✨Beso sabor a chocolate II

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Había pasado un buen rato, desde la última vez en que vi a Hanji, no pude encontrarla en el jardín o la piscina y, ya que Mike estaba de lo más feliz platicando con sus amigos del club, debo buscarla por mi cuenta, quizás este en la sala o tal vez en la cocina, no quisiera admitirlo pero, el hecho de que tenga esa quemadura es algo que aún me tiene preocupado, lo mejor será ayudarla a tratar esa marca.

Iba cruzando la sala, cuando finalmente a lo lejos puedo verla en la puerta principal, para mi sorpresa estaba recibiendo a un chico rubio alto, quien vestía de forma bastante elegante, realmente no sé si se trata de uno de sus invitados o quizás de Mike, en todo caso no es como que pueda acercarme tan casualmente para preguntarle ¿Quién eres?, eso sería algo extraño y además no parece que ella este incomoda a su lado. Estaba por irme nuevamente al jardín, cuándo veo que ese tipejo se atrevió a besar de lo más tranquilo la mano de Hanji.

¿Quién rayos se cree que es para hacer eso? Y lo peor es que, esa chica tonta no está haciendo nada para detenerlo, quizás no sepa que hacer. Sé que no debería intervenir, no soy su novio, como para tener tal derecho... Pero si se trata de ella, es algo que no puedo evitar. Antes de siquiera poder meditarlo, ya estaba junto a ellos.

- Oi Hanji ¿Qué está sucediendo?

En cuanto escucho mi voz, ella de inmediato recupero su mano y de la forma más sencilla, decidió presentarnos.

- Levi, él es Erwin Smith y Erwin, él es Levi Ackerman.

- Es un gusto conocerte Levi.- dijo el chico rubio, mientras extendía su mano derecha, realmente no quería estrecharla, no soy un fanático del contacto físico con otras personas y en especial con desconocidos, es solo que al ver la expresión tan ilusionada de ella, es algo que no podría evitar.

- Gracias, es bueno conocerte.- dije tratando de sonar lo más educado posible, mientras estrechaba fuertemente su mano, a lo cual él también regreso ese gesto, tiene más fuerza de lo que parece.

- Erwin es amigo de Mike.- Mencionó Hanji, terminando con la tensión del momento, provocando que soltará su mano.- Erwin, si quieres puedes dejar tu saco, en el armario de invitados, está al fondo a la derecha, antes de llegar al baño.- agregó ella de la forma más amable posible, a lo cual él asintió con su cabeza para seguir sus indicaciones.

- Por lo cercano que se comportó contigo, creí que Erwin era tu amigo.

- No lo es, pero podría llegar a serlo.- Mencionó, después de mostrar una bonita y amplia sonrisa.

¿Qué se supone que significa eso?, No tuve tiempo de cuestionar debido a que Erwin ya había dejado su saco en el armario. Enseguida Hanji comenzó a guiarlo por el jardín, disminuí mi caminar, algo que de inmediato fue notado por ella.

- Vamos Levi, no te quedes atrás, tenemos mucho que disfrutar.- dijo eso bastante animada, mientras me tomaba de la mano.
Nuevamente era capaz de sentir esa sensación del calor que desprende su piel, a decir verdad era algo que estaba disfrutando. Y al sentir esa unión tan especial, mi cuerpo comenzaba a relajarse, no me importaba sentir la mirada de los demás.

- Ya puedo ver a Mike desde aquí, gracias por guiarme.- dijo ese rubio elegante, para caminar en dirección de nuestro amigo, quién en cuanto lo vio, debido a su gran emoción le dio un abrazo tan fuerte, que incluso pudimos escuchar el sonido de sus huesos, siento pena por él, pero igual se lo merece.

Finalmente estaba solo con Hanji, caminamos hasta llegar a una de las mesas de los bocadillos, en dónde escogeríamos algo de nuestro interés. Tomando para ello un pequeño plato, el cual era eco amigable, así como los cubiertos. Ella optó por las bolitas de cordero crocante, mi selección fue una de las costillas a las cuales durante su preparación les retire los huesos, no podría soportar la idea de que los huesos fuesen tirados al pasto o los colocarán entre las flores.
Como sea, mi atención estaba dirigida hacía alguien mucho más importante, el mirarla a ella tan de cerca, poder contemplar no solo lo linda que se veía, lo singular de su vestimenta y como esas pequeñas alas de la libertad desprendían una sensación bastante nostálgica y agradable en mí cada vez que las veía.
Pero lo más satisfactorio es que ella parecía estar disfrutando de mis platillos o por lo menos eso podía suponer, al contemplar esos preciosos ojos almendrados que desprendían un brillo especial, cada vez que comía algo.

Destellos de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora