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Pasaban los días, y no había ni rastro de Tracy. Era la primera vez que invitaba a salir a alguien, no sabía si era normal que sus tiempos para decidirse fueran tan largos, me refería a casi una semana. Empezaba a creer que sólo me ignoraría como si nunca hubieramos tenido una charla, era más fácil de creer para mí, a pesar de que me colocaba en una situación donde me veía obligado a esperar por alguien que no sabía si llegaría. Dudaba en si escribirle para consultarle sería ser muy pesado, así que no haría nada y dejaría que, si ella quería pasar tiempo conmigo, me lo dijera. Ya había hecho mi parte, quizás era cuestión de esperar un poco más.

- Son cuatro mil ochocientos wons.

Saqué de mi billetera el dinero, lo conté y le entregué al cajero del supermercado lo que costaban algunas cosas para merendar y para la cena.

- Gracias, tenga un buen día.

Reverencié ligeramente, devolviéndole el saludo. Tomé ambas bolsas y salí del lugar, viendo cómo las puertas corredizas se movían al acercarme. Coloqué mis gafas de Sol por el fuerte brillo que deslumbraba la siesta luego de haber estado todo el día dentro, caminando de regreso a casa.

Al llegar no pude darme cuenta por el ruido del plástico y mi campera, sino hasta cruzar la puerta de entrada, que mamá y Hyojong estaban discutiendo.

- Hola, Jimin. - Dijo por obligación y con desgano, inmediatamente volviendo a ver al niño. - Como dije, ¡ya, te vas a tu cuarto!

- Lo siento, porfa, quiero ver el final. - Sonrojado por su expresión de tristeza.

- Hyojong, cuento hasta tres. Uno.

Le vimos ir y encerrarse rápidamente en su habitación, sorbiendo la nariz. Apoyé las compras en el suelo, algo impactado.

- ...¿Qué pasó?

- No deja dormir, sabe que su padre y yo venimos cansados del trabajo e igual pone el volumen de la televisión fuerte. ¡Qué niño, uish!

Para su edad, era buena berrinchando. Me sentía mal por mi hermano, se fue a punto de llorar. ¿Qué tan fuerte pudo ponerla, sabía que iban a dormir? No sabía cómo habían sucedido los hechos en realidad, pero creía que mamá exageraba un poco.

- Bueno, ma, ¿no crees que te excediste? tiene ocho años. - Intentando no sonar ofensivo, y al ver su reacción, sabiendo que podría haber sido mejor quedarme con la boca cerrada.

- ¿Tú también? - Suspirando con fuerza, alzando los brazos al cielo. - ¿Qué hice mal? Mira, hijo, no me hagas enojar más porque no tengo paciencia.

- Disculpa...

Se detuvo a media vuelta antes de marcharse. Tenía miedo. Pero estaba aguantándomelo todo por meses, era hora de hablar.

- ¿Qué hiciste mal, preguntas? - Giró. - Hacemos nuestro esfuerzo, tanto Hyonjong como yo. Él no aguanta verte mal, siempre que te nota estresada se queda contigo e intenta hacerte reír o distraerte con otras cosas. Es muy inocente, no merecen que lo griten así por algo que está claro que no hizo intencionalmente. Y yo, me desvelo, me dedico como un desalmado a los estudios para que puedan enorgullecerse de mí, dejando de lado tantas cosas y a mis propios amigos, cuando podría estar pasándola bien como cualquier chico de mi edad. Yo... la paso muy mal a veces, y nunca me quejo porque pienso que ya tienes muchas preocupaciones en la cabeza, si intentara decírtelo... - Bofetada. Resonó y me dejó paralizado.

- Maleducado, ¡lo tienes todo, lo tienen todo! ¿O no ven a las empleadas yendo de aquí para allá todos los días? Tienen la vida fácil, su única exigencia es estudiar, lo tienen hecho. ¿Qué tan difícil puede ser? Yo sí me mato en el trabajo, seis horas cinco días a la semana, a veces seis, llena de números, de cuentas y gente que no soporto, para mantener esta familia.

Sus palabras... describían perfectamente mi situación, simplemente no podía no comprender, se negaba a hacerlo.

- Deberías estar agradecido.

Se fue, no la miré a los ojos, no le moví ni un milímetro hasta unos segundos después de escuchar su puerta cerrarse. Quedé pensando, decepcionado a la vez que apenado de que las cosas tuvieran que ser así. Quería mucho a mamá, pero estaba tan furioso que me entraban ganas de poner el volumen de la tele el doble de fuerte. Por más inmaduro que sonara, y que no era la forma de resolver un problema. Suspiré, llevándome la mano a la nuca y pasando mis dedos entre los mechones de cabello, así cabizbajo pude recordar las bolsas de las compras, que tomé para ordenar lo que había traído.

Mientras lo hacía, quise saber cómo estaba Hyojong, pero si iba a verlo y estaba llorando como creía, lo incomodaría.

- Uf. - Tomé mi teléfono y le escribí preguntándole también qué había pasado. Esperé un minuto y volví a dejarlo sobre la mesada para lavarme las manos. Vibró, tres veces. Me sequé con una servilleta que usábamos especialmnte para eso, para leer el mensaje. Creía que sería él, pero era... Tracy.

Me recorrió un escalofrío, tragué saliva nerviosamente. Me escribió, ¡al final lo hizo! aunque no debería celebrar antes de llegar a la meta, no leía aún lo que había dicho. No quería leerlo, a la vez que ansiaba por hacerlo. Sonreí mordiendo mi labio inferior y sin abrirlos, desde mi pantalla de bloqueo los leí. Ella se estaba disculpando por tardar y quería salir conmigo, hoy. ¡No puedo creerlo, conmigo! Pensaba que no le daría oportunidad a chicos que no fueran apuestos, altos y populares, en fin, en un disque nivel social como el suyo. Estaba emocionado, no sólo por el hecho de que fuera la chica que me gustaba, sino porque era la primera vez que alguien me aceptaba, y fue alguien que lucía tan inalcanzable.

Jungkook dijo que si una chica tardaba demasiado en responder, que al menos la hiciera esperar un poco también, o parecería chico fácil. Así que durante alrededor de diez minutos, porque no pude aguantar más, estuve sin hacer nada más que pensar en cómo hablarle, sentado en la silenciosa pero destranquila cocina.

Obviamente accedí a vernos.

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⏰ Última actualización: Aug 22, 2020 ⏰

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All in my life are you ›› YoonMin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora