5: Con la miel en los labios.

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«Disfrutamos de cada pecado
Nos reímos y lloramos
Y nos vieron despeinarnos por ahí»

–Espera, Calle... Por favor, espera.– la risa de Poché era música para mis oídos, incluso cuando los momentos serios se hacían presentes, mis dedos no podían dejar de encajarse contra la piel de su cintura. –Amor, espera... Que estoy a punto de hacerme pipí.– dijo, con la voz agitada.

–Me gusta que me llames "amor".– dije mirándola a los ojos, me acerque a ella para besar sus labios con delicadeza. Estábamos dentro del estudio, los únicos que podían vernos eran nuestro representante y las chicas.

–Me gusta llamarte "amor".– acomodó un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

***

–Ven, Dani, ven aquí.– Poché hizo una seña para que la siguiera detrás del escenario. Las chicas terminaban de prepararse.

Corrí hasta donde ella estaba, desde ese lugar se podía ver una parte de los fans, pero era oscuro, tanto que apenas podía distinguirla en al oscuridad.

–Te amo.– susurré insegura.

«Nos comimos a bocados
Nos dormimos en los brazos
De domingos de resaca por Madrid»

–Son las cuatro de la mañana, Poché.– dije riendo mientras salíamos del hotel, Madrid era hermoso, nuestro sueño siempre fue cruzar el océano pacífico y cantar en España. Y ahora, aquí estábamos, corriendo por las calles oscuras.

–Ven, ven conmigo, quiero que veamos el amanecer juntas.– su mano no soltó la mía en ningún momento. –He visto que desde un hotel... que no recuerdo su nombre, pero está a cuatro calles de aquí... He visto en Instagram que desde la azotea se ve hermoso el amanecer.

Su voz estaba agitada, aún así no disminuyó el ritmo de sus pasos. Habíamos salido la madrugada anterior, luego del concierto, razón por la cuál mi cabeza palpitaba con cada paso que daba detrás de Poché.

–Espera... Me he cansado ya.– hice que se detuviera.

–Vamos, Calle. No podremos ver el amanecer.– dijo con su voz de niña pequeña, cada vez que no quería hacer lo que ella quería lograba convencerme con aquellos ojos de cachorrito triste.

–Vamos, Poché.– alenté comenzando a caminar, esta vez teniendo pasos más lentos.

* * *

La semana en Madrid pasó rápido, entre entrevistas, presentaciones televisivas y de radio. Un par de noches, Poché entró a mi habitación con Lau y ésta tuvo que huir al cuarto de su hermana.

Una noche hablamos hasta casi el amanecer, no recordaba cuál fue la última cosa que salió de mi boca o la suya, sólo sé que al despertar su rostro estaba escondido en mi cuello, su brazo rodeaba mi cuerpo y la mitad del suyo estaba sobre el mío, como si quisiera fusionarse a mí.

–Has despertado.– su voz ronca dijo. –Lo sé porque los latidos de tu corazón aumentaron de repente.– su rostro se movió, desde abajo, sus ojos parecían mirarme con admiración. –Eres hermosa, Calle.

–Te amo, Poché.– solté. –Te amo infinitamente.

–También te amo, Calle.– una pequeña sonrisa se posó en sus labios.

«Y perdimos la vergüenza y las llaves
Desmontamos cada calle del revés»

–Te amo, Calle.– susurró en mi oído mientras sus piernas temblaban.

Nuestras respiraciones parecían agotarse, y mis pulmones buscaban más oxígeno el cuál tomar.

Había sido una noche maravillosa, dónde aprendí como hacerle el amor a Poché. Dónde me di cuenta que estaba completamente perdida y entregada a ella.

«Me pusiste la luna en las manos
Te gané sin temblar de un asalto»

–¿Te imaginas? Una casa grande con un par de cachorros, hijos y... ¿felicidad plena?– dije mirando el horizonte, dónde el sol se ocultaba.

–Calle, tendremos nuestra casa... Algún día.– susurró sus brazos me rodearon desde atrás y sentí como dejó un beso en mi cabello. –Pero primero tendremos un departamento en Los Angeles.

Asentí. Primero tendríamos un departamento en Los Angeles.

«Nos rompimos el alma en pedazos
Me reclaman los años si no estás aquí»

–No, Daniela, no puedo seguir con esto. Estoy cansada, ahora sí estoy cansada de huir, de esconderme.

Actualidad.

Y me niego a borrar los mensajes, prender fuego a la casa no sirve. El amor cambia, nunca se extingue; cualquier día la lluvia nos vuelve a sentir.canté dejando que los recuerdos de los últimos años sin Poché llegaran a mí. Mi voz se rompió un poco, aún así seguí.

Y en el fondo yo sé que esto no se acaba aquí, cualquier día la lluvia nos vuelve a sentir. Sentir con la miel en los labios.– terminé de cantar, sintiendo como me liberaba poco a poco de todo.

Los aplausos no se hicieron esperar, así que sólo abrí los ojos para ver a todos, aunque las lágrimas impedían hacer eso con claridad.

[RESUBIDO] Enamorada de una Estrella [CACHÉ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora