Capítulo 5 Liberty

1.4K 111 12
                                    

-¿Qué vas a hacer con eso, linda?- Jeff levantó los brazos, en muestra de que no me iba a hacer nada.

Arrugué la nariz poco convencida y tensé un poco más la flecha. Después de haber visto Los Juegos del Hambre, le pedí a mi madre que me comprara un arco y que me apuntara a clases de tiro con arco. A los seis meses ya era una experta y salía con mi abuelo y mi hermano a cazar cuando íbamos a su casa. Siempre llevaba dos conejos, y una vez vi a un ciervo, pero no le disparé ya que me daba mucha pena, era una cría que tenía mucho por vivir y no quería arrevatársela.

-Eh, vamos no voy a hacerte nada.- dio un paso hacia delante y me puse en posición para disparar.- Vale, vale, me quedaré aquí.

-El cuchillo, al suelo, ahora.- parecía un robot con voz autoritaria.- Tienes cinco segundos antes de que te meta esta flecha de titanio por el cráneo. Uno.

No soltaba el cuchillo.

-Dos.

Seguía sin soltarlo.

-Tres.

Me dedicó una sonrisa psicópata.

-Cuatro.

Dio un paso hacia mí, se agachó y tiró el cuchillo por el suelo hasta mí. Me agaché sin quitarle los ojos de encima y lo cogí. Dejé la flecha y el cuchillo en el carcaj.

-No me fío de ti, sonrisitas. Que te quede bien claro.

-Yo tampoco me fio de ti, zanahoria.- caminó hacia mí, mirándome fijamente, yo aparté la mirada hasta la ventana.

Espero que lo de apaciguar su deseo sexual no se lo tomara en serio.

-Mírame- dijo con voz fría.- Eh... ¿Liberty?

-¿Cómo sabes mi nombre?- le miré y me sobresalte al tenerlo tan cerca, diez centímetros nos separaban.

- Porque soy bastante listo, lo vi en tu buzón, idiota.

- ¡No me llames idiota!- tiré el arco y el carcaj al suelo enfadada y le agarré de la sudadera.

-Uooooooo- fingió estar aterrado.- Voy a morir, ¿cómo un asesino psicópata como yo puede competir con una cría de diecisiete años como tú? Perdería al segundo.- suspiré porque su sarcasmo era pésimo.

Le solté inmediatamente.- Lárgate de mi casa, ahora.

-No sin mi cuchillo.- su semblante frío acompañada desu sonrisa permanente me daban escalofríos.

-Sal de mi casa y lo tiro por la ventana. No me fío de ti.

-Eso ya lo dijiste.- sonrió notándose el recochineo.

Le di un empujón que le hizo caer al suelo.- ¡Lárgate de mi casa inmediatamente, maricón!

-¿Yo? ¿Maricón?- dijo mientras se levantaba.

-No sé por qué preguntas si sabes bien lo que hacéis Slender y tú todas las noches.- hice una mueca de desprecio.

-Sí, nos encanta hacer gritar a niñas como tú que vienen a molestar al bosque, nos encanta oír como piden piedad, suplican que las dejemos vivir, pero que sus voces quedan ahogadas en borboteo de su propia sangre, como intentan respirar pero poco a poco, el oxígeno las abandona provocando su muerte.- la última palabra era un susurro en mi oído, ¿cuándo se había acercado tanto a mí? ¿Y por qué no me ponía nerviosa?- Estás igual que el día que te conocí.

Esas palabras hicieron que el pánico inundara mi cuerpo. Una noche leí su historia y cuando me fui a dormir, noté su presencia pero estaba demasiado cansada como para gritar o hacer algo, así que me dormí. Al día siguiente no dormí, me senté en la cama esperando a Jeff, pero no venía. A las 23:59 decidí que la noche anterior esnifé muchos polvos pica-pica, apagué la luz y me metí en la cama. Pasaron cinco minutos en los que seguía despierta, cuando oí un "crack", luego otro y los ruidos se acercaron a mi cama. Noté cómo alguien me tocaba un pie por encima de la sábana y yo sobresaltada, di un repigno y me senté. Justo entonces, a la luz de la luna vi el rostro blanquecino, la sonrisa tallada permanentemente y su sudadera llena de sangre todavía fresca de Jeff the Killer. Debí haber gritado, debí haber pedido ayuda, salir corriendo o dar la satisfacción a mi invitado de verme asustada, pero no lo hice, en vez de eso, me quedé mirándolo fijamente, analizando cualquier movimiento que hiciera. Vi como se sentaba en el extremo de mi cama, supongo que haciendo lo mismo que yo. Así parasaron una, dos, tres... Hasta diez noches donde no dormía, sólo miraba como Jeff entraba por mi ventana y se sentaba en el extremo opuesto de mi cama de donde estaba yo. Admito que era raro, pero supongo que con los ojos teníamos conversaciones sin saberlo, yo no tenía la necesidad de hablarle y él tampoco, hasta que un día abrió la boca y dijo:
- ¿Por qué no me temes?- su voz era apenas un susurro que por suerte alcancé oír.
- No lo sé, ¿por qué no me matas?- pregunté un poco más alto.
- No lo sé.- repitió imitándome.
En ese instante suspiré y me dejé caer boca arriba, giré a mi izquierda y me sorprendió ver unos ojos azules mirándome fijamente.
-¿ Vendrás todas las noches?- murmuré.
- Lo intentaré, linda...- dijo en el mismo tono.
Sonreí, era la primera vez que una persona que no fuera mi madre me llamaba linda. Noté cómo me ardía la cara, menos mal que estaba oscuro y no podía verme sonrojada.
-¿Puedo cogerte la mano?- pregunté tranquila, no me daba vergüenza preguntar esas cosas.
- Claro, Liv.- me cogió la mano y entrelazó los dedos. Al instante me sumergí en un sueño profundo.
Durante muchos meses nos pasábamos hablando de todo y nada, jugando a la consola... Jeff me enseñó a dibujar, me contaba chistes, me insultaba en broma y yo le devolvía los insultos, me encantaba que viniera todas las noches, daba igual que sólo pudiera dormir unas pocas horas o apenas ninguna, solo esperaba a qué fuera medianoche para que Jeff viniera a hacerme compañía. Sabía que hacerme amiga de un asesino no era bueno, pero era muy simpático conmigo y divertido, me recordaba a Matthew cuando sólo hacía unos dos meses que había muerto en un accidente de tren. Hasta el día que dijo que ya no podía venir, porque tenía miedo a que las cosas entre él y yo se complicaran. Nunca entendí lo que quería decir con eso, pero no volvió a aparecer. Hasta hoy. Hoy entendí a lo que se refería.
- Jeff... Esa noche cuando me dijiste q...- me tapó la boca y lentamente me quitó la mano.
- ¿Ya te diste cuenta?- Jeff sonrió con un extraño brillo en los ojos.
- Ajá... ¿Jeff?- le miré a los ojos.
-¿Sí?
- ¿Me das la mano?
-Como en los viejos tiempos, linda.- me agarró la mano y con el brazo que tenía libre me abrazó por la cintura, con el mío le abracé por el cuello.
-Te extrañé.- dijimos los dos a la vez.

___________________________________________________________________

Una cosa que seguro que pensáis que es un error, pero voy a explicar:

Liberty tiene memoria PEZ, muy de PEZ, y no se acuerda que Jeff y ella habían sido amigos. Lo sé, es raro, muuuuy raro, pero yo hice a Liberty con memoria pez y con memoria pez se va a quedar. Volviendo al tema que nos interesa, por eso le preguntó quién era, y cuando Jeff le dijo que sequía siendo igual que siempre, una tuerca de su cerebro volvió a arrancar y BUM! Flashback.

Ahora que me doy cuenta... estoy escribiendo demasiados Flashbacks. Bueno, así la historia queda larga y el que venga nuevo dirá: Hostia! Doscientos capítulos. (como hagan un libro sobre esto muero, mueren los que tengan que hacer el libro y moriréis todos, porque sí xD)

Bueno, eso es todo!!

Un abrazo!!

Sam.

[Daylight in Darkness] Ben Drowned (Green Book) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora