Para Rubius, la vida suele ser injusta.
Después de un accidente que le hace perder la visión, siente que su vida toma un nuevo giro.
Aún así, la vida le da oportunidades.
Vegetta, su compañero de aventuras, lo tiene en la mira, pero, ¿Será para pr...
¡Hola! Previo al capítulo, quiero dejar esta pequeña línea del tiempo que hice para guiarme en mi propia historia jsjs entiendo que después del último cap se ha vuelto confuso, así que preferí compartirla para que se guíen ustedes también :)
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Sin más que decir, ¡disfruten!
En el presente
Finalmente, los héroes de Karmaland lo habían logrado. Regresaron a su tiempo actual para detener el impacto de los meteoritos, y después de un inesperado encuentro cara a cara con sus yo del pasado, pudieron evitar la catástrofe. Había ido todo perfecto… excepto por una sola cosa.
Y es que se habían quedado sin uno de sus compañeros. Rubius se había sacrificado para llevarlos a salvo al presente, y no había manera de traerlo de vuelta. Para rematar, su amigo más cercano, Vegetta, se encontraba inconsciente y con graves heridas, que aunque las pociones de regeneración podían curar un poco, necesitaba un largo descanso.
Los chicos analizaron la posibilidad de realizar una ceremonia, en honor de su compañero caído en batalla, pero no encontraban la manera de organizarse. Esto lo sentían como una amarga derrota. Karmaland estaba salvado, ¿Pero a qué costo?
Unos dos días después, Vegetta logró despertar. A su lado estaba Willy, su viejo amigo, cuidando de él desde su habitación en el gran castillo flotante.
—¿Qué… qué ha pasado? —comentó el malherido, intentando incorporarse de su propia cama.
—Tranquilo. Han sido días… difíciles.
—¿Lo logramos? ¿Karmaland está a salvo?
—Sí… eso creo.
—¿Qué pasa Willy? ¿Lo logramos o no?
Hubo un silencio más largo de lo esperado. Willy solo intentaba evadir decir la verdad, pero no pudo resistirse.
—Es que… No sé si te acuerdes, pero Rubius… se sacrificó…
En ese momento, todos sus recuerdos llegaron de golpe a su mente. La misión por conseguir las gemas, meteoritos cayendo del cielo, él casi inconsciente mientras Rubius le ayudaba a escapar en bote… no podía creérselo. El capullo se salió con la suya.
Intentó contener las lágrimas, pues no quería parecer débil frente a su amigo. Pero gracias a su silencio se notaba que le dolía, que le causaba rabia no haber podido detenerlo, no haberse podido ni siquiera despedir de él. Este no tenía que ser el fin, no. Encontraría la forma de resolver todo este embrollo. Después de todo, era su culpa, le dijo que no cuando se arriesgó y viajó desde el futuro para pedir ayuda. Quizá, si tan solo quizá, hubiera dicho que sí… a lo mejor nada de esto habría pasado. La voz de Willy lo sacó del trance.
—Hey, entiendo que necesitas tiempo para procesarlo, así que te dejaré tranquilo, pero si necesitas compañía, los chicos y yo estamos realizando un altar en su honor, en el centro de la ciudad. Además, Merlon vio apropiado realizar una ceremonia en honor de él cuando tú despertaras. Todos estamos dolidos, pero lo menos que podemos hacer es recordarlo por su valentía.
