Volvimos a gorrearles la cocina a los chicos. Esta vez habíamos comprado una lasaña para cada uno de esas precongeladas para dos comensales, que prácticamente era una porción para un solo comensal porque te quedabas con hambre. ¡Vaya por Dios! Llevamos aquí dos días y estamos comiendo artificial. Tendré que optar por gastar algo más de dinero y meterme en el estómago algo más fresquito y hecho al instante.
La mía era vegetal. Bego ya estaba acostumbrada a que hiciera alguna que otra comida de estas aunque no fuera vegana. El cuerpo se tenía que cuidar, aunque, por supuesto, no con comida así de salsa. Pero en fin...
—¿Y eso está rico? —quiso saber Saúl.
—Sí.
—Para mí, mejor con carne. No soy una vaca para comer hierba.
—Ni un conejo —lo apoyé.
—¡Oye, dejadla en paz! Comer verduras no es tan malo.
—A ver Bego, que no la estamos criticando —se indignó Saúl.
—Pues no lo parece —continuó defendiéndome.
Yo opinaba lo mismo. Entre la cara de asco que ponían mirando hacia mi plato, y semejante indirecta, me parece que era toda una crítica formal muy, muy directa y sin cortarse.
—¿Me dejas probar?
Abrí los ojos al máximo, flipando. ¿De verdad que Víctor la quería probar?
—Claro. —Acerqué un poco el plato hacia él para que hundiera el tenedor y se llevara un poco para probarlo. Lo observé mastica, levantar la mirada hacia el techo como pensativo. Luego me miró, con una sonrisa.
—No está tan mal. Aunque soy más de carne —se sinceró.
—¡Di que sí, chaval! ¡Los carnívoros al poder! —lo apoyó Saúl, levantando el cuchillo y el tenedor, emocionado. Víctor sacudió la cabeza, divertido—. ¿Dónde queréis que vayamos luego?
—Donde queráis.
—La hora de la cena ya nos la pillamos —adelantó Víctor, entrándome unos calores tremendos. Lo observé con vergüenza.
—La hora de la cena está... ¿qué significa eso?
—Que cenaré a solas con Estef.
Enseguida, dos pares de ojos se claavaron en mí esperando algún tipo de explicación. Elevé los hombros haciendo ver que estaba tan perdido como ellos, aunque no era verdad.
—¿Cuándo decidiste eso?
—Saúl, ¿qué más te dará? Te doy opción que a que tú y Bego también cenéis a solas.
—Ya. Pero...
Begó me miró con la boca abierta.
—¿Cuándo ibas a contármelo?
—¿Cuándo querías que te lo contara hasta que no lo supiera?
Víctor se calló la parte en que ya lo habíamos planeado los dos con antelación. Se dio cuenta de que podría alguien cabrearse.
—Ah... entiendo. Pues nada —trasladó su mirada hasta Saúl—; tú y yo ya tenemos planes esta noche.
Este esbozó una risilla malvada.
—Guay.
Evité soltar cualquier comentario, al igual que hizo Víctor. Ya os habíamos sincerado. Comeríamos juntos, pero cenaríamos por parejas, separados. ¿Solos? Creo recordar que me puse límites sobre nuevas emociones relacionadas con el corazón? Ahora, la traidora era yo. Me estaba traicionando a mí misma.
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Cupido se volvió loco (Por editar)
Storie d'amoreTras la ruptura de Estefanía con Juanma, ella tiene que rehacer su vida de modo que cualquier ápice de su existencia, en ella, no la limite a volver a amar. Sin embargo, Cupido se volvió loco. Y su nuevo amor la sorprenderá. Eso, mientras su mejor a...