Prólogo

1.5K 107 55
                                    

La superficie del suelo golpeó su cuerpo, sus huesos temblaron dentro de él y un dolor se extendió en la zona de su pecho y brazos, podía jurar que casi no sentía sus piernas. Dio una bocanada de aire mientras a rastras trataba de alcanzar su serrador, sus manos temblaban a causa de la adrenalina y su garganta ardía por cada inhalación que soltaba debido a la falta de aire en sus pulmones.

—¡Mierda!— soltó como un chillido de súplica al sentir algo enredarse en su tobillo y jalarlo con él, movió sus manos en vagos intentos de clavarlas en el suelo para sostenerse, en vano, su entumecido cuerpo seguía arrastrándose contra su voluntad por el suelo, hasta que, finalmente la criatura lo elevó para extenderlo frente a sí mismo, apreciando a quien se había convertido en su bocadillo.

—¡Krel!—Escuchó en unísono los gritos preocupados de Tobías y Eli, se removió levemente dentro del tentáculo que lo sostenía, nuevamente sin tener mayor reacción fuera que el enojo y la desesperación en la criatura, la respiración comenzó a faltarle de nuevo, esta vez sin mayor pista de volverla recuperar, su mirada se nublaba al tiempo en el que su cuerpo se contraía.

Poco a poco sintió como el tentáculo se aferraba cada vez más a él, apretando su cuerpo en aumento por cada segundo que pasaba para triturarlo y poder digerirlo mejor; desesperado se removió nuevamente con la ansiedad consumiéndolo al tiempo en el que sus huesos parecían empezar a doler al punto de casi romperse, las lágrimas se hicieron presentes en sus ojos y se resbalaron de sus mejillas al apretarlos con fuerza sin poder soportar el dolor que le inundaba.

Antes de que su carnaval de tortura llegara a su fin un sonido en seco se escuchó, tras de eso, Krel solo pudo sentir cómo su cuerpo dejaba de ser presionado y como caía junto con el tentáculo que aún le rodeaba, pero sin ejercer fuerza, impactó nuevamente contra el suelo; tosiendo se acomodó sobre sus brazos inferiores mientras su mano superior izquierda se paseaba por su pecho y la otra restregaba sus cabellos, dio media vuelta sobre su lugar quedando boca arriba, buscando su serrador con desesperación al tener todavía presente el mareo por la falta de oxígeno, su cuerpo estaba cerca de ceder ante la pesadez que le obligaba a permanecer quieto en su lugar.

Estaba cansado, adolorido y mareado. Con dificultad se puso de cuclillas e intentó pararse, su cuerpo tembló de nueva cuenta al haberse reincorporado demasiado rápido, dejándose ir nuevamente al suelo cuando el dolor se extendió nuevamente por sus muslos, sin embargo, antes de poder caer, un par de brazos delgados le sostuvieron de su cintura y a duras penas logró mantenerlo de pie.

—Krel, ¿Te encuentras bien?, Krel—Reconoció la voz como la de Eli, asintió y en con las fuerzas que aun le quedaban se alejó de él, irguiéndose en su lugar por voluntad propia. Intento caminar, lográndolo a un paso lento mientras cojeaba, al ubicar su serrador en una esquina de la alcantarilla, se acercó a él saltando a duras penas con el dolor de los calambres pulsando en lugares demasiado específicos, tan horrible como si miles de agujas se adhirieran ellos, entrando de manera precisa y directa.

Cayó de rodillas frente su arma, tomándola del mango, apoyándose luego en el suelo en busca de respiro, miró a su alrededor viendo a Tobías con su martillo intentando atinar a la criatura, gateando se acercó a su lado, tomó con fuerza el aparato y transformándola en un arma de fuego, apuntó, dando certeramente en el ojo de la criatura (y el único); se dejó caer una vez más cansado mientras su compañero se encargaba de la situación.

"Vamos Krel, los entrenamientos con Varvatos tienen que servir de algo, aguanta solo un poco más"

Se dijo a si mismo al tiempo en el que se erguía sobre su lugar, tomando la manga de su serrador con fuerza mientras este tomaba la apariencia de una espada, soltó un ultimo suspiro y luego partió hasta donde la criatura permanecía enojada, removiéndose en el agua de las alcantarillas con sus seis tentáculos restantes intentando capturarlos; esquivo unos cuantos, para luego saltar sobre uno y enterrar la espada por el cuerpo de la bestia, la cual si bien no era tan grande, tenía la suficiente fuerza como para aplastarlo con solo un tentáculo.

·ᴄᴏᴍᴘᴀᴛɪʙʟᴇs·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora