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8 meses después...


No soporto los píes, no soporto la vida, no soporto esto. Estoy acostada con Camila dándome un masaje en los píes.

-Yo creo que comprar una casa es necesario- dice ella mientras coloca más crema mentolada en mis píes, pasa sus dedos por la planta del pie y se siente maravilloso. -¿Te duele mucho?- pregunta mientras no deja de hacer su trabajo.

-Medio, es que lo hinchado causa más fastidio- le respondo mientras leo lo que dice la crema que según Camila había comprado explícitamente para mi.

Recuerdo que le dije ve a la farmacia y compra un lubricante, y llego con esto, según porque ella vio más prioritario eso que un lubricante, ese momento causo la ira Jauregui pero ahora creo que siempre tuvo la razón.

Odio que siempre tenga la razón, pero es lo que hay en mi vida y me encanta.

-Si, creo que es lo mejor, pero extrañare nuestro departamento- miro alrededor. Nadie puede creer que una mujer como yo, con tanto dinero pueda vivir en un apartamento cómodamente medianamente grande.

Pero es que cuando eres feliz algunas cosas no importan, lo que le ha molestado a Camila es que vivamos unos pisos tan arriba y lleva pensando que sea un poco complicado al momento de salir y dar a luz.

Estos meses han sido maravillosos, los vómitos desaparecieron al segundo mes al igual que los mareos, luego llego la inseguridad que Camila siempre me las quitó, aunque admito que a veces lo hacía adrede para que me cogiera duro contra el muro.

Ella investigo por si sola si podía tener relaciones conmigo embarazada y creo consiguió paginas buenas porque esa noche vi las estrellas, el universo y el agujero negro. Fue maravilloso, bueno y los meses siguientes también me pareció alucinante, pero ya en los últimos meses nos hemos aguantado, no porque no quiera sino porque es por seguridad.

Tener dos niños en el vientre no es fácil, y si Camila logró que tuviera dos muchachos al mismo tiempo ¿Como? No lo sabemos, pero aquí tenemos a unos hermosos morochos como futuros hijos.

Una hermosa niña y un hermoso niño, es por ello que Camila quiere mudarse a una casa más grande, más espaciosa en donde podamos tener a los niños, un perrito y una cerca blanca con jardín.

-Pero...- mis palabras quedan a medias cuando Camila se acuesta a mi lado.

-Ya tengo la casa, solo quiero tu aprobación- dice mientras acaricia mi cabello y su otra mano mi barriga ya inmensa.

-¿Aun me amas?-  preguntó apoyando mi cabeza en su hombro.

-Como la primera ves que te vi cuando me escondí detrás de mi madre- contestó, aquello causo que mis lágrimas comiencen a bajar. Perdón esto sensible. -Aun recuerdo cuando te sentaste con tu súper personalidad a comer junto a mi- la escuchó mientras limpia mis lágrimas.

-Si, aún recuerdo como estabas en silencio tomando el almuerzo- digo besando su pecho.

-También recuerdo que el día que te vi en la acera, quería cruzar y hablarte, pero vi a tu novio y creo que todo murió dentro de mi ese día- escuché lo que me había dicho, si recuerdo ese día, ese hombre fue un tiro al piso, lo peor que pude hacer en mi vida.

-Lo siento, se supone que el era el hombre perfecto según una de mis amigas, Lucy sabía que no lo era y que sabía ir detrás de ti pero ya sabes- comentó mirándola.

-¿Tienes hambre?- me pregunto, la veo levantarse cuando asiento en aprobación de mi hambre. Me ayuda a sentarme mientras camina hacía la cocina.

La Nerd (3era Parte) Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora