Capítulo 12

1.1K 101 20
                                    

Ben's point of view.

Un portazo me hizo despertar de mi sueño donde se repetía el día que abandoné a Liberty. Abrí los ojos y lo primero que vi fue a Jeff con un extraño brillo en los ojos, no sabía si era furia, decepción o impotencia, a lo mejor eran las tres cosas a la vez.

- Eh, Ben, despierta.- Jeff se sentó en mi cama y yo me incorporé un poco nervioso.- Tenemos que hablar.

- ¿Sobre qué?- tragué saliva, el sueño se me había ido de golpe y el miedo invadió mi cuerpo.

- ¿Sabes? El viejo me ha dicho que el pequeño Matthew- al oír mi antiguo nombre volví a tragar saliva de nuevo más aterrado- no está muerto.- Jeff me miró fijamente.

Mierda, mierda, mierda, él lo sabe, Slender se lo dijo.

- ¿Ah, sí? ¿Sabes dónde está?- pregunté disimulando el terror.

- No, colega... Slender no llegó a decirme mucho, solo que ese bastardo estaba vivo. Pero cuando le encuentre, lo mataré -sonrió y yo abrí tanto los ojos que casi se me caen.- Eh, tranquilo... No tendrás que ver su muerte, -soltó una carcajada.- pero si Liv te dice algo de él, no dudes en informarme.

-Eso está hecho...- miré las sábanas de mi cama perdido, sonriendo.

-Se te ve cansado, me voy para dejarte dormir un poco más. Adiós pequeño Ben.- me revolvió el pelo y se fue bastante alegre.

En cuanto oí que se alejaba, corrí al retrete para liberar toda la tensión que se me había acumulado en la visita de Jeff. Me limpié la boca con el dorso de la mano y después me la enjuagué. Me miré en el espejo y me vi más blanco de lo normal, como si estuviera muerto... Claro que lo estaba. Ya no era Matthew el chico sonriente, amable de pelo castaño y ojos verdes; ahora era una copia de Link muerta. 

Me pregunté si podría decirle algún día a Liv que sobreviví a ese accidente, si podría contarle la verdad, que yo era su mejor amigo, un completo egoísta que la abandonó y simuló su propia muerte para aún así morir a manos de su padre.

La verdad es que no pude dormir y todavía quedaban dos horas para el ataque así que decidí salir al lago a despejar mi mente. Al llegar me senté en el suelo cubierto de piedras y miré el agua que se movía con tranquilidad, cogí una piedra y la tiré lo más lejos que pude.

Uno, dos, tres, cuatro y cinco rebotes dio hasta sumergirse en el fondo.

-¿Tú tampoco puedes dormir? - la voz de Sally me hizo dar un repigno, me giré y sonreí.

- La verdad... No.

- ¿Estás nervioso por el ataque? - se sentó a mi lado.

- No. -miré hacia  el suelo, noté como me temblaba la voz.

- Hey Ben...- me cogió la mano y noté cómo las lágrimas me resbalaban de nuevo.- ¿Quieres contármelo? 

- Sally, creo que estoy deprimido...- me limpié las lágrimas con la mano que me quedaba libre.

Sally miró el agua por un rato, después me miró a mí con ternura.- Cuando estás deprimido todo es por el agua. - la miré un poco extrañado.- Sí, se que suena algo raro... pero, trata de escucharme ahora. Imagínate que eres un barquito de papel y estás en el fregadero flotando. Algunas gotas de agua caen del grifo pero no pasa nada porque el agua sigue fluyendo. Un día, por cualquier motivo, el tapón se cae y se desliza por las paredes metálicas hasta llegar al sumidero. Y como por arte de magia, todo deja de parecer lo mismo. Al principio parece que no es para tanto. Es casi imperceptible ver que el agua se va acumulando. Tú flotas y flotas, y ni te preocupas por lo que te espera. Hasta que un día... el agua que cae poco a poco, termina por absorverse en tus pliegues de papel. Y cuando te das cuenta, es demasiado tarde. No puedes navegar hasta la orilla. Y te hundes. Desesperadamente, intentas quitar el tapón para que el agua vuelva a bajar, pero lo cierto, es que tu propio barquito se queda taponando el sumidero. Y ahí está el problema, cuando estás deprimido, estás en ese punto. El sumidero es el tiempo. Tú eres el barquito. Y el agua son todos tus problemas. Te interpones entre tus problemas y la solución y aunque quieras salir, no puedes. Porque lo cierto es que la presión del agua sobre ti, es demasiada. Y eso te hace... imposible de imaginar que estás en un submarino o algo así, y dejar que todo pase. En un momento desesperado, puedes tratar de llamar a alguien y te saque de ahí por la fuerza, pero tus pliegues están demasiado mojados, si tratan de sacarte de ahí por la fuerza, te deshacerías. Acabarías hecho trizas de papel. Y ya no volverías a ser un barquito nunca más. Cuando estás deprimido, miras la superficie desde lo más profundo de tu alma... y desgraciadamente... No ves nada. Cualquier solución en ese sumidero es mala. 

Miré a Sally totalmente sorprendido, ese razonamiento no era propio de una niña de diez años; pero Sally no era una niña normal, ha tenido que madurar muy rápido y la realidad le ha golpeado demasiado pronto.

- Bueno, después de esta reflexión... ¿Me contarás lo que te pasa?- ella me dio un golpe en el hombro amistoso y sonreí incoscientemente.

Suspiré y le conté todo, mi verdadera identidad, mi vida con Liv, mi huida con mi madre a Alaska, mi historia ya la sabía así que no me hizo falta contársela y la visita de Jeff.

- Ben, tranquilo, no dejaré que nadie te haga daño, aunque sea Jeff.- se golpeó el pecho como un chico cuando hace una promesa y eso me pareció bastante gracioso.

- Sally, ¿desde cuándo has cambiado tanto?

- Todos me habéis cambiado un poco, no puedo permitirme ser la pequeña de aquí, no puedo ser la débil y a la que tenéis que defender porque todos tenemos un papel y no podemos interferir entre los demás. No quiero protección, ni que me tratéis como una niña. Quizá sea la única creppy mujer que hay, pero no quiero ser una carga para todos vosotros.

Sin pensármelo dos veces, la abracé. 

Nuestra pequeña Sally se ha hecho mayor.

[Daylight in Darkness] Ben Drowned (Green Book) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora