es su letra

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Él abrió la carta:

hueningkai, si estás leyendo esto significa que ya estoy a kilómetros de casa. Quiero agradecerte estos hermosos cinco años juntos y todas las metas que cumplimos. Te amo a mi manera y lo sabes. Sin embargo, ya no podía soportarlo. Todo era estática contigo, conmigo, con nuestra vida.

Estaba muriendo hasta que él llegó a rescatarme. Su cabello amarillo, su mirada traviesa y esa forma salvaje de amar, eran lo que necesitaba para recordar quién soy, para sentirme nuevamente vivo. Lo amo, como te amé a ti alguna vez. Lo nuestro ya no funcionaba, pues a pesar de conocernos desde hace mucho tiempo ya nos habíamos convertido en extraños. No éramos felices, al menos yo no lo era, debes entender y dejarme ir.

He tomado el dinero del banco y empezaré una nueva vida, espero que hagas lo mismo; puedes vender nuestro apartamento, encuentra a alguien más, alguien que sí pueda quererte como lo mereces. Kai, gracias por todo. Espero puedas entender.

Él cerró la carta, y disimulando las lágrimas de impotencia, se la devolvió al detective. «Sí, es su letra», dijo con esfuerzo.

Después caminó a través de la masa de oficiales y curiosos que se habían amotinado en ese punto de la ciudad. Avanzó con la melancolía sosteniéndole la mano, los edificios lo miraban, esperando que aquel muchacho se desplomara en cualquier momento.

Finalmente llegó a la banda amarilla: ahí estaba el chico al que amó por poco más de cinco años, tirado en la calle, con un orificio rojo en la cabeza. Hombres de saco gris le tomaban fotos mientras algunos oficiales recogían muestras del suelo con la cautela de un gato.

La rabia que le provocó la carta, ahora era una mezcla de lástima y amor desgastado que caía frágilmente sobre el cadáver de su pareja. Hueningkai se despedía en silencio, parado detrás de la banda amarilla, ignorando las preguntas en forma de disparo que le hacían las personas a su alrededor...

En las afueras de la ciudad, un auto avanzaba a gran velocidad. En el viajaba un precioso chico de cabello amarillo, con una maleta repleta de dinero, acompañado de otro joven pelirrojo portador de un característico hoyuelo en su mejilla derecha, quien llevaba una pistola recién usada.

 En el viajaba un precioso chico de cabello amarillo, con una maleta repleta de dinero, acompañado de otro joven pelirrojo portador de un característico hoyuelo en su mejilla derecha, quien llevaba una pistola recién usada

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