estás.
-Perfectamente bien.

-Ayer tarde te anduve buscando y no te encontré.

-Me vine aquí.

-¿Y te mejoró el paseo?

-No; pero me divertí.

-¿Te divertirse?

-Si.
-¿Y con quién?

-Con lo que menos piensas.

-¿Con lo menos pienso?

-Cabalmente.

~~~~JEONGIN Y SEUNGMIN~~~~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora