Capítulo 9: "Ojos Esmeralda".

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—¿Qué le ha pasado al señor Dickson?.

Pregunté extrañada y asustada al ver que era grave la situación del detective.

—Su automovil chocó contra un poste y explotó del cofre.

Era un milagro que Charlie Dickson estuviese vivo, la verdad se veía fatal, lleno de heridas y cristales pequeños en su cara.

—¿Usted viene con el paciente Dickson? Me preguntó la enfermera, quien se notaba alterada.

—No, vengo con el paciente Lartilleux, pero conozco a Dickson un mínimo mas que usted, es agente del FBI. La enfermera se hayó triunfadora ante un enigma y me dejó para dirigirse al teléfono, supongo a notificar al FBI sobre su empleado.

Por lo tanto volvía pensar en las palabras del señor Dickson Así tenga que morir, o algo así, terminé por dejarlo solo en una casualidad. Entré a la habitación del abuelo, estaba dormido lo observé con tristeza y mis lágrimas cayeron frías hasta llegar a salar mis labios, no podía creer eso que me había pasado, exactamente esa pregunta era la que me mortificaba ¿Qué demonios pasa conmigo?.

La habitación era deprimente, tenía una televisión vieja a blanco y negro, era noche buena por lo tanto me tocó ver la clásica "Solo en casa", demonios, ¿No hay otra película navideña?. Las cortinas eran blancas y escurridas y la pared tenia ese aroma a farmacia que también lo contenían los sillones y todo lo que estuviese en esa habitación fría y gris.

La luz comenzó a fallar, me sentí extraña, pero no quice poner atención, hasta que se apagó por completo, la luz se fue en la habitación, tomé el botón de emergencia y lo presioné, pero tampoco dio resultado, caminé entonces a la puerta y el corazón se me detuvo.

Todo estaba en silencio, todo estaba oscuro.

Al final del pasillo pude ver como una luz yacía, parpadeaba poco a poco queriendo ser fundida.

—¿Hay alguien?. Grité sin resultado.

—¿Puede alguien escucharme?. Esta vez hubo respuesta. —Sí–.

Era la voz de un hombre, al final de ese pasillo, ese en el que la luz iluminaba cada vez menos.

—Sus ojos eran azules, los tuyos son esmeralda. Volvió a hablar, pero esta vez no era un hombre, era un niño. Fruncí el seño, y decidí regresar a la habitación. La puerta ya no habría, el ruido dentro de la habitación que resguardaba a mi abuelo fue estruendoso y aterrador, por mas que intentaba no podía abrirla, algo estaba con mi abuelo adentro y le hacia daño, mi abuelo gritaba y sufría. Golpeé y fue en vano hasta que hubo silencio.

—Abuelo. Grité de nuevo.

La luz volvía al hospital, pero sin ruido ni alma alguna, dejé de intentar abrir la puerta cuando al final de aquel pasillo de la luz que fallaba estaba ahora oscuro y de el salía el sonido de unas cadenas con una voz escalofriante que decía: El me vio poner fin a nuestra historia y yo le puse fin a la suya. Entonces poco a poco aparecía un espectro blanco desde la habitación oscura  que mientras mas se acercaba mas explicito era su aspecto enérgicamente caótico.

Era Josh herido, bañado en sangre y sin ojos.

Josh se lanzó sobre mi, mordiendo mi yugular, y rasguñando mis brazos, mi hermano, o lo que sea que fuese quería matarme, logré golpearlo y correr, pero la luz se apagó de nuevo.

—No escaparás de mi, no esta vez.

Era su voz, la bestia estaba justo detrás de mi diciendo esas palabras al oído.

—¿Que quieres?. Dije casi sin aliento.

—A ti. Respondió aquel maldito ser jadeando.

—¿Porque?. Comencé a llorar creyendome loca, no distinguía nada mas que su voz, todo estaba tan oscuro.

—Porque me perteneces para toda la eternidad y en esta vida serás mía.

—¿En esta vida?. Dije a punto de desmayarme con lágrimas ahogándome.

La luz prendió nuevamente y pude ver una imagen espantosa, era la cabeza de Jean a mis pies, rodeada de un mar de sangre.

—Patt... Su voz me despertó, era David, casualmente David.

Observé rápidamente a mi abuelo quien  descansaba en su cama.

—P-Patt. Volvió a dirigirse David hacia mi.

Lo observé, tenía lágrimas en sus ojos y estaba arrodillado frente al sofá donde yo dormía, iba comenzar a gritar hasta que me tapó la boca con su mano, al extenderla pude notar que tenía una cicatriz espantosa, como la mordida de un tigre u otro animal salvaje en su brazo.

—No hables, necesito explicarte muchas cosas. Comencé a llorar.

—Pero aquí no. Extendió su mano tomando la mía, era increíble desaparecimos del hospital y aparecimos en un puente sobre un gigantesco río donde a lo lejos podía observarse una ciudad, una gran luna y un cielo estrellado, no había invierno, definitivamente no era Nueva Inglaterra y definitivamente David no era un ser humano.

—Dejame, por favor, Jean no es mi novio, mi abuelo y Josh no tienen la culpa de lo que haya pasado en otras vidas. Dije desesperada.

David observaba la ciudad recargado en el puente, con la cabeza baja y la mirada extraña.

—¿El visita tú mente? ¿Te controla?.

—¿De que hablas?, tú me controlas, tu eres la maldita bestia. Contesté.

El me miró llorando.

—¿No me recuerdas?, ¿Ni un poco?.

Le observé triste, me dieron ganas de abrazarlo pero a la vez tenía miedo.

—Toda tu vida te he protegido de su presencia, no sé como te encontró.

Su voz temblaba, me tomó de las manos, estaba frío pero su mirada era cálida.

—¿De quien hablas?.

Estaba muy confundida, intranquila y desesperada, el era extraño y frágil ahora, algo en el me hacia sentir sensaciones que nunca experimenté y ahora no lo veía como un monstruo si no como un alma en pena y vacía.

—¿De quien me has protegido toda la vida David?. Insistí.

De la bestia.

Amanda Seyfried As Patt Beckman.

Max Irons As David Callonsky- Perthrew.

BUENO, A PARTIR DE ESTE CAPÍTULO EMPIEZAN LAS REVELACIONES, LA VISITA AL PASADO Y LO IMPRESIONANTE DE ESTA HISTORIA, ESPERO LES GUSTE, ME INSPIRÉ PARA ESCRIBIR ESTE CAPÍTULO OJALÁ VALGA LA PENA, GRACIAS POR LEERME Y SI TIENES CUENTA WATTPAD, COMENTA Y VOTA, TE LO AGRADECERIA MUCHÍSIMO, BESOS ¡¡¡GRACIAS!!!

"La bestia que me amó".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora